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HNO. VICTORINO

Nombre Civil: Servitje Guitart Magin.

Fecha de Nacimiento: 15/08/1886.

Lugar de Nacimiento: Veciana — Provincia de Barcelona — España.

Fecha de Profesión: 06/08/1903.

Fecha de Defunsión: 11/06/1971.

Estable 1886 – 1971.
Nacimiento: 15.08.1886 — España.
Noviembre 1911: Postulante.
25.12.1902: Toma de Hábito.
06.08.1903: Primera Profesión.
04.02.1908: Profesión Perpetua, ya en nuestro país.
01.01.1922: Votos de Estabilidad.
Actuación ….. 41 Años.
Maestro ….. 2 Años.
Director ….. 6 Años.
Administrador Provincial ….. 31 ½ Años.
Junio ’47: Gassino.
Febrero de 1953: Palencia, Jun’do.
Octubre 1953 hasta 1971: Quintero en el Juniorado Hispanoamericano de Valladolid.
Desde 1921 a mayo de 1947: Encargado de la Editorial.
Qué servicio prestado a nuestro Distrito y a la Provincia Marista Argentina.
Fallecimiento: +11.06.1971 — 68 Años de Vida Religiosa Marista.

Servitje Guitart Magin, nació en la masía de Veciana, Provincia de Barcelona, catalán de pura cepa, pues. Bien dicen que son los fenicios de España, ¡vea Vd., si no, la grilla…! Sus padres, Francisco y María. Gracias a Dios, a pesar de alguna laguna en el período inicial de su vocación marista, contamos con una cronología buena, que permite seguir sus fechas claves con certeza.

Gracias a Dios, contamos con un muy expresivo y largo artículo necrológico, aparecido en el órgano de la Provincia de Luján, número de 1972. Lo integran tres autores, quienes son: HH. Julián San Esteban, Germán Mencía y Abundio Mateo.
De la poesía que se menciona, aportamos algunas estrofas.

+ Hno. Victorino. Estima Por Su Vocación Marista.
La considera como una gracia de Dios que en su providencia guió sus pasos, pese al deseo de sus padres, que preferían para él el sacerdocio, llegando a cursar los tres primeros años del seminario.
“El día más feliz de mi vida ha sido, sin duda, el de mi toma de hábito. Era el día de mi nacimiento religioso, en que mi alma rebosaba de una paz y alegría sólo comparables con la que gozan los que nunca han manchado su conciencia o la han lavado por una buena confesión general: tal era mi estado. Al salir de la capilla todos nos saludaban e insistían: «A ver si perseveran todos”. Yo no comprendía el por qué de tanta insistencia y contestaba convencido: «Sí, Hermano, sí perseveraré”.
Su repetido «Ya veremos» me ha venido muchas veces a la memoria. Como se deduce de una carta del Hno. Berilus, A.G., fechada en Grugliasco el 15 de octubre de 1906, él mismo solicitó ser destinado a la Argentina: “Dès que votre remplaçant sera arrivé, vous pourrez vous rendre chez vous pour faire vos adieux à votre famille 4 ou 5 jours comme vous le demandiez…”Luego le felicita por el éxito en sus exámenes y por la nueva gracia que Dios le ha concedido de ir a las “misiones”.

El mismo superior, en carta de 4 de marzo de 1907 le alienta a llevar una vida religiosa de la talla que jamás ha desmentido en su larga vida. Empieza sus recomendaciones con estas palabras: “Vous voilà donc dans les missions où vous aviez beaucoup souhaité d’aller”.

Espigando En Sus Notas Particulares.
Ya en Argentina, “El 1° de Enero de 1909 hice mi profesión religiosa de votos perpetuos en Luján, después de los ejercicios de San Ignacio, predicados por el P. Llovera en Regina Martyrum. El Hno. Sixto, con quien profesé, declamó durante el almuerzo la siguiente poesía original: ( seis de las trece estrofas).

MUNDO, ¡ADIÓS!
Ya brilla en nuestro pecho con místicos fulgores; De Cristo la divina, la venturosa cruz;
Ya nuestras almas laten en célicos ardores, Y nuestra mente irradia un torrente de luz.
Ya vimos coronarse, gozoso e íntimo amor, nuestras perpetuas ansias de perpetua oblación;
Ya con voces sonoras y henchidas de fervor podemos exclamar: ¡Bendito el día de nuestra profesión!
La pobreza nos sirva de valla y de coraza; La obediencia de morrión y broquel;
Nuestra espada pujante, la divina pureza, Con que resistamos el poder infame de Luzbel.
Ea, pues, campeones maristas, con valentía, Marchemos decididos de la lid al fragor;
Tremolemos doquier el pendón de María, Prediquemos a todos su maternal amor.
En los momentos álgidos del diario batallar, En la calma apacible, en la suave bonanza,
Alcemos nuestra vista a esa Estrella del Mar: Mensajera es de paz y lirio de esperanza.
Y cuando, osada, la muerte venga sin compasión de nuestra frágil vida a cortar la energía, Que brille en nuestros pechos la cruz de profesión, Muramos con los ojos clavados en María.

Gran importancia cobran sus notas de la época de su segundo noviciado en 1915. Se observa en ellas el ansia de perfección en la revisión de vida llevada hasta las más ocultas raíces y echando mano de los medios entonces en vigor y que produjeron personalidades tan recias como la que nos ocupa: oración, vida interior, cuenta de conducta, amonestación fraternal, “espejo”, sanciones impuestas o voluntarias que
llegan hasta número determinado de golpes de disciplina en relación con la falta, etc .
En la lucha por su perfeccionamiento hay en toda su vida caracteres invariables, sujetos a vaivenes más o menos sensibles, pero fieles a una línea de austeridad e intransigencia consigo y con la irregularidad donde y cuando se manifestara. Valga de muestra el comentario que le mereció la salida de cierto Hermano, de quien parece que él debió esperar mucho para la congregación: “Prototipo del descaro, de la ingratitud y de la inmoralidad más completa que puede llegar un alma que no sabe apreciar el amor de nuestra Madre, María… después de haber sido alimentado e instruido a expensas de la congregación, sin motivo fundado, sale como hijo ingrato, ladrón, sordo a toda llamada… ¡Qué cuenta abre en su debe ante Dios y la congregación! Luego, arrepentido quizá de su dureza, termina con una oración que le brota del alma: “Que el Señor lo perdone; que María lo proteja y que el P. Champagnat jamás pida al Señor nada de ese infeliz por daños y perjuicios. Pero yo que todo lo debo a mi congregación… oh María, no permitas en mí semejante torpeza, tamaña ingratitud. Primero, morir joven en la congregación que ir al mundo con una deuda tal. María, no me permitas tal locura.”

Fiel a sí mismo y a sus convicciones, se observa el cuidado exquisito que pone para merecer la perseverancia. Resalta el recomendado por nuestro B. Padre: agradecimiento. “Para atestiguar mi gratitud a Jesús por María por haberme llamado a la vocación marista, haré lo siguiente: Cada dia rezaré un Magnificat después de la elevación. Cada año: a) Triduo preparatorio a la conmemoración de mi entrada en religión 27 a 30 de noviembre; b) Novena de acción de gracias por haberme otorgado la felicidad del hábito religioso, 16 a 24 de diciembre; c) Triduo preparatorio a la fecha de mi 1ª profesión religiosa, 29 a 31 de diciembre; d) Novena preparatoria a la conmemoración del comienzo del Segundo Noviciado, 11 a 20 de febrero.”

Se deduce de ahí la importancia que daba a estas fechas clave en su vida religiosa. Para él carecían de trascendencia los lugares u ocupaciones, por la santa indiferencia a que había llegado a partir de los ejercicios de 1913 en que se traza normas bien definidas al respecto.
A través de sus notas se observa también su preocupación por la conservación del espíritu del Instituto, procurando ser modelo ante sus Hermanos, y la propagación del mismo mediante el cuidado de las vocaciones:
“Elegir y cultivar a los niños que pueda ser con el tiempo buenos Hermanos; hacerles notar la felicidad y ventajas del estado religioso.” “ No son necesarias muchas pruebas para decidirse a llevar un joven a la religión. Mejor se reflexiona y estudia dentro. Y si más tarde se ve que se ha equivocado, tal vez se haya preparado para ser un buen cristiano en el mundo.”
Con tales disposiciones de servicio mostradas en su juventud —sintetizamos— es invitado por el H. Diógenes, Sup. Gral., a emitir el voto de estabilidad. Fue el 1 de Noviembre de 1921. Asimismo, se hace notar que su trabajo continuo en bien material de la provincia, no dejó ni por un momento de lado “lo único necesario.” Sus resoluciones de retiro anual muestran su atención permanente a las exigencias de Dios.

En 1948 cobra importancia para él el tema El sufrimiento como problema. Se puede presumir que incidió la necesidad de dejar su ambiente argentino. “Es presumible y humano que así fuera, pero supo en todo momento sobreponerse con alta moral y ejemplar espíritu de fe.” Discurre su reflexión sobre el tema —original— que concluye: “Dios manda el sufrimiento, al menos lo presenta: no debo malgastar el mérito”.
En sus notas del retiro de 1949, y bajo el título “¡Alerta!”, establece el contraste entre la entrega, sincera, que suponen los votos, y la realidad que se va haciendo presente en no pocos casos. Religiosos que “tienden a modernizarse o, lo que es más duro, tienden a mundanizarse.” Lástima que el espacio no permita una transcripción más generosa. Vale la pena.

Testimonios de Escolásticos chilenos que estudian en Salamanca. Brevemente, a vuela pluma.
* Largas sentadas en la capilla y continuo repaso a las cuentas del rosario. Una vida religiosa que termina. Me di cuenta de la sensibilidad y espíritu fino del Hermano.* Una noche, sentados en “su” banco del patio y después de contarme sus andanzas por la administración provincial de Argentina…
* Se le veía con deseos de ser útil a la Congregación, trabajando en la huerta hasta el día de su muerte.
* … resignado a la voluntad de Dios, que le había privado de dones como la vista, lo que debió ser un gran sacrificio.
* … no dejaba día de rezar el rosario —uno más— con los empleados de la casa.
* … inteligencia superior, muy ordenado, de gran espíritu de familia, con sentido del humor y trabajador infatigable.
* … como el abuelito de la familia.
* Estos últimos años siempre nos entretenía hablando de la obra marista de Argentina, adonde tenía su corazón.

Retoma el cronista anterior. Insiste en su adhesión a lo marista argentino. Su disfrute de las novedades de ahí provenientes, “chimentos”, conocía el vocablo. Pensó, consultó sobre su retorno al Plata. “Lo que digan los superiores.” Le dejaron, finalmente, libertad. Y concluyó, este bravo catalán, diciendo que menos costaba un ataúd que un boleto de avión. Sus deseos al llegar al final: enfermedad que no molestara a otros, acostarse sano y morir esa noche, que la Virgen se lo llevara en sábado. Eso pedía, eso deseaba, y todo se lo concedió el Señor.
Del Hno. Abundio Mateo.

Del Hno. Germán Mencía, Quien Convivió casi 20 Años con Él.
“…recibimos muchos detalles de su vida personal, de sus trabajos, de sus proyectos llevados a la realidad con inteligencia, tesón y acierto. Obró siempre rectamente y en servicio de la congregación, en especial de su inolvidable y siempre presente provincia Argentina. Hombre de una línea, de una postura siempre noble, digna e invariable.
De una voluntad férrea. Hombre digno de figurar en bronce y ponerse como modelo, sobre todo para la juventud actual. Le repugnaban (…) de todo aquello que podía.
Los pequeños lunares que podemos notar en su vida: ideas fijas, predominio en su parecer, interés casi excesivo por las noticias y por la política, aparente aspereza en el ser y pensar…desaparecen ante la magnitud de sus cualidades religiosas y humanas.
Incansable en el trabajo, metódico casi en exceso, tesonero hasta conseguirlo propuesto…
…Fue un santo marista de cuerpo entero… empañar la autenticidad religiosa, el espíritu marista y las normas de la autoridad.
…Moldeado, al parecer, en la fragua de los primeros Hermanos y, como ellos, en una línea vertical hacia Dios por su oración asidua, constante, y fervorosa, y en la línea horizontal y expansiva hacia sus hermanos, con los que le gustaba conversar, charlar y bromear. Nunca le faltó chispa y buen humor. Ingeniosas salidas, aunque a veces pincharan por llegar directamente a la herida.

Esto de “los pequeños lunares” hace pensar en lo dicho por nuestro Maestro de Novicios, Pablo Rafael, 1947. Nos debía ver críticos y presumidores de virtud. Su pensamiento al caso: El Hermano joven es un pan de bosta con algunas motas de oro. El Hermano anciano es lingote de oro con alguna mota de bosta.¡ En la provincia del Cura Brochero…!

Conocí Al Hno. Victoriano.
Casi veinte años de convivencia. Tiempo para conocer a un cohermano con el que se ha trabajado codo a codo; con el que hemos conversado comunitariamente y a solas; del que recibimos muchos detalles de su vida personal, de sus trabajos, de sus proyectos llevados a la realidad con inteligencia, tesón y acierto. El hombre vivía de sus recuerdos: y de ninguno se le notó pesar, amargura o arrepentimiento: quiere decir que obró siempre rectamente y en servicio de la congregación, en especial de su inolvidable y siempre presente provincia Argentina.
Siempre le encontré igual: religioso de cuerpo entero, enraizado fuertemente en lo tradicional, de una postura siempre noble, digna e invariable. Hombre de una línea: religiosa, regular, de ocupación permanente y de una voluntad férrea. Hombre digno de figurar en bronce y ponerse como modelo, sobre todo para la juventud actual.
Nada de disimulo, caminos torcidos o claudicaciones a lo establecido, a lo heredado de nuestros mayores. Le repugnaban los cambios desviados de la tradición, de lo vivido religiosamente, de todo aquello que podía empañar la autenticidad religiosa, el espíritu marista y las normas de la autoridad.

Hombre chapado a la antigua usanza, moldeado, al parecer, en la fragua de los primeros Hermanos y, como ellos, en una línea vertical hacia Dios por su oración asidua, constante, y fervorosa, y en la línea horizontal y expansiva hacia sus hermanos, con los que le gustaba charlar, conversar y bromear. Que en su decir nunca le faltó ni chispa ni buen humor, ya que todos le oían con agrado y celebraban sus ingeniosas salidas, aunque a veces pincharan por llegar directamente a la herida.
Los pequeños lunares que podríamos anotar en su vida: ideas fijas, predominio de su parecer, interés casi excesivo por las noticias y por la política, aparente aspereza en el ser y pensar… desaparecen ante la magnitud de sus cualidades religiosas y humanas. Hombre incansable en el trabajo, metódico casi en exceso, tesonero hasta conseguir lo propuesto: ¡Cuántas semillas, esquejas, plantas rebeldes al duro clima de Castilla, lograron al fin fructificar y acceder a sus sudores y a su persistente trabajo! Si en el trato con sus virtudes hizo igual, podemos decir que fue un santo marista de cuerpo entero…
Hno. German Mencia…

Sus Últimos Años.
El Hno. Victorino, hombre de gran carácter, sufrió mucho en sus últimos años, no tanto física como moralmente. Tuvo tentaciones contra la fe, dudando de la bondad y misericordia de Dios, y escrupuloso, sin poderle convencer de que sus faltas confesadas muchas veces estaban ya perdonadas…
Muy piadoso, repetía con frecuencia: “Hermano Director, ¿qué me aconseja para no estar distraído durante las oraciones, pues ni el Credo que rezo todos los días antes de acostarme, consigo decirlo con atención?”
Como durante los dos últimos años ya no podía leer, se le leía la meditación y la lectura espiritual; era difícil darle gusto, debido a que la lectura no se adaptaba al estado de su alma.
Siempre fiel a su deber, esclavo de la Regla, imposible hacerle quedar más tiempo en la cama en la mañana por exigirlo su delicada salud. El primero en la capilla en cualquier época del año, y hasta el día en que murió. Preguntaba a cada momento la hora para no llegar tarde.
Muy celoso y siempre alerta para que no se cometiera ninguna inmoralidad entre los juniores. Sufría y con mucha frecuencia avisaba al H. Director cuando veía que se encontraban solos, sin vigilancia. ¡Cuántas veces se ofrecía para reemplazar al Hno., para tomar el puesto! ¡Cuánta razón tenía…!

Le gustaba mucho conversar con el H. Director. Raro era el día en que no se presentase a la Dirección… y todavía después de esto, decía: “Hermano director, ¿cuándo tenemos la entrevista?” durante la cual exponía con gran sencillez todos sus problemas.
Grande era su deseo de llegar al término de su camino. “Sí que tarda Dios en llamarme; no creía que fuera tan penoso subir a la montaña”, repetía muchas veces, citando a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz.
Mucho sufría moralmente y lloraba al contar sus penas: mas, cuando él creía haber molestado a algún Hermano o juzgaba que los Hermanos no querían estar con él, se apartaban, costaba entonces mucho hacerle entender que los Hermanos no estaban molestos con él, que si no le acompañaban por más tiempo era porque el tiempo no se los permitía.
Era delicadísimo en todo lo que se relacionara con los votos. Siempre pedía permiso para hacer cualquier gasto, por pequeño que fuera, y siempre pedía la autorización del H. Director para disponer de un objeto. Obediencia ciega y a todo lo ordenado y siempre dispuesto a cualquier insinuación. ¡Qué ejemplo maravilloso, sobre todo en los tiempos que vivimos…!
La víspera de su muerte se presentó al H. Director diciéndole: “No sé qué me pasó esta mañana al calzarme, parecía que me faltaba la respiración…” “Es la edad, son los años que pesan, Hermano Victorino…” “No, Hermano Director, esto es el fin…” y al día siguiente en la noche nos dejó…
¡Quiera Dios que la muerte nos encuentre tan bien preparados como a nuestro querido H. Victorino!
Hno. Abundio Mateo…

Ecos de Familia, Año I nº 2, pág. 6: Histórico. “NUESTRA PERSONERÍA JURÍDICA. Por decreto del P. E. de la Nación ha sido reconocido nuestro Instituto como una entidad jurídica, bajo la denominación de “Instituto de Enseñanza General”. Es un notable paso que facilitará grandemente el arreglo de muchas cuestiones legales. Al Hno. Victorino, el héroe de la jornada, nuestra especial felicitación.”
Abril 1926, p. 3: “Estudios superiores. (…) Es ya un hecho la aprobación del texto de Geografía para las escuelas de la Provincia de Buenos Aires y su recomendación para las de la Capital. El H. Victorino no llevaba ya la cuenta de los trabajos y molestias que esa gestión le iba ocasionando; pero al fin el éxito coronó su esfuerzo.”
Noviembre 1928, p. 136: El hombre justo en el lugar justo. “El Consejo General acaba de confirmar por tres años más en su puesto de Ecónomo provincial al querido Hno. Victorino. A él se podría aplicar el aforismo inglés: The right man on the right place.Así lo creemos y por ello nos felicitamos grandemente al verlo confirmado en sus delicadas funciones. Lleguen hasta el querido Hno. Victorino nuestros sinceros plácemes”.
En el número de julio 1930, p. 176, se nos dice que los informes del Hno. Ecónomo Provincial indican que los libros que figuran en la lista de la Editorial gozan de favorable aceptación y que es progresivo el aumento en su circulación. Se felicita a quienes se ocupan e interesan “por ese complemento de nuestro apostolado profesional tan conveniente y tan encuadrado en nuestras actividades.”

Es observable en todos estos años que nuestro biografiado aparece en las nóminas de la Provincia como Administrador Provincial, pero no revista en qué comunidad reside.
El famoso buen ojo del H. Victorino consta en la venta, a plazos y en satisfactorias condiciones, de las dos casas donde tuviera su sede nuestro colegio de Pergamino. En sus diligencias lo acompañó el Hno.Donaciano. (Julio 1933, p. 238).
Los moradores de la Villa San José tienen grandes deseos de contar con una capilla más digna de su santo patrón. Varios Hermanos son nombrados en pro del intento. La inundación ha traído postergación. Pero todo se va haciendo, “el Hno. Victorino sabrá salir airoso en esta emergencia como en otras de mayor apuro.” (Diciembre 1935, pág. 302)
De una nueva reelección recaída para que continuara en la función de ecónomo provincial, extraemos este comentario: “… al incansable Hno. Victorino. Que Dios le dé fuerza y aliento para seguir trabajando, con la competencia y eficacia que le son reconocidas, en bien de esta provincia marista que espera aún mucho de su experiencia y de su hábil prudencia.” (Abril 1938, p. 376).
Se mencionan los diversos obsequios recibidos en la ciudad de Marcos Juárez para la nueva capilla, la actual, dedicada al Sgdo. Corazón. También hubo subsidios del gobierno. En el último párrafo leemos: “El resto ya se apronta a pagarlo el querido Hno. Victorino quien está acostumbrado a sacar de apuros a los que lanzan el S.O.S.” (Septiembre 1939, p. 431.).

Se hace mención de la buena marcha de nuestra editorial, “gracias a la habilidad y dedicación de nuestro H. Victorino, se ha pensado…”. Se nombra una comisión asesora y otra redactora. En la primera está él. (Abril 1943, p. 68).
Noviembre 1943, p. 15, en Ensayo de Historia de la Provincia, se nos data su arribo al Distrito, a fines de 1906. Y en el número del mes siguiente, p. 12, en una nota se detalla lo siguiente: “Bella Vista. De todos es conocida la dedicación con la que nuestro querido H. Victorino atiende la propiedad de Bella Vista, la que bajo su constante vigilancia va adquiriendo un aire de fino aristocratismo. Llegan ya a 3137 las plantas que cubren el terreno. De ellas, 2598 son ornamentales y 539, frutales.” Continúa la nómina de cada clase y la cantidad.
Con verdadero interés trasladamos el siguiente testimonio, a favor de los libros de HME. Es de una carta del Hno. Domingo Andrés al H. Victorino, en fecha 23 de julio de 1946: “En la exposición del Libro Misional Español los libros de esa Editorial ocuparon excelentísimo lugar, y resistieron victoriosamente todas las comparaciones. Eso que hay algunos que están muy bien. Los Escolapios tienen cosas buenas, y los Cristianos… También estuvo expuesto el famoso álbum de las 40000 firmas que nos fue facilitado por la Casa Civil del Caudillo.” (Julio 1946, p. 86).
En el mismo ejemplar, p. 67 – 68, se halla la larga crónica de la visita al C. Champagnat de los delegados del gobierno español a la jura del nuevo presidente argentino, Juan Domingo Perón. Tres ex alumnos maristas de España formaban parte. Se les ofreció cordial recepción en el C. Champagnat. Uno de ellos es el Dr. Jesús Rubio, Subsecretario Nacional de Educación. Entre los presentes, nombrados colectivamente por colegios, se destaca con propio nombre a nuestro biografiado. Este acto obedeció a un pedido del Hermano Sixto, A.G. por medio del Hno. Domingo Andrés.
Pero, eso sí, qué elegancia en su partida de la Provincia, partida por su propio pedido.

Veamos la crónica de este inesperado retorno. Está en mayo 1947, p. 48. “Nuevas del Hogar. Hno. Victorino. El sábado 17 del mes pasado, a bordo del Andrea Gritti, se embarcó rumbo a Europa nuestro querido Hno. Victorino, quien ha sido favorecido por los Superiores con el retiro que solicitara hace un tiempo. Modesto y humilde rogó insistentemente no se le tributara ninguna despedida, yéndose en silencio.
Un gran vacío deja en la Provincia y en nuestro afecto. Era él uno de sus más antiguos y meritorios obreros. Jamás se apreciará en grado suficiente lo que trabajó por ella. Muchas de sus más perseverantes y notables contribuciones a la prosperidad común no se conocerán nunca, porque en su humildad sabía él ignorar sus propios méritos y enterrarlos en el mayor silencio. ¿Quién lo iguala en entrega a su tarea? Se puede decir que en más de 30 años de trabajo pesadísimo no supo nunca lo que era un día de vacaciones. Se desvivió por la Provincia. Media hora antes de salir de la Editorial, ahí estaba aún trabajando, firmando papeles, revisando facturas, etc. Nada se le olvidaba y todo lo dejó admirablemente en orden.

El Hno. Victorino amaba a este país y quería entrañablemente a la Provincia. La partida, que había deseado, desgarró su alma. Vigorizado por la oración y dócil como un niño a la voz de los Superiores, sobrellevó el instante difícil con gran fortaleza. La noche anterior se arrodilló ante un Hermano y en su persona pidió perdón a cuantos Hermanos de la Provincia hubiera podido molestar alguna vez.
Estuvimos con los Hermanos Veremundo, Marcial y Septimio en el puerto para despedirlo. Nos dio pena ver el camarote que él mismo se había elegido. A duras penas pudimos evitar que nos abriera su valija para que revisáramos las pocas cosas que llevaba. La tarde anterior nos había hecho firmar un permiso escrito para llevarse un libro espiritual, lectura para el viaje.
Pedimos a la Virgen Ssma. proteja al Hno. Victorino en su viaje y nos ayude a todos en este trance penoso. (Fdo) H. V.” Por lo que se lee, es el H. Valero, Provincial, el autor de esta despedida. En julio de 1947, p. 62, se informa que desde Génova a Grugliasco lo acompañaron el Rvdmo. y el H. Sixto, A.G., y que por el momento queda allí. Posteriormente se trasladó a Gassino. (Septiembre 1947, p. 126).

Por el número de Diciembre, pág. 126, nos consta, por carta del H. Martino de 21 de noviembre, que en éste, el Juniorado de Gassino, seis Hermanos acompañan a 26 niños. Conocidos en nuestra Provincia, además del H. Victorino, los HH. Enrico María y Valerio Luis (Luis Sabaté). Continúa su pertenencia al Juniorado dicho, y, en diciembre 1949, p. 88, se publica una carta suya destinada a nuestra revista. En ella aporta noticias referidas a nuestros aspirantes, su peregrinación al santuario de Oropa. La presencia del H. Asistente en el retiro de los jóvenes. Su número, que es ya de 50. Y ha tenido contacto con los Hermanos de nuestro país que practican su 2º Noviciado en Grugliasco.
Allí celebra las bodas de oro de vestición marista, en la propia fiesta de Navidad. Por medio de nuestro Hno. Provincial, la Provincia le hace llegar un mensaje de adhesión y afectuosa felicitación, acompañado de un centenar de estampas recordatorias. (Abril 1953, p. 178).
Integró la comunidad fundadora de la Casa de la Sgda. Familia (Diciembre 1962, p. 169).
Revista LUJÁN, 1er número de 1970( ), p. 48, en Historia de la Provincia se narra el andar del Cgio. La Inmaculada desde su fundación. “La Sociedad de Ex Alumnos ha adquirido el título de “decana” entre las demás Asociaciones de los otros Colegios. El fundador y propulsor fue el querido Hno. Victorino que desempañaba a la vez el difícil cargo de Administrador Provincial y Director de la Editorial. Hombre múltiple y dinámico supo imprimir su temple a todas estas obras. Contó con la valiosa colaboración del H. Pedro Gabriel.” Pocas páginas después, en el capítulo dedicado al historial de la Editorial Marista Argentina, se nos dice: “Su gran propulsor fue el Hno. Victorino que la regenteó durante muchos años, desde 1921 hasta mayo de 1947. Bajo su dirección y con un grupo selecto de colaboradores adquirió merecido prestigio en el ámbito del país y fuera de él.” (Pág. 50).

En el 3er. Número de 1971, p. 28, se nos transmite la noticia de su partida: “El 11 de Junio falleció el Hno,. Victorino, que fuera Administrador Provincial de Argentina. Entró en la paz del Señor en la ciudad de Valladolid, a los 84 años”.
Encontramos la nota cronológica en el segundo número de 1972, pág. 42 – 49. Firma el Hno. Abundio Mateo, que no es de nuestra Provincia.

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