Nombre Civil: Miguel Ángel Arenas.
Fecha de Nacimiento: 15/06/1932.
Lugar de Nacimiento: San Juan — Provincia de San Juan — Argentina.
Fecha de Profesión: 08/12/1951.
Fecha de Defunsión: 30/07/1993.
Profeso Perpetuo 1932 – 1993.
Nacimiento: 15.06.1932 — San Juan. Alumno marista de San Rafael.
Junior: 30.12.1946.
Postulante: 04.12.1949.
Toma de Hábito: 08.12.1950.
Hno. Honorio Miguel.
Primera Profesión: 08.12.1951.
Profesión Perpetua: 31.12.1956.
Actuación: ….. 41 Años.
Asmático toda su vida.
Estudiante ….. 3 Años.
Insuficiencia renal, a partir de mitad 1991, en Cinco Saltos.
Maestro ….. 7½ Años.
Profesor ….. 11 Años.
Administ. ….. 12 Años. Administrad. ….. 3 Años.
Rector ….. 4 Años.
Fallecimiento: +30.07.1993 — Cippolletti — 61 Años y 43 Años de Vida Religiosa.
ARENAS, Miguel Ángel es sanjuanino propiamente dicho: nació en la capital de la Provincia de San Juan. Su padre, el Dr. Carlos Roberto, médico. Su madre, María Rosa Guevara. Un hermano, quien vivió algunos años en casa sita en el terreno del Instituto Pablo VI de Viedma. Figura que sus padres se domiciliaron en la calle Sarmiento, de Mendoza, y –1984, anota la ficha – en calle Matienzo 1172, en el dpto. San José, pvcia. de Mendoza,(C.P. 5519), con teléfono 25 – 9919.
Fue alumno del colegio marista San Rafael, en dicha ciudad.
De Su Ficha Provincial:
Segundo Noviciado: En El Escorial, enero 1966. Títulos habilitantes: ENSEÑANZA PRIMARIA: Maestro Normal Nacional, en 1954 registr. en Córdoba; 1956, en Capital, pvcia. de Buenos Aires y de Santa Fe. ENSEÑANZA SECUNDARIA: Título Superior del Magisterio, 1956; Profesor en Ciencias Naturales, 1962. Prof. en Historia y Geografía, 1968.
Testimonio del H. Germán Tosti. Lo titula DE AMIGO A AMIGO.
Recuerda la visita de dos días que le hizo cuando la afiliación al Instituto del Dr. Septimio Rossi. Le resultó consolador cómo lo encontró, tras las noticias recibidas en la C.de la Sgda. Familia. Pero, no dejó de hacerse la pregunta: “¿Cuántas veces durante los 12 años que compartimos ‘vidas y milagros’, escuché de ti la menor queja?’ Pero no me imaginaba que tu fin estuviera tan cerca.” Y sigue este título:
Un árbol hermoso.22 años atrás, ambos plantaron el arbolito de la Obra Marista en Viedma, y lo regaron durante los 15 años “que duró su vida bajo el exquisito cariño marista. Y analiza luego los inicios conlas dificultades del primer año, y su crecimiento lozano después. Sigue escaneo.
Partiendo de la disponibilidad de Miguel Ángel, relata realizaciones que se llevaron a cabo: Gabinete psicopedagógico: Se imponía este válido instrumento, tanto más que fue muy diversa la afluencia de alumnos. Lo constituyeron el Dr. Juan Carlos Bolán y una psicopedagoga, que debió ser separada a su tiempo, al comprobarse que su título era fraguado.
Actividad campamentera educativa: Por años. Con su motor, Miguel Ángel (chef obligado) y los profesores “Goyo (Silva) y Monina,” profesores de educación física. Algunos fueron campamentos misioneros, con el visto bueno del Obispo.Recorrido domiciliario para recabar información al servicio de las parroquias; propaganda de la actividad de las mismas; mensaje religioso…
La Academia De Mecanografía.
Integró dos objetivos: para la asignatura Actividades Prácticas, y como promoción para la gente del barrio. 40 máquinas, traídas de por doquier. Nuestro Hermano firmaba los diplomas de los alumnos que terminaban su academia. Bien se le puede disimular un cierto margen de aumento de la autoestima, como dice el articulista. Pena que, al irse los Hermanos, todo ese capital fue abandonado.
Siguen más realizaciones, vitalizadas bajo el lema Obras son amores. Miguel Ángel, a todo motor, sin achicarse nada por su permanente asma. A saber:
—Año tras año, aulas para el incremento vegetativo y para la duplicación de Primaria. —Cerramiento del predio y juegos para el jardín de infantes.
—Remodelación del halle instalación de un equipo trasmisor, con bocinas hacia el patio.
—Entarimado para las fiestas escolares y representaciones escénicas.
—Gabinete de Química.
—Tablones en cantidad para asados y fiestas.
—La revista “Viedma Marista.”
—Conversión de los antiguos dormitorios en un gran salón para educación física.
—Y, como broche de oro, la conexión del gas. Todo a fuerza de rifas, y para el disfrute de todos los alumnos, ricos y pobres. Ése fue el milagro: *Amalgamarlos a todos para elevarlos a todos.” Y, dice Germán: “Y lo conseguimos, a Dios gracias, y a la familia marista de Viedma.”
Aunque, bien pensado, podemos agregar: fiestas de fin de año; los asados de la familia, tan de barrio, concurridos y alegres. Las competencias deportivas. Los bailes para Secundaria, acompañados de padres y profesores. Las confesiones de los primeros viernes, seguidas de algún refrigerio: ¡estar en gracia de Dios bien vale un festejo! ¿No? Hubo teatro y exposiciones fotográficas. Y se constituyó un grupo de REMAR indómito, tan recio y prendido que dio trabajo deshacerlo. Un Instituto Pablo VI que, al final de sus días, contaba con unos 800 alumnos.
Entrega de las llaves. El autor de la nota fue encargado, como conocedor de qué materiales eran del colegio y cuáles de la comunidad en retirada. Llegó al establecimiento en momentos en que se tributaba homenaje a los Hermanos, por parte de las familias de los alumnos. Pudo advertir la profunda división a favor y en contra del Sr. Obispo. Germán quedó solo en el colegio, y entregó las llaves el día anterior al fijado para nuestro retiro definitivo, que era el 31 de enero de 1987. Esa noche durmió en casa de la madre de la Sra. María Inda. Al día siguiente, a las 13, emprendió viaje hacia Buenos Aires. Su postrer palabra en el tema: “Y en paz.”
En cuanto al H. Miguel A. Arenas, entresacamos citas textuales del último párrafo, titulado:
Hacer, padecer y amar, fue toda tu vida.
“Querido, sería injusto si nos quedáramos tan solo en el ‘hacer – hacer’ de tu vida y olvidásemos lo heroico de ella: tus sufrimientos físicos y morales, especialmente los de tus últimos años, soportados por Dios.
(…) Ante todo el asma, del cual dependiste toda la vida. Cuando, estando con Susana en el hall del Pablo VI, te oíamos caminar sobre nuestras cabezas, nuestros oídos se aguzaban y nuestros corazones se comprimían porque temíamos que te desplomaras en cualquier momento. Pero, nuestra reacción era de alivio cuando bajabas vivito y coleando.
Otra anécdota sobre tu asma. Un día, al principio de nuestra estadía en Viedma, te dio un ataque tan prepotente que pensé necesario enviarte en avión a Buenos Aires para tu tratamiento. Pero fue con tan mala suerte que lo perdimos. ¡Con qué amargura volvimos a casa!
Te veo aún extendido sobre el banco del hall como ahogándote y sin poder auxiliarte. Finalmente acerté comunicarme con el Dr. Molinari, que rápidamente llegó y te calmó. Te colocó sobre la cama donde estuviste hasta el día siguiente, en que pudiste viajar. Pero, no termina aquí la anécdota porque, al llegar a la Casa de la sagrada Familia, al subir la escalera, se te repitió el ataque. Te auxilió el H. Santos Ramos, de quien recibí esta notificación.
Ciertamente, Miguel, tu salida de Viedma en febrero de 1985, te ofreció la oportunidad de aliviarte, pero las batallas dadas para librarte de tu mal, ya te habían deshecho los riñones. Éstos, el corazón y los pulmones, se concertaron para darte el último asalto, y te lo dieron el día 30 de julio de 1993.”
Foto a orillas del Río Negro. Fila de abajo: H. Serapio Cuesta,
ex H. Viñuela, persona aún por saber, HH. (+) Germán Tosti y Miguel A. Arenas. 2ª fila: H.Horacio Magaldi, Padre Capellán (abandonó el sacerdocio), ex H. Sergio Calvo. Arriba: H. Miguel Ángel Schonfeld. Debió ser con motivo de una visita de Hermanos de Cinco Saltos a los del I. Pablo VI. La postura y sonrisa de Miguel Ángel, muy de él, pero no totalmente frecuentes.
Algunos recuerdos personales. Estando ambos en el C. San Luis, un matrimonio padres de alumnos vino a entrevistarme. Deseaban hablar con él, pero con el Rector presente. Los acompañé. Las explicaciones que dio sobre una cuestión planteada, no los satisfizo. Opino que era inocente, pero, además, inocentón. Me inclino con fuerza a pensar que hubo alguna imprudencia. Días después, sobre la hora de la entrada por la tarde, me avisan que hay un grupo de padres – madres que solicitan hablar con el Rector. Acudo, y eran algo más de treinta. Por ese mismo tipo de cuestiones pidieron la entrevista. Felizmente, no permitieron que ingresara con ellos un periodista. Lo involucraban a él y a otras personas del establecimiento. No dejaban de deslizar claras amenazas. Las habituales: periodismo, juez de menores… Inmediatamente, hablé con nuestro Hermano. Le expresé que nosotros lo defenderíamos. Pero que, de llegar el asunto a Minoridad, podía prepararse a un careo con el/los niños, en compañía de los padres, un fiscal, y su abogado defensor. Sin ninguna duda, optó por trasladarse a la Casa de la Sagrada Familia. No podía yo dejar de pensar en ambos extremos: su inocencia y su imprudencia. Esa misma tarde se trasladó allí.
Para colmo, alguna maestra se excedió en sus comentarios frente a sus colegas. Y un periódico, muy comprometido con partido político, publicó un suelto muy subido y burlón. Por gracia de Dios, un exalumno del San Luis consiguió, como decimos por acá, “parar la mano” periodística. Un verdadero amigo. Además, un grupo de padres acudió a la Comisión de Educación del Senado de la provincia.
Las Aguas Se Fueron Calmando.
Posteriormente, estando ambos en el I. Ceferino Namuncurá, colegio que era mixto, hubo alguna queja presentada ante el Rector. Una maestra de La Plata reflexionaba diciendo que, siendo tan serio Miguel Ángel, cosas así en otras personas más informales, no hubieran tenido repercusión. Su rostro inexpresivo, concluyo de su reflexión, no daba márgenes para interpretaciones benignas. Además, ¿podría haber sido un gran testarudo Arenas? Esta vez, no pasó nada más.
Habiendo sido tratado el tema en artículos de nuestra revista, y habiendo estado yo en medio de las cuestiones, me pareció correcto dar mi punto de vista, en total respeto de otros pareceres.
En La Plata, alguno de nosotros insinuó que podía tener como una cierta fijación en cuestiones sexuales. Me acordé de esto cuando, desde el corredor del Ceferino, pude ver un enorme órgano masculino dibujado por él en el pizarrón, que, pienso, ilustraba didácticamente su explicación. ¡Qué despistado mi hermano!
Lo noté distante de mí en Cinco Saltos. Mas, nunca se abrió a la cuestión. Pero quede en firme su fidelidad a la vida y oración comunitaria y su muy entregado espíritu de trabajo. Sigo pensando que era un gran Hermano. Agrego lo de la canción de Rafael: ¡Digan lo que digan!
Una familia notable. Desde que se le descubrió en Cinco Saltos su insuficiencia renal, debió iniciar un calvario semanal de tres tardes. Se dirigía a Cipolletti, donde había una unidad para diálisis, la que duraba unas dos horas y media. Pues bien, apareció una familia que lo apoyó incondicionalmente: la Sra. Amalia y Jorge Greck, cuyos tres hijos cursaron en nuestro colegio: Pablo, Valeria (a quien tuve de alumna en catequesis) y la mayor… Miguel no aceptó nunca que lo trajéramos de regreso. Sabíamos que la condición que le restaba luego de la diálisis, no era para que condujera el auto por la ruta, esos 14 km y fracción. No hubo forma de que lo acompañáramos. Pues bien, sucedió. Tal vez medio dormido, se deslizó con el Renault a la banquina.
Sobresaltado, el volantazo. Derecho a la banquina opuesta. Nuevo volantazo. Pérdida de dominio del vehículo, que volvió con violencia a la banquina de su mano. Vuelco con algún tonel. No tuvo mayores heridas. Pero nuestro Renault quedó fuera de combate.
Estuvo en taller y chapista, 4 semanas, cerca de un mes. La familia Greck tomó al Hermano bajo su tutela, y todas las veces de esos días lo llevó y lo trajo. ¿Despistado Miguel? Una de esas tardes, no llevaba dinero para los remedios. Le prestó la Sra. Amalia. Nunca le permitió devolverle esos cien pesos… Otra anécdota sobre esta característica: Era nuestro sacristán en La Plata, en la Eucaristía diaria. Antes de la Misa, cierto día controla en el sagrario que hubiera suficientes formas. Parece que no. En la sacristía, toma algunas y, serena y sencillamente, las quiso colocar directamente en el copón. Te imaginas que no faltó la “acusación” de habernos intentado involucrar en una idolatría… A tiempo corrigió el furcio litúrgico.
Una broma ocurrente. Estaba de visita yo en Viedma. Noche de mucho frío, me agenció una garrafa, conectada a un radiador. Encendida y con mi propósito de dejarla aún un rato funcionando, al ir a acomodar no sé qué e inclinarme, observo que de la unión de ambas semiesferas de la bombona, emanaba gas. Y no poco. Siendo aún buena hora, se lo advierto. Ahí mismo, nuestro Miguel la retira y la deposita en lugar abierto, donde se vació esa noche. En el desayuno, en el aquél de comentar el sucedido, con gracejo dijo: “No resultó. Pero no importa, la próxima vez no fallaremos.”
MIGUEL ÁNGEL, personalidad un tanto paradójica, con un consenso de frecuencia discutido, más trabajador de fuerza, empuje, variedad, más de servicio total que de prolijidades, de quien hemos admirado en Viedma su multifuncionalidad: Director de Primaria, Administrador, profesor en Secundaria, ¡simultáneamente! Cocinero en días feriados o de paseo. Incansable. Con un mecánico había conseguido componer un vehículo a partir de autopartes. Creo que su máxima velocidad era llevarlo en segunda. Le salió baratísimo, pero andaba. Siempre con la sonoridad del motor forzado. Con su conductor, eran únicos. Estando yo por allá, no recuerdo que fallara.
Después de redactar tantas vidas de Hermanos, una lección, por si sirve a alguien. El tiempo nos hace valorar con objetividad sus condiciones de fidelidad, trabajo, amor a Dios y a nuestros hermanos. Sus pequeños defectos de temperamento, más que de carácter, inciden demasiado en el buen nivel de nuestras relaciones comunitarias.