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HNO. JUAN DOROTEO

Nombre Civil: Juan Doroteo Baldomero Galdeano.

Fecha de Nacimiento: 26/02/1911.

Lugar de Nacimiento: Eraul — Navarra — España.

Fecha de Profesión: 02/07/1928.

Fecha de Defunsión: 18/01/1985.

Estable 1911 – 1985.
Nacimiento: 26.02.1911 Eraul (Navarra).
Junior: Carrión de los Condes 30.09.1922.
Luján …………………… 03.09,1926
Y llegada al país.
Postulante: …………………… 02.01.1927.
Toma de Hábito ……………….. 02.07.1927.
1ª profesión …………………… 02.07.1928.
Prof. perpetua ………………… 11.01.1934.
Voto de Estabilidad …………. 24.01.1954.
2º Noviciado: St. Quentin febrero 1960
Visitas de familia: julio 1947 – dic. 1960 – dic. 1967 – mayo 1973 – abr. 1978 y jun. 1983.
En años: Maestro 9 y ½ /y ayud. Admin.. 3.
Prof. 25/ y Celador 3 años.
Secretario 10 años.
Ecónomo 1 año.
Enfermero 1 año.
Vida activa …………………………52 ½ años.
+ San Rafael (Mza.) – 18.01.1985.
74 años de vida – 56 de vida religiosa.

Don Tiburcio Galdeano Segura y su señora, Doña Ángela Sotes Ocáriz, formaron una familia con siete hijos.
BALDOMERO fue el cuarto. Su padre, agricultor, falleció en 1947. Lo siguió su esposa seis años después, en 1953.
En el mapa adjunto, zona de Navarra, podemos ver destacado su pueblo, Eraul, hoy en día en proceso de despoblación: cuenta con 71 habitantes. No lejos de Estella, ciudad más importante, donde se indica en la ficha que reside su hermano Santiago, calle Calderería nº 13, 1er. piso. De su hermana Marina, se señala que reside en Bearin (Yerri), también en Navarra. Fueron 3 varones y cuatro mujeres en total.

Al día siguiente de nacer, o sea el 27 de febrero, recibió el santo Bautismo en su parroquia, San Miguel. Y el sacramento del Espíritu Santo al mes siguiente, el día 20 de marzo. Parroquia San Patricio, en la ciudad de Abárzuza.
Documentos. Libreta de Enrolamiento 4244706, Distrito Militar B.A.; C. de Identidad, Policía Federal, 3303033. Nacionalizado el 29.03.1949.
Títulos Habilitantes. Primaria APTITUD PEDAGÓGICA , Capital 1932; TÍTULO ELEMENTAL DEL MAGISTERIO Prov. Bs. Aires 1933. Secundaria: TÍTULO SUPERIOR DEL MAGISTERIO 1940.

En 1944, mi primer año de Juniorado, fue nuestro Hermano Celador y profesor de Castellano en nuestro 2º año. Una persona de conducta sencilla, sin grandes cualidades ni defectos, muy al pie de sus obligaciones, se lo veía muy bien integrado en la labor con los otros Hermanos a cuyo cargo estábamos. Nos cansaba un tanto lo mucho que jugábamos a las “bases”. Con un alto espíritu religioso marista, hombre de gran sencillez. … Y memorable sonrisa…
Entusiasta catequista. En agosto 1967, pág. 16 – 17, un excelente testimonio de ello.

Colegio Ntra. Sra. Del Rosario. Rosario
Haciendo un poco de historia… con frase un tanto trillada, queremos aludir en este párrafo, a la tarea catequística que nuestro dilecto Hermano Juan Galdeano desarrolla, desde hace varios años en el barrio Azcuénaga Sur de esta ciudad. Hace unos 15 años el difunto y recordado Hno. Juan Romualdo abrió el centro en dicho lugar, entonces bastante inhóspito y “agresivo”. Primero lo instaló en campo abierto, luego en un rancho de latas y, poco después, en casita más decente.

Fallecido dicho Hermano, se ocupó del centro el Hno. Carlos Moyano, actual director del Colegio de San Francisco, provincia de Córdoba. Consiguió la colaboración permanente de los Padres Scalabrinianos, de San Carlos Borromeo, para la celebración de la misa dominical y festiva. Poco a poco el barrio, carente de asistencia espiritual, trabado por grupos “evangelistas” y marxistas, se fue acercando a la religión y los chicos se llegaron a la lección de catecismo… Desde que el Hno. Carlos se alejó de Rosario, se hizo cargo de la atención del centro el Hno. Juan Galdeano, quien con ejemplar constancia admirable dedicación sigue llevando adelante la apostólica y meritoria obra.

Con paso diligente y gesto silbandillo, como quien echa al aire alguna canción de conquista, sale el Hno. Juan con el portafolio en manos, en la tarde de los sábados y en la mañana de los domingos y fiestas, rumbo al barrio nombrado. Lejos le deja el vehículo… y andandillo y con cuidado se llega a la meta. Con cuidado si el tiempo es malo o si ha llovido, porque algún traspié le puede llevar a dar con sus huesos en la cuneta, de la calle mal trazada. Ahora ya es gloria andar por aquellos parajes, un tantico urbanizados, gracias a las diligencias del Hno. Juan y del dinámico Padre Jorge Berti, encargado de la vicaría Ntra. Sra. De la Roca, que acaba de crearse este año.

Tal es el punto alcanzado en la tarea empezada hace quince años. Se ha construido una capilla provisoria, con la vivienda para el Padre Vicario. Se ha levantado también una escuelita en la que funcionan tres grados y además el centro catequístico y salón de cine. El Hno. Juan, con la colaboración de algunos alumnos maristas, está preparando para la Primera Comunión y Confirmación a más de setenta niños y niñas. Esta tarea se complementa con la acción social entre las gentes del barrio. Sin descuidar la siembra vocacional, pues más de una vacación para el Seminario y para nuestro Instituto ya ha salido.

Brillante resultó, el 12 de mayo, la ceremonia de la instalación definitiva en la capilla de la imagen titular de Ntra. Sra. De la Roca, venerada por la colonia italiana, y traída desde la parroquia de Santa Rosa. Y pronto se empezará la construcción de la iglesia definitiva, que será sede de una nueva parroquia. La semilla echada hace quince años está rindiendo óptimos frutos. Dios ha bendecido la tarea y el Hno. Juan y sus colaboradores pueden estar contentos y dar gracias a Dios. Publicamos dos notas gráficas alusivas a esta crónica.

BODAS DE ORO
Semblanzas
Hermano JUAN GALDEANO (Baldomero Galdeano Sotes)
Hombre maduro en edad y en talento, en virtud y en mérito. Posee un temperamento aquietado y parsimonioso, con carácter templado y suave, aunque no ajeno a las reacciones, sin ex-abruptos, propias de todo espíritu equilibrado y de toda alma hecha para la firmeza y rectitud. Su inconfundible personalidad está encerrada en un cuerpo sólido y fuerte, con rostro ovalado y cabeza bien plantada y calva venerable, con espaldas algo dobladas por los años y el trabajo sin desmayo. Mesurado en el gesto y medido en las palabras, porque en el centro de su ser palpita un corazón bueno, humilde y leal.

Hombre igualmente de múltiples facetas síquicas y amplia gama de posibilidades para la acción y el trabajo, ya que “metido en la harina”, como reza el refrán, sabe llevar a buen fin y a cumplido éxito la labor propuesta y el quehacer encomendado, porque suele tener siempre “pronta la motivación del ánimo” y “este ponerse a trabajar” vence en él el miedo, la comodidad y la desidia, como aseguraba un viejo maestro. Y eso sí, sin alharacas ni bambollas, envuelto en la inefable voz de lo sencillo, que es un muy bello y atrayente modo de merecer la atención.

Hombre modelo en los modos y en las formas, maestro diligente y esforzado. Administrador y Secretario atento y meticuloso, religioso marista abnegado y ferviente, estructurado en una descollante escala de valores que no se pueden ocultar y que se deben admitir y también imitar.
Atrayente figura marista hecha según el paradigma auténtico dictado por Marcelino Champagnat; Hermano nuestro en Cristo y que a nuestra vera vive y lleva en permanente gesto de entrega y donación el amor en banderola, como un zurrón de bien andanzas. Un verdadero y amigable “virfidélibas”, que merece nuestras loas y nuestro seguimiento, porque sencilla y sonrientemente sabe transmitirnos la proclama de la íntima peripecia de su enriquecido mundo interior, donde las ideas y los sentimientos se han acrisolado y han pasado por la criba de la rectitud y de la integridad.

A los 50 años de Vida Marista ha llegado satisfecho de sus días y agradecido a Dios por los frutos que le ha ayudado a ofrecerle en estas memorables Bodas de Oro. Y a esta altura ha llegado y desde la misma ha prometido seguir remontando sin pausa las cumbres hasta la última cúspide de la perfección religiosa y sin que el entusiasmo se le apee en el camino. Y así sigue la consigna de su paisano El Divino Impaciente: “Hay que hacer el bien de prisa, que el mal no pierde un momento”.
El Hno. Juan nos llamará tal vez a cuentas de todo lo hemos escrito en estas cuartillas, pero no nos desdecimos, pues sólo hemos dicho la verdad. Y dicho lo cual me llamo a silencio y “me largo… como tatú pa su angero”, según aconseja Martín Mierro.

Romance a los cinco próceres.
(…) Aquí están Héctor María
y Filomeno, su hermano
y Cayetano y Balbino
y también Juan Galdeano.

Recio y apuesto quinteto,
Pregón de buenos y guapos,
Que en Pilar en este día
Los votos han renovado,
Eco fiel de la promesa
Que de niños formularon
A la Virgen Carrionesa
En día lleno de ensalmo.

“Señora”, entonces dijeron,
con ademán de cruzados
y con el fervor que impulsa
de la Fe el fuerte aletazo:
“Tus hijos seremos fieles
y verdaderos Hermanos
del Instituto Marista.
Cúbrenos bajo tu manto.
Iremos donde Tú quieras,
Por tu mirada guiados,

Para llevar de tu Hijo
El Reino a sitios lejanos
Y para ser de tu Nombre
Fieles y ardientes Heraldos”…

Aquella infantil promesa
Que este romance ha guardado,
Con fulgor de poesía
Y contornos de retablo,
En esta fecha gloriosa
– himno de honor, áureo canto-
a su vida de Maristas
entre vítores y aplausos
con ramillete de afectos
y recia explosión de abrazos.

Leoncillo
Rosario, febrero de 1978
Nota necrológica, abril 1985, pág. 25 – 26.
(Omitimos la primera parte, ya expuesta: etapas y lugares en su vida.)

Hno. Juan
“(…) Lo que hago es relatar lo que el Hermano ha dejado impreso en mis pupilas en los últimos ocho años que son los que he convivido con él.

El Hno. Juan ha sido persona recia y fuerte tanto en el orden físico como moral. La sangre ibérica que le corría por las venas a veces le hervía en sus adentros y cuando aún tenía contacto directo con los alumnos se manifestaba con actitudes de exigencias tanto para el estudio como para el comportamiento. Pero otra cualidad que más lo ha hecho querido fue que nunca guardaba rencor en su corazón aun después de acaloradas exigencias.
Recio en su vida espiritual siendo en todo momento fiel cumplidor de las exigencias de la vida religiosa; siempre puntual a los ejercicios de piedad, dócil a las innovaciones de los últimos tiempos conducentes a un mejor y delicado contacto con el Señor. Nunca dejó pasar su turno semanal de animador de la oración, a pesar de las grandes dificultades que últimamente tenía con la vista; se le veía hacer grandes esfuerzos para leer la letra que, él decía, era demasiado pequeña. Largos ratos pasaba delante del Señor en la capillita de la Comunidad en contacto con Él.

Ordenado, preciso y previsor; eran éstas, quizás, las características más salientes del Hno. Juan. Nunca se dejaba sorprender por un imprevisto. Todo lo tenía medido, ordenado y a punto. Con los años le vino fallando un poco la memoria; él reconocía sus limitaciones y se notaba que ponía aún más empeño para no fallar otra vez.
Bien sabemos los Hermanos que hemos convivido con él, con qué detalle preparaba todas las cosas para los paseos, anotaba minuciosamente todo e iba colocando las cosas en su debido sitio y orden con varios días de anticipación y esto hacía vivir a los Hermanos un clima anticipado de fiesta.

También le sucedió montar todo el equipaje para un asado y al final olvidarse la carne y, otra vez, llevar todo y olvidar los fósforos y no poder hacer otra cosa que comer queso y fiambre.
En asuntos de Secretaría, trabajo al que dedicó sus preocupaciones de los últimos años, su esmero no ha sido menor. Con meses de anticipación y a veces con un año, tenía listas las mesas de exámenes, el horario, el papelerío, etc.

Un simple hecho. Los exámenes de ahora, marzo de 1985, se tomarán de acuerdo a lo que ya tenía él planificado desde diciembre, con todos los permisos escritos. En otras palabras, el orden, la previsión, fueron virtudes de su personalidad y si pensamos en lo que dice el autor: ‘El orden exterior de una persona es reflejo del orden interior que ella tiene’, podemos afirmar que en lo espiritual, el Hno. Juan ha sido muy previsor y ordenado.
Otra característica de su personalidad ha sido el trabajo. Cuando era menos achacoso le encantaba acompañar a los alumnos a los campamentos. Allí se multiplicaba para atenderlos, cocinaba con cierta habilidad y buen gusto, y servía a chicos y a grandes y luego recogía todo para que nada quedara extraviado. Esta actitud fue siempre motivo de comentarios favorables hacia su persona, y tanto lo recuerdan con cariño los profesores como los alumnos por esa su disponibilidad.

Siempre estuvo bajo su vigilancia la pequeña huerta que se tiene en el colegio, y nunca dejó de faltarle las verduras de cada estación con la abundancia que más de un peso ha hecho ahorrar a los distintos ecónomos.
Para terminar, podemos decir sin equivocarnos, que el H. Juan ha sido un ejemplo de todas las virtudes Maristas. Su sencillez, modestia y humildad han sobresalido en cada momento. Su amor al trabajo ha hecho que la muerte lo encontrara en el tajo, como se suele decir. Su piedad y su amor a María fueron también un fuerte en su vida. Seguro que desde el cielo seguirá ahora preocupado por nosotros en nuestras necesidades más apremiantes a nivel provincial; acudamos a sus ruegos por nosotros, sin olvidar de encomendarlo al Señor”.
HNO. AMELIO CARDUCCI

En el mismo número, pág. 49. Novedades de la Comunidad del C. Champagnat. “Estaba aún fresca la noticia (se refiere al fallecimiento del Hno. Julián García Rilova) cuando de San Rafael llegó una del mismo tenor anunciando el infarto mortal del HNO. JUAN GALDEANO. Era el 18 de enero. Ante el tributo triste nos inclinamos para decir: ‘Hágase, Señor, tu voluntad’. El día anterior había llegado el Hno. Ezequiel Vaquerín, C. G. Junto a él un grupo de Hermanos de la Comunidad asistió al entierro en Luján”.

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