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HNO. VITAL

Nombre Civil: Astier Joseph Pierre.

Fecha de Nacimiento: 19/11/1880.

Lugar de Nacimiento: Saint-Flour-de-Mercoire — Dpto. de Lozère — Francia.

Fecha de Profesión: 02/02/1897.

Fecha de Defunsión: 09/10/1964.

Estable 1880 – 1964.
Nacimiento: 19.11.1880 — Francia.
12.12.1894: Junior en Saint Paul.
12.09.1896: Postulante.
02.02.1897: Toma de Hábito.
12.09.1899: Voto de Obediencia.
20.08.1903: Profesión Perpetua.
24.02.1906: Desembarca en Bs.As.
Actuación: En Europa ….. 8 Años.
En Argentina ….. 58 Años.
Celador ….. 2 Años.
Profesor ….. 16 Años.
Director ….. 18 Años.
Enfermero ….. 9 Años.
Ayudantías ….. 3 Años.
Retirado ….. C.4 Años.
Fallecimiento: +09.10.1964 — 84 Años — 69 Años de Vida Religiosa — 58 Años en Argentina.

ASTIER, Joseph Pierre, nació en Saint-Flour-de-Mercoire, Dpto. de Lozère. Sus padres eran agricultores. Sus nombres: Jean y Marie Anne MICHEL. En la fecha de confección de la ficha, ambos habían fallecido. Se deja constancia de una sobrina religiosa, Hna. María Rosalía, Trinitaria, residente en el Hospital de Voiron (Isère.)
En la cronología de los Hermanos de estos años, debiera figurar la profesión temporal como consta en la presente, como voto de Obediencia.

Sus Titulaciones:
—Título elemental del magisterio: Bs.As. 1926. E.Secundaria: Decreto de 1926 y Resol. —Ministerial de 1930: Botánica, Zoología, “Hg” (¿Higiene?), Francés, Ps (¿Psicología?), Lógica, Filosofía. Ver EdF., agosto de 1925, pág. 24.
En ECOS DE FAMILIA encontramos: “Ya completamente repuesto de la dolencia que lo llevara a la sala de operaciones, el domingo 2 de septiembre retornó a Luján el Hno., Vital. En opinión del Dr. Nolazco, “ha quedado como nuevo”; de lo que mucho nos alegramos.” Septiembre – octubre 1961, pág.80.

Poseemos muy buenas indicaciones de su ficha provincial en cuanto a lo que se ha leído hasta ahora. Por ECOS DE FAMILIA contamos con una vívida relación de su última enfermedad y dichoso tránsito, con el característico estilo juguetón que recordamos… pero nos falta el testimonio de algún Hermano que lo haya conocido y tratado. Hasta tanto tengamos este aporte primordial, me voy a permitir, en cierto modo “reconstruir” algo de su expresiva personalidad. Lo haré a partir de recuerdos dispersos que provienen del año de mi Postulantado, 1946. Ël era Director de la casa, Villa Marista de Anizacate. Formaba comunidad con los Hermanos Bajulus y Abel. Nos daba Francés y creo que también Biografías de nuestros primeros Hermanos, bajo el título, a veces un tanto menos glorioso en pronunciación, de Biographies de quelques frères.

Lo que me resulta más destacado, es su sencillez y su proximidad humana y fraterna. Nada en él que creara distancias. Pequeño y gordín, peladito, tal cual lo ves en la foto. Merodeaba sectores de plantas con su sombrero de género blanco, amplia ala, la parte delantera rebatida arriba de la frente. Con un delantal, y la infaltable tijera de podar en la mano derecha. A su particular encargo estaba el jardín circular, frente a la “casa de abajo.” Ya estaba en los 65 años. Nos explicaba elementos botánicos diversos. Conocía. Era tan bueno que nos permitíamos bromas como si fueran afirmaciones serias. Recuerdo que mostraba con admiración ramas redonditas de árbol talladas por el escarabajo torito, también llamado“ taladro “, con cortes casi totales, que presentaban dos conos unidos por un fino vértice. Alguna vez le dijimos que no era cierto, que alguien los había tallado con un cuchillo. “Pero no sea ignorante, hombre,” nos argumentaba. No dejaba alguna vez de darnos caramelos, al finalizar el trabajo.

Cuidaba bien la salud de los moradores de la casa. Se había muerto un torito colorado, al que llamábamos Bénder, por un exjunior de esa coloratura. El H. Bajulus, administrador de la casa, insistía en faenarlo para nuestro consumo. El H. Director se negaba: había riesgo para la salud de todos. Paseaban ambos por el patio interior, así que oíamos bien partes de la conversación, incluidos los dos argumentos mayores: Hno. Basilio: “Pero yo estoy encargado de procurar el alimento a esta casa, a todos.” Y el Hno. Vital: “ Y yo estoy encargado de la salud de todos.” Prevaleció su mejor criterio. Sus conocimientos y praxis de enfermería, hacían de él un enfermero capaz. Cumplía a perfección el oficio en nuestra casa de formación. Su fraterna alegría nos facilitaba el acceso a sus artes curativas.

El Hno. Abel (Guantay) había desarrollado un complejo de persecución. Vivía con capa y sombrero, encerrado. Un primer viernes, creo que el de octubre 1945 ,día 5 de mes, aprovechó que el Hno. Pablo Rafael, Maestro, estaba adelante en la capilla, acompañando con el armonio. Celebraba la Eucaristía el Padre Franz. Se asomó por la puerta trasera e hizo señas al H. Vital para que saliera. El Superior lo siguió hasta afuera. Desde la capilla oímos como si se estuviera golpeando a un perrito, gritos agudos. Era nuestro Hno. Vital, golpeado por alguien mucho más joven, más corpulento y fuerte que él. Vinieron a buscar al enfermo con personal munido de chaleco de fuerza. Nuestro biografiado quiso, algo así como al día siguiente, ir a visitar a su atacante. Lo disuadieron. Pero lo de Abel Guantay fue cosa grave. Debió posteriormente ser internado en Open Door, pueblo donde se halla la Colonia Dr. Domingo Cabred. Allí lo visitaba el Hno. Mariano. La congregación proveyó, a instancias de los exalumnos del Inst. Alvear, del cual a su vez lo era, para que fuera trasladado al Hogar San Juan de Dios de Luján, donde falleció. Al H. Vital le quedaron cicatrices en el rostro (recuerdo una importante en la nariz), pero absolutamente ninguna en su corazón fraterno y reconciliador.

El H. Maestro, de vez en cuando dormía un rato de siesta en la cabina bajo tierra, del pozo que proveía de agua a toda la propiedad. Era el lugar de los motores, y bastante húmedo. Quería convencerlo de que no era lugar sano. Y muchos conocemos la displicencia con la que Pablo Rafael argüía sobre cuestiones de salud. El argumento del H. Vital era expresivo, dicho con palabra inocente en Córdoba: “Pero se va a joder, hombre.” No sé si fue convincente. Claro que un recuerdo patente es lo bien que se entendían ambos. Sin por eso no discutir cuando hacía falta. Una vez la cuestión era el traslado o el plantar varios árboles en algún lugar próximo a la entrada o algo así. El Superior no lo veía como viable. El Maestro insistía. No había consenso. Entonces, éste finalizó con la idea de que el Superior sería cambiado y él no. Buen momento para ejecutar lo que proponía. El subibaja de los hombros de Vital fue manifestativo de la gran preocupación que eso le procuraría. En una charla, nos comentó un sucedido que protagonizó el gran Hermano Honoratus.

Siendo Director de la Casa San José, sobrevino inundación. Hemos conocido muchos la lentitud inexorable e ininterrumpida del río Luján, avanzando sobre la casa. En atardecer de aquel día, así progresaba amenazante su línea de avance. Con gran fe, el Hermano Director sacó una silla, que colocó en lo que ahora es el macadam. Sobre ella, depositó una imagen de la Virgencita de Luján, mirando hacia las aguas. Con su sonrisa pícaro – infantil, y haciendo ondear sus pequeñas manos hacia delante, nos hizo saber que, a la mañana siguiente, la imagen flotaba humildemente, mecida por el pequeño oleaje del agua lujanense…

En cuanto nos llegue algún escrito de elementos más densos, dejaremos de lado estas pequeñeces, pero por el momento valgan. Y la última, de valor: celebrábamos unas de las Bodas de Vida Marista del Hno. Vital, o algún aniversario vocacional, no recuerdo bien. Nos habló el, para nosotros, viejito. Contento, con su permanente humor y optimismo, plenamente feliz de su vida marista. Creo que era en el comedor. No sé qué dijo el H. Pablo Rafael para cerrar la cosa. No olvidaré una observación vital y máximamente vocacional que hizo presente: “Pregunten al Hno. Vital si está arrepentido de perseverar en la vida marista.” Nos era evidente que no estaba arrepentido…

Por 1953, más o menos, conviví con él en el Colegio Monseñor Rasore. Estaba supliendo a un Hermano de 2do grado, en trances quirúrgicos, si no me falla la memoria. El caso es que estuvo unos meses con nosotros haciendo el reemplazo. Ojo que frisaba los 73 años. Un humilde y cumplidor maestro de pequeños en Primaria y un gran cohermano. Allí supe que tenía un simpático sí que adecuado —y no usado— sobrenombre: “la lauche” (la laucha.) El ex Hermano Néstor Dionisio (Castaño), en la mesa le advertía que un gato había sido visto por el patio. Otra vez rascaba en la pata de la mesa ocultamente, y lo miraba a él. Aceptaba con su sonrisa inocente. Si hubiera que buscar una imagen de vocación marista en simpatía, ¡foto del Hno. Vital!

De la revista del Santuario de Luján, “La Perla del Plata “, extraemos lo que sigue. Apareció en el año XIX, abril 26 de 1908, núm. 953, Pág. 270.
Oh gloriosa y poderosa Virgen de Luján: Permítenos que en estos días de Pascua, unamos los acentos de nuestro profundo agradecimiento, a los triunfales aleluyas que repercuten en cielos y tierra en honor vuestro. ¡Oh Virgen amadísima! Desde que hace tres meses nos pusimos directamente bajo vuestra maternal protección, no habéis cesado de prodigarnos beneficios preciosísimos. Salimos de Europa bajo vuestra éjida tutelar y la travesía se realizó felizmente. Apenas desembarcados en tierra Argentina, os habéis dignado acogernos a la sombra de vuestro suntuoso Santuario, reservándonos por asilo una morada encantadora, un verdadero Edén y permitiendo que diariamente nos postremos llenos de alegría inefable, a los pies de vuestra milagrosa Imagen en el bendito Camarín. Felicidad celestial inunda nuestras almas cuando recibimos cabe vuestro Trono, todos los días, a vuestro divino Hijo resucitado.

Abril 18 de 1908 — Hno. Honorato, Hno. Vital:
Gracias, gracias, ¡oh tiernísima Madre! por todos vuestros preciosos beneficios. Y en acción de gracias por tantas mercedes, permitidnos cantar con todos los coros angélicos: Regina Coeli Laetare. ¡Aleluya! ¡Aleluya¡ ¡Alleluia! ¡Alleluia!

Nota Necrológica Publicada En ECOS DE FAMILIA:
Autor: Hno. Samuel Eutimio Merino, Septiembre/Octubre de 1964, Pág. 339.
Hno. Vital. El viernes 9 de Octubre, muy próximo a cumplir 84 años de edad, nos dejó nuestro buen Hno. Vital Astier. Un abultado cuadro de dolencias que iban desde la bronconeumonía y arterio esclerosis hasta un principio de leucemia, obligó a su traslado a la Casa de la Sagrada Familia el 31 de Agosto. De inmediato quedó bajo la atención médica del Dr.Santiago Fernández, antiguo alumno suyo en Luján, y a los cuidados solícitos del Hno. Fausto López, enfermero de la casa. Tres días después, y por consejo del médico, le fueron administrados los últimos sacramentos, que el querido paciente recibió con visible piedad y alegría. La gracia del sacramento, por un lado, seguramente, y la acertada medicación, por el otro, obraron el milagro de una reacción favorable, imprevista. Tanto que, burlando la vigilancia de sus enfermeros —ya eran dos, con el Hno. Mariano José— el poco menos que deshauciado enfermo de la víspera, se gastó el coraje de subir y bajar las escaleras de la casa en varias ocasiones, siempre en busca de la capilla, para satisfacer allí los reclamos de su devoción. Uno de esos descensos fue también para protestar ante el superior, por lo que él dio en llamar “el colmo de los colmos”, a saber: que no le permitieran bajar a la capilla para hacer sus visitas al Amigo, oír Misa y comulgar. Una obsesión le perseguía de continuo: “Que cuándo era la hora de la Misa”, “que cuándo le iban a traer la comunión”.
Eso preguntaba de día y de noche, a las horas más impensadas y a poco de haber comulgado. Los rosarios que desgranaba casi de continuo, eran evidencias externas de la rica vida interior que desbordaba su alma de niño.

Por eso, a nadie sorprendió la serena alegría que iluminaba su rostro en la mañana del 9 de Octubre, cuando recibió nuevamente el sacramento de los enfermos. Quienes presenciamos la escena,, no podremos olvidar fácilmente el ambiente de cielo que envolvía la cámara del querido paciente. Y qué decir cuando, al término de la ceremonia, quiso el Hno. Vital mostrar todo su agradecimiento a Monseñor Novoa con un expresivo ¡Gracias!, y al Hno. Fausto con un sonoro beso en la mano derecha.
Sólo faltaba una cosa, y también la quiso cumplir, pero siguiendo las normas de su estilo travieso y juguetón. Juntando las manos y dirigiéndolas hacia arriba, pidió, entre serio y socarrón, el correspondiente permiso para volar al cielo. Concedido que le fue, agradeció sonriendo y con un guiño de inteligencia, el favor concedido. ¡Cuán bien se cumplía aquí el dicho de la Escritura: “Preciosa es a los ojos del Señor la muerte de las justos”! Y cómo nos parecía oír, cual si viniera del cielo, el llamado divino: “Ven, siervo bueno y fiel, al gozo de tu Señor”.
Todavía tuvo ánimos para musitar su último rosario a las ll,30, a la Virgen de los Dolores, en compañía del Hno. Mariano. Después fue el avance lento, el arribo suave de la barca al puerto… Eran las 13 cuando nos dimos cuenta de que el Hno. Vital había volado al cielo, como un elegido, como un hijo fiel de María.

Desde tempranito, en el 4º año de existencia de la Provincia, encontramos un optimista mensaje de nuestro querido Hermano. Ecos de Familia, mayo 1924, p.4: “Desde Grugliasco. Por demás consoladoras y edificantes son las nuevas que nos mandan nuestros seis fervorosos novicios. Su salud es inmejorable y su aprovechamiento en virtud y santidad debe haber alcanzado a estas horas su punto culminante. El único sentimiento del H. Vital es de no haber hecho diez años antes sus ejercicios del IIº Noviciado, y en compensación parece dispuesto a pedir cinco meses más… Ponderan la unión estrechísima que reina entre los representantes de 16 provincias distintas que comprenden diez diferentes nacionalidades”.
Abril 1924, p. 4: “Desde Grugliasco. Por el artículo publicado en EL AMIGO deducimos que nuestros viajeros han ido haciendo sondajes por el camino y que han tenido tiempo de descender a los abismos del mar para investigar los secretos de su fauna y de su flora. No dice el artículo quién fue el buzo (sospechamos que el Hno. Marcial) El Hno. Vital, que debía recibir sobre cubierta los hallazgos estupendos del escafandro nos habla tan serenamente de los Stilophtolmus paradoxus, Photoblefaron palpebratus (foto izquierda), Opistho-practus , (foto siguiente), Orthagoriscus y otras zarandajas, como si se empeñara en probarnos su versación en ciencias oceánicas (que nadie pone en duda), y sus progresos en vocalización (cosa más difícil de creerse).

Pero así y todo llegaron a tiempo a Grugliasco, lo que es mucho, y empezaron los ejercicios de su IIº noviciado con santo entusiasmo, lo que es todavía más. Su correspondencia, llena de cosas amables y de recuerdos cariñosos para todos, traduce el fervor.” Se refiere también a la catolicidad del Instituto. Hay Hermanos de Australia, Beaucamps, África del Sur, Alemania, Constantinopla, Colombia, Estados Unidos, Méjico, León, España, Brasil, (Septentrional, Central y Sud) y la Argentina. En un total de 31, los nuestros (seis) son los más numerosos. Dirige el Hno. Avit.
Agosto 1938, p. 392: “VILLA SAN JOSÉ. (…) El H. Vital se empeña en mantener impecable el parque frente a la casa, removiendo al pie de las plantas, extirpando las malas hierbas y conservando los caminitos sin briznas”.
En Agosto 1941, pág. 12, se nos indica que ha sido nombrado miembro del Consejo Provincial, en reunión del Consejo General del 20 de Mayo ppdo.
En Abril de 1943, p. 68, sabemos de su integración a la comisión asesora que oriente la labor de impresiones de la Editorial HME.
Octubre 1943, p. 10: “Sagrada Familia (…) El día 17, nuestro Rdo. Hno. Director viaja a Luján acompañando a dos nuevos juniores, desde tiempo atrás preparados por él, con la eficaz colaboración de la madre de un junior.” En la nómina provincial de ese año, publicada en abril, consta que el Hno. Director es el H. Vital.

Su llegada al Distrito sucedió a comienzos del año 1906 (Noviembre de 1943, p. 15). El 14 de Octubre, acompañado por el Hno. Vital, llegaba al Sanatorio de Montaña, próximo a la ciudad de Alta Gracia, el H. Víctor Florentino. : nov’bre 1944, p. 132.
En Villa San José se celebra una importante SEMANA PRO VOCACIONES, muy bien tensada, rica y piadosa. Se la puede encontrar en la pág. 154, diciembre 1944. Sobre el final de los actos, leemos: “Por fin, los RR. HH. Vital, Veremundo y Paulius, se llegan hasta la Villa y desarrollan en sendas conferencias tres temas de inspiración marista y apostólica”.
Abril de 1945, p. 8 : Fiesta marista en Luján. Se trata de la celebración de Bodas de Toma de Hábito: de Diamante, H. Louis Célestin, de Oro, HH. Simeón y Frédien. Fue el 8 de enero, al clausurarse el primer retiro de Luján. ¿Los actos centrales? A cargo del Hno. Vital y del Hno. Frédien. “El discurso del H. Vital, prolijamente elaborado, biografió, uno por uno, lenta y eruditamente, a los tres jubilares. No todo fue aridez de fechas y lugares. Con una pincelada aquí y otro retoque maestro allá, poco a poco, a través de las páginas consagradas a cada uno, fue delineando la semblanza espiritual de cada jubilar y ubicándolo en esa exacta perspectiva en que siempre los hemos entrevisto.” Pocas páginas después, aparece nuestro Hermano acompañando con los HH. Ciro y Eufrasio, a los 30 primeros postulantes egresados del Juniorato Superior. Viajan a Villa Champagnat, el 15 de Marzo.

Director de esta casa noviciado, se nos da cuenta de la celebración de su cumpleaños. Respondiendo al saludo que le dirigiera un novicio, leemos: “reeditó sus sabidas condiciones de orador entusiasta.” (Junio 1946, p. 50) Quienes lo recordamos, damos fe de que era exactamente así.
En una nueva celebración nos lo presenta el ejemplar de abril 1947, pág. 11, dentro del título NUEVAS DEL HOGAR: “Villa Champagnat. Febrero 2: El Rdo. Hno. Vital cumple sus Bodas de Oro de toma de hábito. Lo recordamos de modo especial en la Misa y Comunión del día.” Discurso de un novicio, y de los Padres Franz, capellán, Fernández y Tortosa, de paso por Villa Champagnat, y, finalmente, del festejado, quien, en palabras efusivas dio cauce a su alegría y admiración por la figura de nuestro Padre y por su magna obra, por la provincia de Saint Paul, en la que nació a la vida religiosa y que hoy es madre de ocho florecientes provincias, y por la Provincia Marista Argentina, en la que pasó los mejores y más intensos años de su vida apostólica. Me permito agregar un recuerdo, un inolvidable recuerdo de un comentario del H. Pablo Rafael, nuestro Maestro de Novicios: “Pregúntenle al Hno. Vital si está arrepentido de haber vivido su vida como Hermano Marista”.

En Mayo de 1950, sabemos de un viaje en visita de familia. Viaja con el H. Julio Federico en el buque Anna C. y, cumpliendo con lo programado, estuvieron de regreso en agosto. A su regreso, interinamente se hizo cargo, como Director, del Colegio San Rafael (Set’1950, p. 32).
Septiembre 1953, p. 240: Se data su arribo a Argentina, 1906. En ese mismo ejemplar de Ecos, encontramos que en agosto celebraron sus Bodas de Oro de profesión perpetua, los HH. Bénitius, Paulius, Vital y Simeón.
En Noviembre de ese mismo año, se traslada, desde Villa San José, al Cgio. Mons. Rasore (La Plata), a fin de acompañar en su convalecencia al Hno. Alfredo Julián, sometido a intervención quirúrgica en la misma ciudad. “La comunidad exulta por la grata persona del recién llegado.” (Pág. 278). Era un sembrador de alegría, recordamos bien. Años después, es visitado por la enfermedad en el verano 1956—1957, con su cortejo de médico y medicinas. (Abril 1957, p. 97). Tres años después, y estando en el colegio de Luján, leemos: “El Hno. Vital —que cumple ochenta abriles en estos días— tuvo que realizar en la Capital una única consulta médica con resultado satisfactorio, pues el facultativo le pronosticó salud para muchos años todavía. De lo que mucho nos alegramos.” (Octubre 1960, p. 391).
A un año vista, en Octubre de 1961, p. 72, leemos: “Villa San José. Después de la operación y larga convalecencia en el Sanatorio Primera Junta, de la Capital, ha engrosado la comunidad el querido Hno. Vital. Esperamos que aquí se repondrá totalmente y pronto, para poder continuar prestando sus eficientes servicios donde lo reclamen.” Por una aportación posterior de pág. 74, nos enteramos de que tenía a su cargo la enfermería del colegio de Luján, donde, se nos dice, ha sido remplazado por el Hno. Alberto Nughedu (q.e.p.d.) En pág. 80 se completa anoticiamiento: “Ya completamente repuesto de la dolencia que lo llevara a la sala de operaciones, el domingo 2 de septiembre retornó a Luján el H. Vital. En opinión del Dr. Nolazco, “ha quedado como nuevo”, de lo que mucho nos alegramos”.

Diciembre de 1962, p. 169. En NUEVAS DEL HOGAR, se relata la celebración de las Bodas de Plata (1937—1962) de la Casa de la Sagrada Familia. Honra el acto la presencia del fundador —Director de la Casa—, el Hno. Vital, quien, también, tiene a su cargo las palabras de recordación de actos salientes sucedidos en el lapso plateado. Está en las páginas 169—170, y estas palabras del fundador tienen su lugar privilegiado en la historia de la Provincia. Menciona la comunidad fundadora, además de él mismo, los HH. Victorino, Pedro Gabriel, Alicio y Pablo Bajo García. Y, leemos: “Apenas el H. Vital había entrado en funciones, cuando tuvo que hacer dos escapaditas de tres meses cada una. En la primera remplazó al H. Víctor Florentino, director del Juniorado, por causa de enfermedad. Durante ese tiempo lo remplazó el H. Victorino. En la segunda ausencia tuvo que ir a Pergamino, para sustituir al recordado Hno. Veremundo, quien, a consecuencia de un accidente de tránsito, había perdido un ojo y quedado bastante maltrecho”.
Rescatamos su presencia en la celebración, en Luján, de las Bodas de Oro
del Club Jorge Newbery, en su calidad de Director del colegio en años pasados. (Junio 1963, p. 216). También lo nombra el diario LA CAPITAL, de Mar del Plata, haciendo la crónica del viaje de “educadores maristas” en plan de descanso, enviados por el Hno. Provincial. Entre ellos, nuestro biografiado. (Abril de 1964, p. 282… ya perteneciendo a la Provincia de Luján.)

+ Hno. Vital.
El Viernes 9 de Octubre, muy próximo a cumplir 84 años de edad, nos dejó nuestro buen Hno. Vital Astier.
Un abultado cuadro de dolencias, que iban de la bronconeumonía y arterioesclerosis hasta un principio de leucemia, obligó su traslado a la Casa de la Sagrada Familia, el 31 de agosto. De inmediato quedó bajo la atención médica del Dr. José Santiago Fernández, cuidados solícitos del H. Fausto López, enfermero de la casa.
Tres días después, y por consejo del médico, le fueron administrados los últimos sacramentos, que el querido paciente recibió con visible piedad y alegría.
La gracia del sacramento, por un lado, seguramente, y la acertada medicación, por el otro, obraron el milagro de una reacción favorable imprevista. Tanto, que burlando la vigilancia de sus enfermeros —ya eran dos con el H. Mariano José—, el poco menos que desahuciado enfermo de la víspera se gastó el coraje de subir y bajar las escaleras de la casa en varias ocasiones, siempre en busca de la capilla, para satisfacer allí los reclamos de su devoción.
Uno de esos descensos fue también “para protestar” ante el superior por lo que él dio en llamar “el colmo de los colmos”, a saber: que no se le permitiera bajar a la capilla para hacer sus visitas, oír misa y comulgar.

Una obsesión le perseguía de continuo: Que cuando era la hora de la misa, que cuándo le iban a traer la comunión… Eso preguntaba de día y de noche, a las horas más impensadas, y a veces a poco de haber comulgado. Era evidente, al través de esos lapsos de desconexión mental, cuán grande era su hambre de Dios.
Quienes lo trataron de cerca sobre todo en los últimos años, recordarán edificados la intensa vida de oración que llevaba el querido difunto. Las incontables visitas al Santísimo que hacía, los viacrucis y, muy particularmente, los rosarios que desgranaba casi de continuo, eran evidencias externas de la rica vida interior que desbordaba su alma de niño.
Por eso, a nadie sorprendió la serena alegría que iluminaba su rostro en la mañana del 9 de Octubre, cuando recibió nuevamente el sacramento de los enfermos. Quienes presenciamos la escena no podremos olvidar fácilmente el ambiente de ciclo que envolvía la cámara del querido paciente.
Y qué decir, cuando al término de la ceremonia, quiso el Hno. Vital mostrar todo su agradecimiento a Mons. Nóvoa con un expresivo ¡Gracias!, y al H. Fausto con un sonoro beso en la mano derecha.

Sólo faltaba una cosa, y también la quiso cumplir, pero siguiendo las normas de su estilo travieso y juguetón. Juntando las manos y dirigiéndolas hacia arriba, pidió, entre serio y socarrón, el correspondiente permiso para volar al cielo. Concedido que le fue, agradeció sonriendo y con un guiño de inteligencia el favor recibido.
¡Cuán bien se cumplía aquí el dicho de la Escritura: “Preciosa es a los ojos del Señor la muerte de los justos”! Y cómo nos parecía oír, cual si viniera de la altura, el llamado divino: “Ven, siervo bueno y fiel, al gozo de tu Señor”.
Todavia tuvo ánimos, el Hno. Vital, a las 11:30, para musitar su último rosario de la Virgen de los Dolores, en compañía del H. Mariano.
Después fue el avance lento, el arribo suave de la barca al puerto. Eran las trece cuando nos dimos cuenta que el Hno. Vital había entrado en su eternidad. Como un elegido. Como un hijo fiel de María.
Llevaba cumplidos 69 Años de Vida Religiosa. ¡Paz en su tumba!
De Ecos de Familia — Octubre de 1964 — Págs. 339/340 — Sin firma de Autor…

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