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HNO. SEPTIMUS

Nombre Civil: León Marie Joseph Sauvayre.

Fecha de Nacimiento: 11/04/1879.

Lugar de Nacimiento: Sainte Eufémie (Drôme) — Francia.

Fecha de Profesión: 27/07/1905.

Fecha de Defunsión: 23/03/1913.

Estable 1879 – 1913.
Nacimiento: 11/04/1879 — Sainte Eufémie (Drôme) — Francia.
1892: Junior en S. Paul.
1894: Noviciado.
27/07/1905: Llega a Argentina.
Actuación: Varias escuelas por 7 años. Brevet de maestro. Estadía en Inglaterra (aprendizaje de la lengua). Poco tiempo en España.
Luján, Mar del Plata.
25/04/1911: Luján colegio, Submaestro y Colegio La Inmaculada, sucesivamente.
1912: Trasladado a Perú, como Director del Colegio San José, Callao.
Marzo 1913: Internación en sanatorio de Lima.
Fallecimiento: +23/03/1913 — 34 Años.

León Marie Joseph Sauvayre nació en Sainte Eufémie (Drôme) el 11 de abril de 1879. En 1892 ingresó al Juniorado San José, de la Pvcia. de S. Paul. En esos meses ingresaron siete juniores. Todos han perseverado. (Ver Hno. Ostianus.) Noviciado en agosto de 1894. Enviado a la pequeña escuela de Thor (Vaucluse), se encargó de las manualidades. Al poco tiempo, pasó al Escolasticado, donde obtuvo el Brevet o título de Maestro.

Ecos de Familia, Noviembre 1945, Págs. 16/17: En la serie titulada ENSAYO DE HISTORIA DE LA PROVINCIA, nos encontramos aquí con que se trata de la cuarta entrega de esta publicación, y se refiere aquí al año 1913. Leemos: “Hermanos fallecidos”.

“El 20 del mismo mes (es marzo), en El Callao, el director del Colegio San José, Hno. Septimus. Este virtuoso Hermano que entregó su vida a Dios a los 34 años de edad y a los 17 de intenso apostolado, se llamaba en el mundo Léon Joseph Sauvayre, era natural de Sainte-Euphémie (Drome) e hizo el Juniorato y Noviciado en Saint-Paul.
Terminados sus años de formación, actuó en Thors (Vaucluse) y en otros establecimientos. Después de la profesión fue enviado a Inglaterra, con el fin de perfeccionar sus conocimientos de inglés. De Inglaterra pasó a España, de donde fue enviado a nuestro Distrito en el transcurso de 1906. Tras de actuar por breve tiempo en el Colegio Nuestra Señora de Luján, fue nombrado Director de la casa de Mar del Plata. En agosto de 1910 lo hallamos en Grugliasco, participando de los ejercicios del 2º Noviciado (fue el primer Hermano de estas tierras enviado al 2º Noviciado). De vuelta al país a principios de 1911, fue destinado nuevamente al Colegio Nuestra Señora de Luján y luego a la Villa San José. Al comenzar el curso de 1912 fue enviado al colegio La Inmaculada.

En Abril de 1912, al ser elegido Provincial de Saint-Paul el Hno. Marie Charles, el Hno. Septimus, en mérito a sus dotes de superior y a sus conocimientos de inglés, fue designado para remplazarlo al frente del colegio inglés de El Callao. En ese puesto permaneció por espacio de 10 meses. Murió el 23 de marzo de 1913, de meningitis, según parece.
Fue un verdadero marista, un gran amante de las tradiciones del Instituto y “un militante de la regularidad”, como lo definió su Hermano Sub – Director al comunicar a los Superiores la triste noticia de su muerte.

Nº 28 del ‘Bulletin de l’Institut.’ Año V, Julio/1913.
+ Hno. SEPTIMUS.
El 23 de marzo último, este despacho lacónico, venido desde Callao (Perú), venía a echar, en la Casa Madre, una sombra de tristeza sobre las santas alegrías del día de Pascua: Septimus fallecido. A causa de la lentitud de la correspondencia entre Europa y la costa del Pacífico, hemos estado largas semanas en la incertidumbre en torno a las circunstancias de este fin inesperado, y por ello, en el último número no hemos podido más que recomendar a la oración de nuestros lectores a este querido Cohermano. Nos sentimos felices hoy de poder ofrecerles los detalles siguientes, extraídos de una carta del Hno. Baldomero, subdirector de la casa, y que lo asistió en sus últimos momentos.

Muy Querido Hermano Asistente:
Con el corazón lleno de profundo dolor les escribo hoy. El cable, en su lacónico pero expresivo lenguaje, les habrá ya instruido sobre la sensible pérdida que la Comunidad del Callao acaba de experimentar en la persona de su venerado Director.
Llegado hace sólo diez meses a esta casa, ya había conquistado nuestra afectuosa estima, la de todos, por su amable condescendencia, su espíritu religioso y la gran humildad, de la cual parecía él haber hecho consistir el fundamento de su perfección, tal como lo había consignado en su libreta de notas, durante el último retiro espiritual:

I Must Live The Life Of Jesus: / Debo Vivir La Vida De Jesús:
—1º By keeping the Rule in all its points / Guardando la Regla en todos sus puntos.
—2º by most confident devotion to Mary / Con confiada devoción a María.
—3º by grounding the edifice of my religious life on deep humility” / Construyendo el edificio de mi vida religiosa sobre el cimiento de una profunda humildad”.

Nuestro querido difunto se había mejorado penosamente de una grave enfermedad, y desde entonces su salud nunca se mostró floreciente. Se quejaba con frecuencia de dolores intestinales, se alimentaba poco, y como, sin embargo, cumplía su penosa tarea con una admirable regularidad, sus fuerzas disminuían sensiblemente.
El 11 de marzo debió guardar cama; con todo, el médico que vino a verlo no encontró que su indisposición fuera otra cosa que un caso sencillo de gripe, de tal modo que la comunidad se prometía volver a verlo pronto al frente. El Hno. Froilán, llegado nuevamente y que había sido tomado el mismo día por una indisposición totalmente semejante, se repuso tras ocho días de cama; pero para nuestro buen Hermano Director, Dios había dispuesto de otra manera, y a pesar de todos nuestros esfuerzos, se iba debilitando de más en más.

Con todo, bien que muy debilitado, había conservado toda su lucidez hasta el 17 de marzo, fecha cuando comenzó a inspirarnos temores. Interrogado el médico a propósito de esta nueva fase de la enfermedad, respondió que era el resultado de la debilidad del paciente.
Pero, el jueves por la mañana, 20 de marzo, el mismo médico, habiéndolo encontrado muy abatido, nos comprometió a cambiarlo; y, los Padres de la Matriz, consultados en el tema, estuvieron todos de acuerdo en la urgencia de trasladarlo a Lima. Esa misma tarde, mediante un tranvía especial puesto a disposición nuestra, lo condujimos a la Casa de Salud, hospital atendido por las Hermanas de San José de Cluny. El médico del hospital, luego de haberlo examinado, reconoció su debilidad, su agotamiento, al igual que el de nuestra casa; pero, algún síndrome de enfermedad caracterizada, no había. Sin embargo, esta enfermedad que había escapado al examen de dos médicos muy competentes, debía llevárnoslo con una rapidez pavorosa.
La noche fue muy agitada. En muchas ocasiones, el pobre enfermo trató de tirarse del lecho; se tuvieron toda clase de dificultades para calmarlo un poco. El pulso batía con una rapidez inquietante. Desde la mañana del Viernes Santo, el Padre Capellán fue llamado. El enfermo lo reconoció muy bien, pero ya había perdido el uso de la palabra. Solamente pudo responder, claramente por otra parte, a las preguntas del confesor mediante señas con la cabeza. Recibió los últimos sacramentos con gran piedad. Sus manos desgranaban el rosario que, en la precipitación propia de la partida la víspera, habíamos olvidado de darle y que acabábamos de traerle. Hacia las once de la mañana, entregó su alma entre las manos del Divino Creador. Tenía apenas 34 años.

Nacido como Léon Joseph Sauvayre, en Santa Eufemia (Drôme), en 1879, había ingresado al Noviciado de Saint-Paul-3-Châteaux en 1894. Luego de desempeñarse durante una decena de años como profesor en diversos establecimientos de la provincia, fue enseguida enviado a Inglaterra, para aprender la lengua del país, donde, durante un año, realizó destacados progresos. De ahí pasó a España, y luego a la República Argentina, donde fue, sucesivamente, de 1905 a 1910, profesor en el Colegio Nuestra Señora De Luján y Director del establecimiento de Mar del Plata. En 1910 fue llamado a Grugliasco para seguir los ejercicios del Gran Noviciado, que realizó con gran provecho y donde fue sujeto de edificación.

Vuelto a Luján, se hacía apreciar, como profesor, en la Casa de formación del Distrito, cuando fue convocado para ser Director de la casa del Callao, en reemplazo del querido Hermano Marie Charles, elegido provincial de Saint-Paul. Fue ahí, como acabamos de leer, donde una enfermedad difícilmente identificable, pero que se cree que ha sido una meningitis, nos lo llevó, en la flor de la edad, al afecto de su comunidad y a la esperanza de sus Superiores, para colocarlo, esperamos, en posesión de la recompensa eterna, en compañía de nuestro Venerable Fundador y de nuestros 2880 Hermanos que Dios ya ha llamado a Sí. R.I.P. …”

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