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HNO. HUGO JURASCHEK

Nombre Civil: Hugo Juraschek.

Fecha de Nacimiento: 20/05/1789.

Lugar de Nacimiento: Furth — Alemania.

Fecha de Profesión: 20/05/1789.

Fecha de Defunsión: 05/01/2001.

De apellido polaco, es de los Hermanos alemanes que han pertenecido a la parcela marista uruguaya. Carecemos de ficha alguna de Secretaría, de artículos de revistas, en general de colaboraciones de Hermanos, salvo las recibidas del Hno. Augusto Jenneman.

I Parte.
Carta del 14 de septiembre de 1999. “Puedo decir que volvió a Alemania y falleció en Furth. Creo que llegó a Argentina y luego al Uruguay en el año 1936 ó 1937. Existe de él la ficha en el archivo. Sé que estuvo actuando en el año 1939 en una escuelita parroquial de los Padres Capuchinos en Punta Carreta (Montevideo), cuando se fundó el Colegio Zorrilla de San Martín, en una precaria casa de familia en la calle Coronel Mora. Además fue mi primer director y fundador del Colegio de Pando en 1941, y estuve sólo un año con él.

II Parte.
Carta de febrero del 2000. “1941. Nuestro Visitador, José Verius, había reunido a todas sus ovejitas de la colectividad alemana, primero en un Retiro en Chajarí, y luego se trasladaron unos cuantos Hermanos para las dos nuevas fundaciones del año 1941: “San Luis”, de Durazno y “San Luis” de Pando. El año anterior ya se habían fundado los de Rocha, “Larrañaga”, y el “Zorrilla de San Martín”, Punta Carreta. En esta fundación última estuvo el H. Hugo Juraschek, como titular de la escuelita parroquial de los Padres Capuchinos, pegada a la parroquia de Ntra. Señora del Sagrado Corazón.
Al principio de 1941 dejó esta escuelita y fue designado como primer director del “San Luis” de Pando.
Muy humildes fueron los comienzos en esta escuelita parroquial, que anteriormente habían tenido otros responsables, incluso Padres Jesuitas. No lograron sobrevivir. Finalmente los Maristas se hicieron cargo a instancias del Sr. Cura párroco, Enrique Cabrera, que luego fue obispo de Mercedes. Al principio la comunidad se componía del H. Augusto Jenemann (Rafael, de Toma de Hábito), y del Hno. Carlos Vetter, como cocinero y factotum en una casita de la calle 33, donde residía la comunidad, dado que en el sector de las aulas del colegio no había espacio para una comunidad. Años más tarde los sacerdotes cedieron su casa parroquial como residencia para los Hermanos, y ellos adquirieron una casa contigua a la parroquia.

Fue un año muy humilde, con unos 59 alumnos, repartidos en dos grupos hasta 4º grado, en dos aulas. Cada Hermano atendía dos grupos simultáneos. Durante el año, el H. Provincial envió a otro Hermano, Esteban Meinbach haciéndose cargo del 3er. grado. Así dejaba al director más libertad en la dirección y administración. Un día asaltaron al Hno. Hugo su pequeño quiosco, en el cual vendía, además de lápices, cuadernos, chucherías como caramelos, que fueron la atracción de un avivado gurí. Se supo quién era, y debió abandonar el establecimiento.
La cuota de los alumnos fue muy reducida, y el párroco había hecho un arreglo. Si los Hermanos no llegaban al fin de mes con una determinada cantidad de pesos recolectados, él haría una colecta en la parroquia, a modo de ayuda complementaria. Pero no hizo falta. A pesar de las reducidas entradas, muchos alumnos trajeron de sus granjas, productos de huerta, frutas, vino, queso, etc. Con gran satisfacción del H. Carlos, con ello teníamos lo suficiente para nuestro sustento. Carlos, ingenioso, criaba gallinas, patos y una pequeña huerta bien cercada. Además había traído de Rocha, donde había estado el año anterior, una buena remesa de miel, que puso a la venta en una de las ventanas, al precio de $1.- la botella.

La comunidad participó activamente en las ceremonias y actividades de la parroquia, como organista, etc. En Navidad hicimos junto con el Hno. Carlos (flauta) y una señora madre de dos alumnos (violín), un concierto navideño y en fiestas marianas. Además participaba un cantor especialista para funerales, que participó invitado, con su hermosa voz. Era gratificado siempre con una merienda y una buena botella de vino.
La fiesta de fin de curso en 1941, con los pocos alumnos y recursos, fue muy linda y aplaudida, en el salón teatro, cine vecino, que la Congregación adquirió no hace muchos años. Reformado, en la actualidad presta grandes servicios en sus dos pisos, para muchas actividades del colegio. Estuve sólo un año en la comunidad del H. Hugo.”
El H. Salvador Martínez Conde nos ha alcanzado un testimonio, sin firma de autor.
“Hno. Hugo Juraschek. Religioso tranquilo y dedicado a su labor de maestro, pues ya se había recibido de docente en Alemania. Fue uno de los que llegaron a Argentina con los primeros grupos antes de la guerra.

En Uruguay fue primero director y maestro en una humilde escuela parroquial en Punta Carretas, junto a la iglesia de Padres Capuchinos. Una vez fundada la escuela “San Luis”, de Pando, fue destinado para su apertura, también en una humilde escuela parroquial que ya había funcionado en tres épocas anteriores.
Tuvo que vencer grandes dificultades en los comienzos, cuando no abundaba el dinero y los pocos alumnos apenas cubrían los gastos de los tres Hermanos que trabajaban allí. No se podían emprender grandes reformas, y recién después de varios años de eficaz actuación y con un número ya crecido de alumnos, se agrandó la obra que ahora es un Colegio con casi 1000 alumnos.

Fue en todas partes en crecimiento lento con un trabajo tesonero, con sólo Hermanos al frente, pero que muy pronto se granjeó la confianza de las familias. Así anduvo trabajando en varios colegios y en los últimos años de su vida optó por quedarse en Alemania, y en la Residencia de los Hermanos ancianos pasó algunos años hasta su fallecimiento…
Sus restos descansan también en el cementerio de los Hermanos en Furth…”

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