Nombre Civil: Martín Salazar.
Fecha de Nacimiento: 27/06/1916.
Lugar de Nacimiento: Sasamón — España.
Fecha de Profesión: 01/01/1933.
Fecha de Defunsión: 14/01/1959.
Profeso Perpetuo 1916 – 1959.
Nacimiento: 27/06/1916 — Sasamón — España.
Enero 1927: Junior en Carrión de los Condes.
19/09/1929: Llega a nuestro país: junior en Luján.
15/01/1932: Postulante.
01/01/1933: Toma de Hábito.
01/01/1934: Primeros Votos.
02/02/1939: Votos Perpetuo.
1934/1935: Escolástico.
Actuación: Docente, 11 años, en 6 colegios.
Director: 6 años.
Profesor, Juniorado Menor: 1 año. Celador, Juniorado Mayor: 1958.
26/10/1958: Dirige los festejos de Bodas de Oro del Juniorado.
Fallecimiento: +14/01/1959 — 43 Años.
Burgalés de Provincia, Martín Salazar nació en Sasamón el 27 de junio de 1916. Su padre era agricultor: Federico. Su madre, Nicolasa Miguel. Podemos seguir sus pasos vocacionales maristas uno a uno.
Ya asoman en nuestra Provincia los pasos seguros, formativos, de los Hermanos: estuvo dos años en el Escolasticado, en Luján. A continuación, vemos la grilla con sus misiones y obediencias. Si no se aclara, es como docente.
Escolasticado: ….. 1934/1935.
Mendoza ….. 1936/1938.
Morón ….. 1939.
Marcos Juárez, 5 años ….. 1940/1946.
Mendoza ….. Octubre 1946/1947.
Mar del Plata ….. 1947 a Julio 1948.
C.Champagnat ….. Julio 19487/Junio 1949.
Grugliasco, 2do. Noviciado ….. Marzo 1950.
Capilla del Señor, Juniorado ….. 1950.
Mons. Rasore, La Plata ….. 1951.
San Francisco, Director ….. 1952/1957.
Luján, Celador Juniorado Mayor ….. 1958.
El Hno. Eutiquio Abad, entonces Arcadio Ireneo, es autor de la nota referida a su deceso, aparecida en Ecos de Familia, enero – abril 1959, pág.259 – 260. Destaca la preocupación e interés de la familia marista del C. San Francisco, donde acababa de ser Director. Mucho de lo que sigue proviene de su pluma.
Un Marista a carta cabal, hijo de la casa, en permanente desvelo por su familia religiosa. El estilo de JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, de la SAGRADA FAMILIA. Siempre gozó de simpatía. Un estrato profundo de vida sólidamente virtuosa, era el hondo manantial de donde brotaba su abnegación, su bondad, su humildad y celo. Su estado inquebrantable de alegría santa.
Lo tuve de maestro en Mendoza, en 1º Superior ó en 2º grado, 1937 ó 1938. Años me quedó en la mente, al aparecer enganche por el tema, su gesto de inclinar la cabeza rezando la primera parte del “Gloria Patri…” Pero de donde lo recordamos más, fue por un verano que estuvo colaborando en el Escolasticado. Qué Hermano más amable y acogedor. Siempre distendido, adherido a una sonrisa fácil, espontánea, sincera. Resultaba muy fácil acercársele. Positivo. Nos dirigía en la preparación de los cantos, incluida alguna misa. Deferente, nada duro para distinguir con bien a los demás.
Se brindaba para alegrar fogones, reuniones festivas de familia. Poseía un bien provisto repertorio de cánticos, también de los jocosos. No tanto para ejecutarlos él. Sobre todo para alegrar comunitariamente. Muy buen oído y musicalidad. Y anécdotas.
Un eje frecuente de sus alegrías y recuerdos, era el Juniorado, el suyo propio. Regustaba aquellos años. Y, consecuente, con no disimulada alegría manifestaba su sentimiento cuando, a fin de año, algún alumno ingresaba en el de Luján. Días antes de morir, se le oyó musitar el vocablo “vocación”…¿ofrecía su vida por ellas?
Su última misión fue la de Celador del Juniorado Mayor. La vivió como una gran gracia. Como pez en el agua. Pudo desplegar toda su artillería: entusiasmo apostólico, entusiasmo para crear fiestas de gozo familiar. Y, además, estar en el medio de la organización del festejo de los 50 años de existencia del Juniorado… Citamos al cronista: “ Meses antes de la celebración jubilar, el Hno. León desbordaba de alegría y soñaba en preparativos. Llegó el día esperado, 26 de octubre. Todos, Hermanos, juniores y familiares, unidos, festejaban las Bodas de Oro y muy alegres pasaban las horas…Tan sólo uno sufría en silencio. Era el alma de la fiesta. Era el Hno. León Kotska. Al atardecer caía agotado, rendido.”
Dos meses y medio después, el 14 de enero de 1959, rendía, extenuado de entrega y fidelidad a pleno, su hermosa alma, marcada de familia marista, a Nuestro Señor. 43 años de vida y 27 de vida religiosa marista. No lo enterró. Sembró, hizo multiplicar el talento de su alegría, lo entregó. Con lógica evangélica, seguro que oyó la palabra de Jesús, gozo de Dios Padre: “Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor.”