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HNO. MIGUEL ANGELINO

Nombre Civil: Francisco Tomás Whelan.

Fecha de Nacimiento: 20/05/1901.

Lugar de Nacimiento: Junín — Provincia de Buenos Aires — Argentina.

Fecha de Profesión: 06/01/1918.

Fecha de Defunsión: 04/09/1980.

Estable 1901 – 1980.
Nacimiento: 1901 — Junín — Provincia de Buenos Aires.
07.02.1913: Junior, Marcos Juárez.
13.03.1916: Postulante, Luján.
06.01.1917: Toma de Hábito.
06.01.1918: Primera Profesión.
10.01.1923: Profesión Perpetua.
13.01.1938: Votos de Estabilidad.
Agosto 1933: II Noviciado, Grugliasco.
Actuación ….. 55 ½ Años.
Maestro ….. 11 Años.
Profesor ….. 28 Años.
Celador Juniorado ….. 1 Años.
Director ….. 3 Años.
Aux. Admin. ….. 9 ½ Años.
Varios ….. 3 Años.
Retirado ….. 3 Años.
Fallecimiento: +04.09.1980 — Buenos Aires — 79 Años y 64 Años de Vida Religiosa.

Francisco Tomás Whelan, por tantos años nuestro Hno. Miguel Angelino de Toma de Hábito, es originario de la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires. El mismo año de 1908, contando él con unos siete años, perdió a sus padres. Don Tomás se desempeñaba como empleado ferroviario. Doña Brígida Mulleady fue dueña de casa. El matrimonio tuvo cuatro hijos. Dos mujeres mayores que él, y un varón menor. Se nos conserva el nombre de la Srta. Margarita Whelan, hermana suya, con domicilio en Buenos Aires, calle Sarmiento nº 2130, y teléfono 47-1452.
Sacramentos de Iniciación Cristiana. Sin darnos fechas, tanto el Bautismo como la Confirmación los recibió en la Parroquia San Ignacio, de la misma ciudad de Junín.
Documentos. Libreta de Enrolamiento 663555, Distr. Militar 14. Cédula de Identidad de la Provincia de Mendoza 255401.

Títulos Habilitantes.
Primaria: APTITUD PEDAGÓGICA Capital 1956; TÍTULO ELEMENTAL DEL MAGISTERIO provincia de Buenos Aires 1924. Secundaria: TÍTULO SUPERIOR DEL MAGISTERIO 1931.

En página 27 encontramos la ordenanza municipal por la cual se da el nombre de tres Hermanos a las calles que rodean el colegio SAN JOSÉ de la ciudad de Mendoza.
Entonces sucede que se cruzan calles con nombres de Hermanos. En esta foto, se cruzan las calles “Hno. M. Whelan” con la calle “Hno. P. Rafael”. Presumimos que es un caso único, aparte de que también sucede con otras de ésas que rodean al SAN JOSÉ.
BODAS DE DIAMANTE. Una extensa y bella nota encontramos en el ejemplar de noviembre 1976, pág. 27 – 29. Con datos significativos sobre nuestro Hermano. Iremos citando o, solamente, extrayendo.
Es el tercer miembro de la Toma de Hábito de 1917 que cumple 60 diamantinos años. Es de ascendencia irlandesa por los cuatro apellidos, pasó la infancia como alumno del “Instituto Fahy” de Capilla del Señor, a cargo nuestro entonces y hasta 1932. En él sintió el llamado a ser Hermano Marista, que le formuló el inolvidable Hno. Veremundo, lo mismo que a otros, cuyos nombres no se olvidan, como los HH. Odérico, Julio Rafael, Septimio, etc.

—Como Director del Juniorado, entonces en Marcos Juárez, lo recibió el Hno. Frédien. El año del Centenario Marista, 1917, tomó el Hábito en el Camarín de la Virgen de Luján, con otros 13 postulantes. De ellos, estaban en vida los tres de quienes se hace la crónica diamantina. Ofició la ceremonia el Nuncio Apostólico, Mons. Vasallo di Torregrossa, y la homilía la pronunció Mons. Agustín Piaggio, gran amigo de los Maristas.
—Novicio el año de 1917, su Maestro fue el Hno. Paulius, en 1976 con 95 años, acompañado por el Hno. Cesidio, ese mismo año en el C. Champagnat. Éramos aún Distrito, y el Visitador era el ilustre y benemérito Hermano Constancien.
—1918 fue el año de su Escolasticado, también en Luján. Entonces fallecieron dos de sus compañeros, los HH. Daniel Bernardino y Ramón Floriberto. En 1976 fallece otro del grupo, el Hno. Cirilo Cándido (Pablo Bajo), y unos años antes el Hno. Víctor Florentino.
—Junto con el mismo Hno. Gonzalo P. del Río, fue maestro de grado los años 1919, 1920 y 1921. Rememora el autor el episodio que fue el traslado, a medianoche y a fuerza de pulso y de hombros, del material del colegio, desde la calle Obligado a la calle Cuba – 120 metros de distancia.
—Desde 1926 a 1931 estuvo en el Instituto Fahy para reemplazar al Brother Joseph Anthony, vuelto a Irlanda.

En 1933, Director del colegio San José de Pergamino, le tocaron horas graves y duras para su colegio.
—Desde 1946 lo tenemos en el C. San José, de Mendoza. Las cátedras de Inglés y horas en la sección Letras, lo tienen como su titular. Y va sin decir – así fue en aquellos años y hasta mucho después para todos nosotros – a cargo de la hora de Catequesis.
—Así hasta hace pocos años, cuando la vista, a causa de una persistente diabetes, empezó a declinar hasta hoy, en que ya casi ciego, tiene que servirse del bastón para moverse y caminar con la gallardía y elegancia de un profesor de Oxford…
—Dejada, pues, la actividad docente y mientras pudo hacerlo, se dedicó a atender la capilla, la despensa, la librería y otros quehaceres, que nunca faltan en un colegio tan grande, como el de Mendoza, y en una Comunidad numerosa. Por eso al Hno. Miguel le podemos aplicar la vieja divisa: “The right man on the right place” (El hombre apropiado para el lugar apropiado). Y sin duda que, conocedor de Shakespeare, recordará ahora el diálogo del Rey Lehar: -“¿Qué haces?” – “Me ocupo de no ser menos de lo que parezco”.
—Por tales modos da gusto verlo, animoso y jovial, moverse al tranquito y con paso medido y alertado el oído, para saludar con frase amable y rostro sonriente a quien a su lado pasa o a quien siente a su vera en el comedor o en la sala de lectura, donde se informa, a través de lo que dicen o de la ‘radio’ – ya que no puede leer-, de los sucesos corrientes y de los acontecimientos molientes del mundo que corre y se agita.
—En el marco temperamental podemos ubicar al H. Miguel en el tipo leptosomático, delgado y alto, estirado y esbelto, como lo era en sus años mozos. Como auténtico irlandés de raza nacido en Argentina —entra en el grupo de los flemáticos, de estructura cerebro— tónica y no emocional, aunque sí reflexivo y discreto, con tendencia a la interioridad.

—Por el carácter sincero y abierto, mesurado y sereno, sin exabruptos de genio ni posturas de altivez, lo podemos ubicar entre los hombres de alma templada y espíritu aquietado y en quien “las razones de la cabeza dominan siempre las razones del corazón”… De tal modo para él son los versos de Machado:
“Es el mejor de los buenos y sabe que en esta vida todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos”…
—En este panorama, su personalidad se caracteriza por la reciedumbre y la estabilidad, con su proceder lleno de intuición y buen sentido, del “bon jugement” exigido en el “Bon Supérieur”; con su actitud noble y caballeresca de auténtico “gentleman” con su modalidad rectilínea; con su vida toda sin baches ni recodos. Ha sido siempre fiel al viejo dilema: “to be or not to be”; sin mediastintas ni tibias opciones y sin dejarse ofuscar por falaces espejismos que engañan nuestra marcha.

—Es prototipo de hombre entrañable en la amistad y recio en la fidelidad. También él puede decir con el poeta: “Hombre soy de los que ponen el corazón en las palabras”. Y tal postura ha sabido tenerla con Dios en las obligaciones de religioso, en la Congregación en el imperativo de su profesión de Hermano Marista, con los HH. de la Comunidad, con los colegas en la enseñanza, con los padres de familia y con los alumnos y antiguos alumnos en el trato diario, hecho de entrega sin reservas y de trato hecho gesto amable y de sonrisa iluminante. Por eso nadie pone mohín en el rostro ni tiene palabras de desaire, cuando se encuentra con el H. Miguel o cuando se pronuncia su nombre.
—Tiene el don de saber matizar el encuentro con el “granum salis” de su agudeza irlandesa y criolla, saturada de limpio buen humor y poniendo en órbita alguna anécdota de su vida y de la ajena, porque sabe que “la alegría es para los que dan y, más aún, para los que se dan”.
—La estampa prócer del H. Miguel seguirá figurando con luminosa con imborrable relieve en la galería de Hermanos ilustres de nuestra Provincia Marista y de la Congregación, ya que él, como dijo Claudel, “ha sabido ser como el hombre que con el cirio que lleva en alto alumbra toda la procesión”. En el festejo de los tres Hermanos diamantinos, el H. Gonzalo presentó el POEMA DE LOS TRES PEREGRINOS. Aquí, algunas estrofas.

Son tres dilectos Hermanos de fama y renombre ungidos uno Enrique, el otro Urbano y otro Miguel Angelino.
Vedlos entrar rozagantes y aureolados de prestigio: son tres nobles paladines de la milicia de Cristo; tres Hermanos Jubilares con sesenta años cumplidos en la Vocación Marista, que es el mejor panegírico de su vida derramada entre jóvenes y niños; y hoy enjoyados de años y de méritos subidos; traen la frente iluminada con los lauros que han sabida conquistar en largos días de renuncia y sacrificio.

Son tres próceres que traen en sus aspectos cansinos el mensaje de su vida —pregón de Evangelio vivo— que en ejemplares hazañas de maestros distinguidos, al Instituto Marista
han brindado fama y brillo. Hombres de pro, extraordinarios, a carta cabal medidos, largos en obras y en hechos, mas cortos para decirlos.

Desde el lejano horizonte de sesenta años nutridos con la virtud y la ciencia —largo y agreste camino— llegan ante nuestros ojos —fabulosos peregrinos— llenos de tiempo y distancias, sin los alardes del mito, que oscurece realidades y falsea los destinos. Contemplemos sus estampas hechas de relieves nítidos…

En sus frutecidas manos traen los dones magníficos que en el Altar de la Virgen colocan agradecidos, en este día de triunfo para todos bienvenido. De su hidalguía señera trae Enrique el oro fino; Urbano trae el incienso de su verbo pulcro y rico y Miguel trae la mirra de hombre buenazo y sencillo…
Paso a los tres caballeros y seguidores de Cristo. Y en aplausos la Asamblea recíbalos con un grito de ¡hurra y viva! clamoroso, que desbordando el recinto pueble el aire con los notas del más jubiloso himno en honor de estos Hermanos, de Champagnat buenos hijos, que han llegado hasta este casa con bordón de peregrinos…
Leoncilio — Pilar, 11 de febrero de 1977…
Hitos para la ruta. Conversando con nuestros mayores. “El dolor me dijo que yo era un hombre”. (P. Galdós).

ENTREVISTA CON EL HNO. JOSÉ M. MAZUELAS.
Los apuntes que siguen provienen de una fotocopia. Vino en el material que me entregara en su momento el Hno. Provincial. Es de ELEVACIÓN.
Su pensamiento sobre la vida. Es un don de Dios. Debemos aprovecharlo pensando en el cielo. No es ni difícil ni fácil. Cada cual hace su vida. Y a esta altura de la vida, uno saca sus enseñanzas y se alegra o se lamenta.
El pensar de los irlandeses sobre los ingleses. La gente culta, hoy, los considera como hermanos. En cambio los nacionalistas consideran sus relaciones como perro y gato. Un dato: mi padrino, por ejemplo, es un inglés.
Para un Hermano joven, conservar la fe actualmente, es más difícil… Creo que sí. Porque en nuestro tiempo teníamos una vida más recogida. Carecíamos de esos modernos medios de comunicación. No había tanto contacto con el mundo. Una formación rígida, casi de noviciado.
Los Hermanos que nos dejan, en su mayoría, ¿a qué lo atribuye? A falta de convicciones sobre la vida religiosa, ese otro gran don de Dios. Y descuido de la oración y de la meditación.
El momento más feliz de su vida. ¡Son tantos! El de mi profesión: porque era ya el paso definitivo de la entrega. Exterioricé mi alegría mediante la expansión exterior. E interiormente, esa alegría que uno siente al darse a Dios.

Grandes amigos suyos entre los Hermanos… Muchos. Entre los Superiores al Hno. Valero. Y entre los compañeros de profesión: Víctor Florentino, Enrique Marcelo, Urbano Alejandro, Aurelio Apolinar y Daniel Bernardino. Considero como verdaderos amigos a los Hermanos Honoratus, Vicente Ferrer, Cleto y Mariano Diez.
Edad en que la vida del Hermano se puede volver más dura. Creo que a los 40 uno comienza a filosofar, a tambalear… Hasta esa edad, la vida parece más florida, más llena de ilusiones. Para mí, el momento definitivo de mi vida fue el Segundo Noviciado, a los 33 años. Ahí entré en la reflexión. Y me ayudó el Hno. Avit, provocando en mí un vuelco, como dije. Vi la vida de otra forma.
Qué se siente cuando a uno lo invade la enfermedad; ¿es difícil asimilar, orientar el sufrimiento? Atacado por el mal, simplemente me resigné, después de un breve shock. Pero me amoldé a las circunstancias. Y es que uno se rebela o se acepta. Lo consideré como un regalo de Dios en mis Bodas de Oro. Después de todos los festejos, me mandó eso. Por otra parte, me adhiero a todos los que sufren. Y le puedo asegurar que no me costó mucho, pues mi vida ha sido espiritual y lo encaucé por ese lado.
¿La pedagogía de Cristo para llevarnos, ganarnos para Él? Se acomoda a nuestra manera de ser. Obra con paciencia. Y a la larga, a los 50, 60 años, uno se rinde.
Consejo que daría al Hno. Provincial para la mejor marcha de la Provincia para esta etapa posconciliar. Leer mucho en particular y en conjunto las conclusiones del Concilio y del Capítulo. Frecuentes reuniones de los Superiores. Amoldarnos a los nuevos tiempos. Que no sea él el único en determinar las cosas.

¿Cree entender a los Hermanos jóvenes actuales? ¿Y por qué? Yo sí los entiendo. A medida que envejezco más, los entiendo más. No tengo derecho a enojarme con sus actitudes, porque siendo joven yo, y en esa época, era más o menos como ellos. Y además siento una propensión a perdonar más y mejor las faltas de los otros, pues uno se siente más abuelo. La juventud es alegre y pone vida en la vida misma, en las reuniones.
El mejor Director que tuvo Usted. ¿Por qué? El Hno. Luperto, porque nos comprendía mejor y era un hombre sumamente abnegado, fino, educado. Era italiano. Y considero como grandes hombres para mí al Hno. Avit y al Hno. Valero. Mi mejor maestro, el H. Swithin, en Capilla del Señor.
Cualidad característica de Usted. El amoldarme, contemporizar con las personas y las cosas. Yo diría la paciencia y la alegría.
¿Es cierto que los ingleses son flemáticos? En general, yo creo que sí. Pero son muy comprensivos, organizadores, tienen ese espíritu.
¿Cómo se definiría Vd. mismo? Eso sí que ya es difícil. (Y se ríe). Cuando se trata de uno mismo… Eso sólo Dios lo conoce. ¿Soy un hombre flemático o no? Me considero un hombre pensativo, reflexivo, que medita mucho las cosas.
¿Es cierto que todos, niños y mayores, anhelamos cariño? ¿Lo ha notado Vd. en la vida? Sí. Todos. Porque es una propensión natural del hombre. No podríamos vivir sin él. El mundo es tan miserable. Dios es amor y también nuestros padres.

¿Qué le parece de este reportaje? No lo esperaba. Ha sido imprevisto. Habría tenido que profundizar más todavía, vista la complejidad de la vida. Por ejemplo, ahondando las causas de mi vocación: Dios y la Virgen, mis padres cristianísimos, la escuela cristiana, primero la protestante y luego la católica, los Maristas y el H. Veremundo. Esto que estamos haciendo puede ser un mensaje para los HH. jóvenes: que cuiden bien su vocación, tesoro inestimable, y a esta edad considero ilusos a los que buscan las alegrías del mundo. (Y así ha terminado Francisco Tomás). Y finaliza así la entrevista el Hno. José María: “Señor, perdónanos nuestros pujos de rebeldía e independencia. Haznos sumisos, rendidos, como algunos irlandeses, ingleses… Muchas gracias, Hno. Miguel Angelino. Vd. se las trae. En mi superficialidad, yo pensé que Vd. no valía tanto”. H. J. M. Mazuelas…

Ordenanza del Consejo Deliberante de la Ciudad de Mendoza, completa en ELEVACIÓN, noviembre 1998, pág. 13 – 14…
ORDENANZA N° 3.350 – DESIGNANDO CON LOS NOMBRES DE: “HERMANO TEOFANO”, “HERMANO PABLO RAFAEL” Y “HERMANO MIGUEL WHELAN” A LAS CALLES QUE LINDAN CON EL COLEGIO SAN JOSÉ DE LOS HERMANOS MARISTAS. ORDENA:
ART. 1º: DESIGNASE.
Con los nombres que seguidamente se indica a las calles que
lindan con el Colegio “SAN JOSÉ de los HERMANOS MARISTAS” y que carecen de nominación, conforme al plano de loteo aprobado por la Dirección Provincial de Carastro y archivado bajo el Nro. 20.258 de Capital, propietario: Instituto de Enseñanza General:
—Hermano TEOFANO: A la calle N° 3 en toda su extensión (desde Avda. Champagnat hasta calle Dr. Salomón Miyara);
—Hermano PABLO RAFAEL: a la calle N° 4 en toda su extensión (desde calle Dr. Emilio Coni hasta calle San José);
—Hermano MIGUEL WHELAN: a la calle N° 5 en toda su extensión (desde calle Dr. S. Miyara hasta la calle N° 4 del mencionado loteo).

ART. 2°:
—Comuníquese, publíquese y dése al Registro de Ordenanzas.
—SALA DE SESIONES: Treinta de Junio de Mil Novecientos Noventa y Ocho.
—NOTA NECROLÓGICA. Hemos optado por trasladar la que ofreciera el Hno. Jesús Des López. (LUJÁN, diciembre 1980, págs. 7 – 8.) Simplemente porque la escrita por el Hno. Gonzalo P. del Río reproduce bastantes elementos de la que le dedicara en sus Bodas de Diamante.

Responso Por El Hermano Miguel Angelino.
“Requiem aeternam dona ei, Domine, et lux perpetua luceat ei”, rezaron los que asistían a la última agonía del Hermano Miguel. Y en aquel momento sus ojos, ciegos desde hacía muchos años, se abrieron al resplandor del sol divino que no conoce ocaso, y brilló para él la luz que ya no tendrá fin.
“Luz, luz”, pedía Goethe en las sombras de su agonía. Su alma en pena, más que a sus ojos, carecía de la celeste claridad que no se apaga.
Pero el alma de “Maikel”, como cariñosamente le llamábamos, estuvo siempre inundada de esa luz que da la fe, y cuyos rayos penetran los recónditos misterios del cielo y de la tierra.
¡Feliz quien lleva en la frente esa estrella! Podrá decir como Abraham Soler, el judío converso, fallecido no hace mucho en el leprosorio de nuestro Delta: “Estoy ciego, pero nunca vi mejor”.

Conviví con el Hermano Miguel muy poco tiempo para hacer de él una biografía fiel y aleccionadora. Lo visité varias veces en su retiro de Pilar y solíamos hablar allí de cruz a cruz, como Cristo y el Buen Ladrón: Maikel desde la cruz de su ceguera, y yo desde el madero de mi dolencia maligna y progresiva. Y en esas posturas cruciales tiene sólo cabida lo eterno y trascendente.
Los ojos de un ciego son como pozos sin fondo, en cuyas simas se nos turban el pensamiento y la mirada. Qué pena da ver en televisión las cuencas de los ojos de Jorge Luis Borges!
Pero las pupilas azules de Maikel eran diferentes… A mí se me antojaban dos volcanes apagados; dos luciérnagas dormidas; dos soles en el nadir; dos almas cautivas que, como crisálidas, duermen en un capullo de seda, hasta abrirse un día en milagroso amanecer y en una ascensión de flecha clavarse en el divino foco de luz que las atrae.
Esto es lo que plasmó el Hno. Pedro San José, en el dibujo que hizo de nuestro Hermano ciego en su lecho de agonía. ¡Pobre Maikel! Me hubiera gustado ser su lazarillo. No me cansaba de mirarlo!
Siempre me había impresionado su estampa de irlandés alto, robusto y rubio, calando a vetes su típico sombrero de cowboy o de granjero de Illinois. Ahora, más que nada, me causaba asombro su aceptación alegre y resignada del beneplácito divino. Su compañía reconfortaba mi alma.
Recuerdo que en una de nuestras primeras entrevistas, entre un Café y un whisky Maikel era irlandés de pura cepa – le recité estos versos del poeta santafecino Aníbal Chizzini Melo:
“No envidies las pupilas abiertas que en los otros apenas si soportan un leve resplandor. Dios siempre está más cerca de ti que de nosotros, y Dios es un celeste poema de fulgor. Resígnate; la vista no sirve para tanto. Todo aquello que puede volverte superior: la oración, la poesía, la música y el canto, entornando los ojos, se comprenden mejor”.

Y me los hizo repetir hasta que los supo de memoria. Yo solía llamarlo el ciego de Jericó. Pues bien, en una ocasión me contestó: Un buen día Cristo pasará a mi lado. Al notar su presencia le gritaré: “Domine, ut videam”, y a su llamado, lo seguiré igual que Bartimeo.
Y en efecto, el día 4 de septiembre, Dios pasó por el Sanatorio del Docente y nos llevó tras sí al reino de la luz a nuestro Hermano ciego. Tenía 78 años. Tuve la suerte de asistir en Pilar y en Luján a sus exequias. Antes de darle sepultura, el Hno. Carlos González, provincial de Córdoba, lo despidió en presencia de los Hermanos y formandos de nuestras dos casas de estudio. Con algunas palabras de su oración fúnebre completaré esta semblanza.
Dijo algo así el Hermano Provincial: Un religioso más que se nos va con Dios. Había completado su misión, y al pisar la meta, nos lega el testimonio de su fidelidad a la vida consagrada y el ejemplo maravilloso de una existencia quemada en aras de su entrega total al apostolado docente primero, y más tarde, en el atardecer de su carrera, a una vida de fecunda quietud en la “soledad sonora” en la que le sumió la cruz de su ceguera.
Gracias, Hermano Miguel, por el estilo de vida y la lección magistral que nos dejaste en testamento. Quiera Dios que los sepamos imitar.

Gracias por tu fecunda labor al frente de la Acción Católica y de la Asociación de ex alumnos. Por tu humor irlandés de buena ley y por la alegría diaria que irradiabas en derredor y que contribuyó tanto a la felicidad de cuantos vivieron a tu lado.
Gracias por tu abnegación total y tu afán de servicio cuando la vista te iba fallando y tuviste que dedicarte a oscuros menesteres y a los mil quehaceres pequeños de un colegio.
Gracias por tu amoroso y jovial acatamiento a la voluntad de Dios, cuando te probó en el crisol del sufrimiento.
Gracias, más que por tus clases de inglés, por lo que enseñaste a alumnos y ex alumnos fuera de los programas rígidos del aula. Tu vida y tus ejemplos fueron tus lecciones más eficaces. Esas nadie las olvidará.
Gracias por tu bondad de corazón, que te llevó a no juzgar a nadie y a excusar las falencias inherentes a la flaqueza humana.
Gracias por fin por todo esto y por otros mil merecimientos que Dios te habrá pagado ya.
Muchas cosas más, a cual más bella, dijo el Hermano Provincial. Pero creo que las pinceladas que anteceden bastan para conformar el retrato de nuestro llorado Hermano ciego.
Querido Hermano Miguel: Tú que anduviste a tientas en la negrura de las sombras, ensancha las pupilas de nuestra fe y pídele al Señor que aprendamos a decir como Machado:

No sé, no sé, Señor, a dónde llego corriendo tras tu sombra… En cualquier parte, buscándote me angustio y extermino. ¡Dame, Señor, la mano, que soy ciego! Ponme en la senda donde pueda hallarte: ¡Mi vida, mi Verdad y mi Camino!

Que descanses en paz, Maikel… Con esta evocación cordial, como recuerdo te dejo en la tumba los símbolos que amas te: las tres violetas maristas de tu solapa y una hoja de trébol de tu lejana Irlanda.
El goodbye de tus antepasados significó originariamente “que Dios esté contigo”. Ese es el voto de nuestro adiós fraterno. De todos modos Maikel, no te olvides de nosotros, ahora que estás con Dios y con la Madre.
Por nuestra parte, seguiremos rezando por ti el piadoso responso de la Iglesia: Requiem aeternam dona ei, Domine, et lux perpetua luceat ei. Amén…

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