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HNO. VENANCIO

Nombre Civil: Venancio.

Fecha de Nacimiento: 20/05/1789.

Lugar de Nacimiento: Provincia de Buenos Aires — Argentina.

Fecha de Profesión: 20/05/1789.

Fecha de Defunsión: 22/08/1789.

Fallecimiento: +22.08 — Marcos Juárez — Provincia de Buenos Aires — Argentina.

Carpeta I, Págs. 36 – 37.
Ecos de Familia, nº 2, Mayo 1924, Pág. 3 col. 2
“Nuestros enfermos – El querido Hno. Venancio, modelo de todas las abnegaciones, ha debido abandonar sus tareas del Colegio de Luján, para atender a su quebrantada salud. La Comunidad de Marcos Juárez, juntamente con la bondad del aire seco y tonificante de su clima, le ha brindado hospedaje, cuidados y afecto fraternal. Los votos y plegarias de todos los miembros de la provincia acompañan al querido enfermo.”

Ecos de Familia, nº 2, Septiembre de 1928, Págs. 131 – 132.
“El Hno. Venancio… Una flor para el cielo en la octava de la Asunción de la Virgen. Un verdadero Hermanito de María, de genuina estirpe, que deja la familia marista de la tierra por la legión triunfante que en compañía del V. P. Champagnat canta la gloria de la que es nuestra Reina y nuestra Madre. Bueno, dulce, orlado con los reflejos de la bondad en vida, así quedó después que la muerte hubo sellado con él su pacto. Hay vidas egoístas y muertes sin gloria; la vida del Hno. Venancio fue de generosidad y de sacrificio y su muerte como un eco de victoria.
Se sabía herido de muerte; quizás con cuidados extremos hubiera podido dilatar sus días; prefirió, sin embargo, la muerte del soldado, en la brecha, y murió cumpliendo con su deber, sin una recriminación para nadie, como religioso, como buen marista, como educador ideal.
Tratándose del H. Venancio el elogio cálido y sincero brota espontáneamente del labio: sus cohermanos, sus alumnos, el público que le vio actuar, todos han descubierto en él al religioso de una pieza, al Marista humilde, sencillo y modesto, al educador digno, cariñoso y abnegado. Es lo que el señor Cura Párroco de Marcos Juárez supo sintetizar al despedir en la iglesia, después de la misa de cuerpo presente, los restos del difunto: “Fue la edificación de nuestro pueblo y la honra del Instituto Marista.”
Comunidad del Sagrado Corazón, artículo que dedica a su memoria, en la revista “La Familia”, el Rvdo. Padre Leopoldo Buteler, Cura Párroco de Marcos Juárez.

+Hno. Venancio.
Su nombre pronunciado por cuantos lo conocimos y le tratamos despertaba sentimientos de respeto, de cariño y de veneración. Por eso hoy le pronunciamos con profunda pena ante su prematura desaparición de este mundo. El día de su muerte fue día de duelo para Marcos Juárez que se había acostumbrado a su fisonomía digna y venerable que se imponía a sus alumnos por el respeto y por el amor, nunca por la violencia o por la fuerza. La comunidad de Hermanos Maristas sufre una gran pérdida y sus hermanos en religión han sido probados por Dios con la prueba de la amargura y del dolor.
Levántense sin embargo nuestros espíritus ante la muerte edificante del justo. Así ha sido la muerte del querido extinto. La vio de repente, inminente y destructora; pero la vio sin miedo. Buen cristiano y fervoroso religioso se acogió inmediatamente a Cristo para no desfallecer en la hora suprema. Durante los tres días que duró su gravedad recibió la comunión y demás auxilios religiosos. Su última palabra pronunciada con su último aliento, fue el nombre santo de Jesús. Así se muere.
A los que sobrevivimos nos queda un noble y grande ejemplo de virtud, sobre todo a la juventud por quien el Hno. Venancio se desvivió, no ahorrando ningún género de sacrificios para mejor atenderla y encaminarla.
Las exequias se realizaron en la parroquia ante una gran concurrencia que oyó devotamente la misa de cuerpo presente. Los restos mortales fueron conducidos a Luján acompañados por el Rdo. Hno. Provincial venido a ese objeto.
Reciban los Rdos. Hermanos Maristas nuestra sentida condolencia.

Hablando De Su Piedad — El Hno. Justino, Director, Escribe:
“A pesar de los sufrimientos de estos últimos días quiso recibir diaria-mente a su Dios con el fervor de los Ángeles. Sus últimos momentos fueron un eco de su vida; pidió perdón a todos aquellos que hubiese podido ofender, repitiendo en sus últimos momentos las jaculatorias Jesús, misericordia. ¡Oh María sin pecado concebida! rogad por nosotros. Con fervor que arrancó lágrimas a los Hermanos presentes contestó a las letanías de los agonizantes, y mientras los otros Hermanos decían “rogad por él”, el H. Venancio contestaba: “rogad por mí”.

Añade Luego, Ponderando Su Obediencia:
Para él no había más que padres y superiores buenos, y no se contentaba con enseñar a los jóvenes y niños el amor y respeto a la autoridad, tanto de sus papás como de sus superiores, confirmaba con su ejemplo lo que enseñaba con su palabra.”

A su vez el Hno. Adelaido Lorenzo, Subdirector, aludiendo a su rara dignidad y talento para tratar con los niños, dice: En el cumplimiento de su cargo de Celador era sencillamente encantador y admirable. Unía perfectamente la firmeza con la dulzura. Obraba con los niños como una verdadera madre. En las correcciones siempre tomaba por base a Dios ofendido, a los papás o al amor propio. Le afeaba al culpable en gran manera la falta hasta que le hacía comprender y arrepentirse, pero siempre recordándole alguna cualidad buena. Así le animaba y le disponía muy bien. Le decía, por ejemplo: “Ud. es muy bueno, sí, tiene tal cualidad; esto que ha hecho oh, no lo ha hecho por malicia, no, yo lo sé; pero tiene que cuidarse.” O bien: “Parece mentira: Ud. tiene unos papás muy buenos… ¿Y así les paga?”

Pinta Luego Así Su Gran Corazón:
“Con qué cariño me hablaba de sus padres. “Tengo que morir. Que Dios disponga como le plazca. Únicamente lo siento por mis padres. ¡Pobre madre mía! Todos los años va en peregrinación, a pie y a pesar de sus años, a una gruta de la Ssma. Virgen, que está sobre una colina, para pedir la gracia de volverme a ver. Lo siento por ella, pero tengo que morir, no me volverá a ver…”

Copiamos De La Carta De Un Ex Alumno:
“Fue para mí como un padre. En los años más difíciles me enseñó a amar a la virtud y a odiar el vicio. No lo podré olvidar nunca.”
“No silenciaremos que la población de Marcos Juárez hubiera deseado guardar sus restos y que alguno solicitó como un favor poseer un retazo de su sotana marista.
Que nuestra plegaria y nuestro recuerdo afectuoso lo acompañen siempre y que él desde el cielo vele por las obras de la provincia, a las que amó siempre con amor de verdadero hijo. R.I.P.”

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