Nombre Civil: Joseph Louis Paul Pavier.
Fecha de Nacimiento: 18/11/1881.
Lugar de Nacimiento: Saint-Maurice-en-Trièves — Departamento de Isère — Francia.
Fecha de Profesión: 15/08/1896.
Fecha de Defunsión: 24/06/1981.
Estable 1881 – 1981.
Nacimiento: Francia 18.11.1881.
04.12.1893: Junior en Serres.
25.05.1896: Postulante en S.P.
15.08.1896: Toma de Hábito.
20.09.1898: Voto de Obediencia.
20.08.1903: Profesión Perpetua.
30.01.1913: Voto de Estabilidad.
En Europa: 1897/1903: 7 Años.
14 ½ 1921/1927: 7 Años.
Argentina: 1903/1912: 9½ Años.
62½ 1913/1981: 53 Años.9 Años.
Maestro … 7½ Años.
Maestro de Noviciado … 8 Años.
Director … 25 Años.
Enfermero … 19 Años.
Ecónomo y Profesor … 3 Años.
Varios … 10 Años.
Fallece en Luján: +24.06.1981 — 99 Años 7 Meses 6 Días — 83 Años de Profesión Religiosa.
“El mayor de nuestros mayores,” es expresión del Hno. José M. Mazuelas.
Prototipo Fundacional Marista Argentino.
De 1903 a 1981 conservó la antorcha marista fundadora.
Nuestro país gozó de su presencia esos 63 años. Nuestra veneración hacia él fue creciendo. Hemos sido, somos, sus hermanos menores.
Sobre la firma “H.S.” ,viene de pág. 65. Está firmado, simplemente, como “ H. S.” Sin ningún tipo de duda, es el Hno. Septimio. Hay una afinidad total con su estilo, pero, ante todo, la circunstancia que menciona de haber estado en Tucumán el 4 de julio… ¿quién, si no él, anduviera por esas latitudes…?
Al volcar a estas páginas esta vida excepcional, nos corresponde adecuarla a los parámetros que gobiernan las biografías de los otros Hermanos que “NOS PRECEDIERON.” No pretendemos emular ni abarcar tanto como otras publicaciones referidas a nuestro máximo representante fundacional. En primer término, el trabajo escrito y publicado con la firma del HNO. GERMÁN TOSTI. Hay otras. Por nuestra parte, nos limitaremos a algunos pocos recuerdos personales, y a transcribir la grilla y las notas que se publicaron en la revista de familia provincial, en la fecha de su deceso.
PAVIER, Joseph Louis Paul, nació en Saint-Maurice-en-Trièves, en el Departamento de Isère. Baptiste, su padre, era agricultor. Falleció en 1924. Perdió a su mamá, Valérie Raymond, en 1887, a sus 6 años. Se nos conserva la dirección de un sobrino, Louis Pavier, en S.Maurice.
Su primera profesión, que aún se hacía el voto de obediencia, tuvo lugar en Bourg de Péage. Profesión perpetua, en Manresa. Voto de Estabilidad, en Grugliasco.1912, agosto-diciembre, 2º Noviciado en Grugliasco.
Algunos recuerdos. Y llegaron los tiempos de los cambios. El glorioso, tradicional, simbólico y tan francés rabat, debió dejar su lugar al cuello romano. No dijo ni una sola palabra. Amaneció ese día, y se puso la nueva prenda. La obediencia y la necesidad de adaptarse a nuevos tiempos, eran dos principios suyos de vida y de acción muy entrañables. Próximo a los 80 años, me comentó la oportunidad de conformar en Villa San José una biblioteca religiosa y de estudios varios. Había leído en una revista marista de Canadá cómo se podía disponer y ordenar una organización así. Inclusive, tenía pensados uno o dos lugares en la casa, que podrían ser muy útiles a tales efectos. No era una persona del siglo XIX quien me hablaba. Era un joven mentalmente fresco que me explicaba una manera necesaria de corresponder a necesidades y signos de los tiempos. ¿Frère Paulius? Nada de La Bégude… En alguno/s de los años de Escolasticado, tuvimos la gran suerte de contar con su presencia y palabra los días miércoles, en el estudio religioso. Su tema de charlas era la congregación, el Padre Champagnat. Por primera vez oí comentar las notas del Beato Marcelino estando en el Seminario. Nada recuerdo sobre la “bande joyeuse”: aún no eran los tiempos del realismo histórico en nuestras tradiciones.
En la biografía del Hno. Víctor Florentino podemos encontrar lo correspondiente al período de enfermero de nuestro actual biografiado.
La Famille, diciembre 1919, pág. 111: “Nombramiento. Todos los Hermanos del Distrito conocerán con satisfacción que nuestro Q. H. Paulius acaba de ser confirmado para un nuevo período de tres años en su cargo de Maestro de Novicios. Cada uno conoce su incansable dedicación para cumplir con sus importantes funciones. Una buena oración a fin de que todos los Novicios que él ha formado estén siempre animados del verdadero espíritu marista y plenos de celo para su santificación y la salvación de las almas.”
El Lirio de San José, julio 1923, pág. 153 – 154. Se trata de la organización de la recepción del Hno. Superior General en la “Institution Saint Joseph”, un juniorado franco argentino. El H. Paulius fue Director del mismo, y encontramos datos precisos en el libro “Hno. Paulius, Marista”, del Hno. Germán Tosti, pág. 37 – 42. En El Lirio de San José se nos aporta información sobre su origen, y nos ofrece una foto de los juniores, con el H. Paulius, su Director. Vamos a ello.
Se halla en las afueras del pueblo Saint Paul – 3 – Châteaux, y al pie de la áspera colina Sainte Juste. Vasto edificio que fuera Noviciado de Saint Paul, Seminario Mayor y Menor de la diócesis de Valence, y por fin, hospital militar en la primera gran guerra.
La Institución San José en una de sus dependencias, el 4 de mayo de 1921. Grandes inconvenientes en sus inicios, con el valimiento de San José y perseverantes esfuerzos se fueron venciendo. La Institución fue progresando con alentadora rapidez. Se detiene el relato en la visita que llevó a cabo el Hno. Diógenes. Llegó allí el 26 de marzo del mencionado 1923. Se había hecho cargo de esta fundación el 4 de mayo de 1921. La capacidad del local no permitía más de 50 juniores. Después, una ampliación permitiría acoger 30 más.
Ecos de Familia, diciembre 1926, pág. 27: “Nuestro reclutamiento en Europa. Seguimos manteniendo la mitad de los juniores de Saint Paul, donde nuestro abnegado Hno. Paulius mantiene siempre encendido el afecto y el recuerdo de su provincia, cuyos intereses le preocupan y por los que sigue velando y sacrificándose sin descanso.” Estuvo de regreso en Argentina el 20 de marzo de 1928. En la lista de este año se desempeña en la misión de Director del Escolasticado. Completa la información lo pertinente a Carrión de los Condes.
En junio 1928 se le da la bienvenida. Pág. 108: “¡Bienvenido! – Después de una ausencia de siete años, durante los cuales con silenciosa abnegación trabajó en Francia por los intereses de la provincia, ha regresado a nuestro lado el carísimo Hermano Paulius, cuyo recuerdo se mantenía muy vivo en todos los que le conocieron y trataron. Con íntima satisfacción lo hemos vuelto a ver lleno de juventud y animado de su habitual optimismo. Ha reanudado de inmediato sus actividades como Director del Escolasticado. Sus reconocidas dotes de educador y su espíritu genuinamente religioso y marista han de traducirse en frutos de sólida formación de los jóvenes estudiantes confiados a su solicitud. En el año de sus bodas de plata la provincia reclamaba la presencia del obrero de la primera hora que es el querido Hno. Paulius. Los numerosos discípulos por él formados y que actúan con honor en nuestras filas, y los Hermanos todos de la Argentina le presentan por nuestro conducto sus afectuosos votos de bienvenida.”
En 1929 se desempeña como Director de Villa San José. Lo remplaza el H. Frédien.
1941, aunque no figura en la lista con su nombre de Paulius, seguro que es Director de la Escuela San Vicente de La Plata. Leemos “Hno. Pablo”. Pero, eso sí, leemos en página 41 del número de agosto de ese mismo año: “CONSEJO PROVINCIAL. En su reunión del 20 de mayo ppdo., el Consejo General ha designado ha designado Consejeros Provinciales a los Rdos. Hnos. Valero, Vital, Paulius y Veremundo. Nuestros más sinceros plácemes.”
En 1942 – 1943 integra en calidad de Subdirector la comunidad de Pergamino. En el número de junio 1943, pág. 15, el título de “Historia de la Provincia. II – EL AÑO 1903”, se narran los hechos propios de nuestra fundación de Argentina. A él lo encontramos en el grupo de los siete primeros llegados, y diversas circunstancias que atañen a tan importantes acontecimientos. Referidos a ellos en conjunto, hallan su adecuado lugar en la historia provincial.
Septiembre 1943, pág. 13. En este V de Ensayo de Historia de la Provincia, AÑO 1905 (2), lo encontramos muy marplatense: “El 30 de octubre de 1905 llegaban a Mar del Plata los tres Hermanitos de María (los HH. Ignacio, Bajulus y Paulius), para iniciar una obra que había de desarrollarse magníficamente…”
Octubre 1944, en la comunidad del C. M. Belgrano; es consejero provincial. Pág.124. En publicación de “HISTORIA DE LA PROVINCIA 1908: JUNIORATO”, se dice que en los siete primeros años de esta etapa formativa, de los siete Directores que lo dirigieron, fue el segundo.
Diciembre 1944, pág. 154. Entre los actos que conforman la “SEMANA PRO VOCACIONES EN LA VILLA SAN JOSÉ”, que tuvo lugar entre 23 y el 30 de noviembre, leemos: “Por fin, los RR. HH. Vital, Veremundo y Paulius, se llegan hasta la Villa y desarrollan en sendas conferencias tres temas de inspiración marista y apostólica.”
1945, Director del Escolasticado. Agosto, pág. 110, bajo el título “ENSAYO DE HISTORIA DE LA PROVINCIA 1912 (2), (…) 4.- Traslado de los juniores a Marcos Juárez. Los júniores, quienes desde el 24 de enero de 1908 se hallaban en Luján (Colegio y Chalet, Descanso de Peregrinos , Casa San José), salieron para Marcos Juárez el 22 de enero de 1912. Iba a su frente el Rdo. Hno. Paulius.
A mediados del mismo año se hizo cargo de la dirección del Juniorato el Rdo. Hno. Simeón…” En abril de 1916, bajo la dirección de los HH. Junion y Mariano José, regresaron los juniores a Luján, leemos después.
En septiembre, pág. 104, aparece su nombre entre los cuatro Hermanos que han enviado colaboraciones para la sección “Ensayo de historia de la Provincia.”
Noviembre 1945, ENSAYO DE HISTORIA DE LA PROVINCIA 1913 (4), nos permite comprender la interrupción en la función de Director del Juniorado por parte suya. En efecto, leemos en pág. 16: “1. Hermanos llegados en 1913. El 214 de marzo, en compañía del Rdo. H. Paulius quien regresaba del segundo Noviciado, llegaron los HH. Mertino, Bercarioy Eleázaro, júniores estos dos últimos.”
1946, Director del Escolasticado y consejero provincial. Mayo, pág. 32. En ENSAYO DE HISTORIA DE LA PROVINCIA, notículas de 1914: “El día 26 de junio los RR. HH. Constancien, Sixto y Paulius, en nombre de la Congregación reciben el Instituto Peralta Ramos, de Mar del Plata.”
Julio 1946, año del XIV Capítulo Provincial. Pág. 80:
“Gobierno de la Provincia.” Durante nuestra ausencia asumirá la responsabilidad de la Provincia el Rdo. Hno. Paulius, Consejero Provincial.
Lo auxiliarán en el desempeño de sus funciones el Rdo. Hno. Vital, Consejero Provincial, y – como lo dispone el Rdo. Hno. Asistente – el R. H. Adrián Emilio, en calidad de adjunto temporal al Consejo de la Provincia.
Les deseamos copiosas bendiciones del Cielo y el mejor de los éxitos en su interinato.
Hno. Provincial.”
En este mismo número, pág. 87, se lo menciona como una de las víctimas de la “racha de gripe que sopla por la Casa.”
En la despedida del H. Provincial, acto del 9 de agosto, el H. Director de la Casa, H.Donaciano, introduce este párrafo: “Aquí quedará la Provincia un poco herida de vuestra ausencia. Pero, en las manos tan extraordinariamente maristas del R. H. Paulius y de sus Consejeros, etc.” En página 110, el cronista del C. Champagnat: “Día 12: viene a pasar unas horas con nosotros el Rdo. Hno. Visitador Hno. Paulius. En el momento de le lectura espiritual, el venerado superior nos prodiga la bondad de sus sabios consejos, de ésos que, por lo añejos, sencillos y prácticos, transportan el alma a los felices tiempos del noviciado.”
Octubre 1946, pág. 127. “Enfermos. No muy bien nos ha tratado el mes de setiembre, por lo visto. En primer lugar tuvo que guardar varios días de cama el Rdo. Hno. Visitador, aquejado de molesto y pesado resfrío, contraído en uno de sus viajes. Desde los primeros días de este mes ya está bien, gracias a Dios.” Integrada a esta notícula, la fotografía que vemos en esta página. A su pie: “Rdo. Hno. Paulius, Visitador de la Provincia, que tan dignamente reemplaza al Rdo. Hno. Provincial.”
Noviembre 1946, pág. 140. Transmitir una noticia familiar fue para él expresar una fe que vivió. Leemos: “RDO. HNO. VALERO, Provincial. (…) El Rdo. Hno. Paulius, nuestro Visitador en estos meses que tan radicalmente estremecieron las fibras de nuestro corazón marista, se apresuró a di-fundir la noticia por todo el ámbito de la Provincia, en circular redundante de afecto al elegido del Señor y plena de luminoso espíritu de fe: Sacramento humano, acreedor a total acatamiento y reverencia, es el Superior; figura sensible de Jesucristo Nuestro Señor, voz de su Palabra para nuestra alma y canal insustituible y milagroso de la Gracia. Desechar el religioso ese fundamento equivale a derribar toda posibilidad, siquiera remota, de edificarse en un orden decoroso, digno de una ocupación humana. Evadirse del espíritu de fe, simplemente, naufragar en un mar de pesadilla, de ciegos absurdos. (…)”
Diciembre 1946, pág. 172. La sección habitual “Nuevas del Hogar”, en la ocasión está destinada ante todo a informar a la Provincia la llegada del nuevo Provincial al aeródromo de Morón, con el H. Veremundo, capitular, a quienes aguardaban él y otros Hermanos. Se detiene al detallar la “Recepción en la Villa San José”, haciéndose cargo de la Provincia el H. Valero. “Trasmisión de mando”, lo llama. Lugar destacado en el acto del lunes 25, lo ocuparon las palabras del Hno. Paulius. Recuerda la bendición que pidió y recibió del H. Sebastián. La emoción fraternal recibiendo las noticias de elecciones capitulares, que tuvieron tan fuerte impacto entre nosotros. Hace hincapié en el “americanismo” del H. Leónidas, con sus 40 años en nuestro continente. Los recuerdos del H. Sebastián en su visita a Mondoví, su terruño marista natal. La línea de nuestros Asistentes Generales: HH. Berilus, Michaelis y Sebastián. Fueron luego las noticias de la figura del Hno. Valero como Provincial. Destaca valores indudables y brillantes de su personalidad religiosa, reclamando, finalmente, a todos la adhesión a su presencia de Superior. Finaliza con la expresión: “Bendito sea el que viene en el nombre del Señor.”
Un breve párrafo final menciona la constitución del Consejo Provincial, siendo primer consejero el H. Paulius.
Abril 1947, pág. 9, donde se nos anoticia que el último día del Retiro en Luján, la última instrucción consiste en la lectura que efectúa del mensaje del Hno. Sebastiani, A.G., del que se dice: “Es un documento hermoso y completo, una pieza perfecta en la que nada sobra ni falta.” En la nómina, pág. 19, consta su misión de Director en Villa San José.
En julio, pág. 63, se menciona esta iniciativa. El Centro Interno de la Acción Católica del colegio de Luján, rinde homenaje al P. Champagnat el 16 de junio. Acompañado de simpatizantes, en total unas 200 personas, se congregan frente a su monumento. Asisten luego a un auto vocacional interpretado por los Juniores. Los acompañan los Hermanos Paulius y Félix Valentín. Y el 29 de junio, recibe el homenaje de toda la Casa en el día de su santo.
En 1948, y es un recuerdo personal, desde su cargo de Director de la Villa S. José, los días miércoles nos brindaba una catequesis marista los días miércoles a los HH. Escolásticos. Muy feliz iniciativa, nos aportó grandemente en nuestra consolidación marista y a nuestra afinidad con San Marcelino. Como detalle del número de diciembre, pág. 85, se recuerda de la gripe, harto molesta, que aquejó a la Casa en los primeros días de diciembre. Entre las víctimas, él.
Julio 1949, en el acto en su homenaje, se le ofrecieron dos números originales para la época. Uno fue un “contrapunto cuadrilingüe en las lenguas de Cervantes, Racine, Dante y Goethe”, y otro el canto con gestos, por parte también de los HH. Escolásticos, de varias canciones infantiles. En noviembre 1949, pág. 73, se nos informa de la nueva constitución del Consejo Provincial, en el que no está él. En ese camino tan humano, y por lo mismo marista, que signa la edad, de ir dejando al compás de la obediencia, el 15 de febrero de 1953 entrega la dirección de la Villa San José al Hno. Conrado, cf. abril 1953, pág. 179. Ese año es nombrado a la comunidad de Villa Champagnat. Pero su figura fundacional, junto con la del Hno. Veremundo, se hace presente, y firman el pergamino que se introduce con la piedra fundamental del Juniorado de Pilar. Los dos, en nombre de los fundadores de la Provincia. Y, claro, también el H. Provincial con su Consejo, el Padre Gerardo Lerena, capellán de la Villa, y el ex H. Provincial, H. Valero.(Id. pág. 183.)
Septiembre 1953, pág. 230. Nuestra revista publica lo que, a su pedido, le han enviado los fundadores de la Provincia, HH. Frédien,
Paulius y Veremundo. Seleccionamos de su nota, consistente sobre todo en un recuerdo y un consejo. Su recuerdo: “El 2 de febrero de 1913 tuve el privilegio, no sólo de ver a Su Santidad, hoy el Beato Pío X, sino también de postrarme a sus pies, besar su mano y hablarle unas palabras. En momento tan propicio no podía olvidarme, claro está, de las obras vitales del entonces Distrito Marista Argentino. Le dije, pues, textualmente: “Santísimo Padre, una bendición para nuestras obras de formación de la República Argentina”, a lo que Pío X contestó: “Sí, sí, sí,” mientras trazaba sobre mi cabeza la señal de la cruz. Quiera el santo Papa de la comunión frecuente, interesarse siempre ante Dios a favor de nuestras obras de formación: Juniorados, Noviciados y Escolasticados, para que se realice el voto que él mismo expresara al Rdmo. Hno. Stratonique, en 1908, cuando le dijo: “Extiéndanse cada vez más por todo el mundo, crezcan y multiplíquense.”
“Y ahora un mensaje de “abuelito”, como fruto de nuestras fiestas jubilares: “Renovémonos en nuestra mentalidad de religiosos maristas: a) Honrando más a nuestro Venerable Padre Fundador. b) Honrando más a nuestra familia religiosa. c) Honrando más a nuestros Hermanos fallecidos.”
Por afinidad con la presencia de nuestros perseverantes a través de estas carpetas de NOS PRECEDIERON, trasladamos parte de su comentario:
“Nosotros disfrutamos ahora de todo lo que ellos han dejado, tanto en bienes espirituales como materiales. Ellos sembraron y plantaron, y regaron con sus sudores, lo que nosotros hoy cosechamos y disfrutamos. Nos han dejado el espíritu de nuestro Venerable Fundador: espíritu marista, de humildad, sencillez y modestia; espíritu de amor a Jesús, a María, a San José, a las almas. Otros heredarán después nuestro espíritu religioso, y a otros transmitiremos también nuestras costumbres y usos y modos de vivir. Por eso, pues, tengamos el espíritu y las costumbres y los usos de hijos auténticos del V. Padre Champagnat, y seremos así los dignos continuadores de esos santos Hermanos fallecidos, cuyas biografías debiéramos conocer más y mejor.”
En página 238 de este mismo número, se nos hace saber cuál fue el primer puesto de este gran misionero. El 2 de octubre, siempre de 1903, empezó su labor en la Escuela Gratuita San Vicente de Paúl. Estaba contigua al otro colegio, de pago, pero sobre calle Lorea, hoy Luis Sáenz Peña. Contaba con unos 500 alumnos, y la tarea de los Hermanos fue especialmente la preparación de los niños de Primera Comunión.
Foto de enero 1905. 24 años.
Diciembre 1953, pág. 297. “Días de nuestra Provincia (II)”. “1911. (…) Con los novicios que por la mañana emiten sus primeros votos, más algunos Hermanos llegados de Europa, el día 8 de setiembre queda fundado el Escolasticado Nuestra Señora de Luján. Fue su primer director, el Hno. Paulius.” Al año siguiente, 22 de enero, el Juniorado se traslada a Marcos Juárez, bajo su dirección. Nueva movida ese año. Inicia el 2º Noviciado en Grugliasco, y en “1913. El 30 de enero, en Grugliasco, el H. Paulius emite su voto de estabilidad, y es nombrado maestro de novicios, en remplazo del Hno. Honoratus.” Tres días después tiene lugar la audiencia con San Pío X, narrada antes.
Ese mismo año, de regreso del 2º Noviciado, “el Hno. Paulius llega a Luján el 19 de marzo.(…) Al día siguiente se hizo cargo del Noviciado.” En tal viaje lo acompañaron los HH. Martino, Bercario y Emilio Eleázaro.
En esa misma nota, 1914, se lee que el 26 de junio, en la casa de Don Jacinto Peralta Ramos, Mar del Plata, los HH. Constancien, Sixto y Paulius reciben en nombre del Instituto la donación formal del Instituto Peralta Ramos.
En 1954 forma parte de la comunidad de Sagrada Familia. Sigue a cargo del H. Víctor Florentino, en calidad de enfermero.
Diciembre 1954, Días de nuestra Provincia, pág. 413: “Año 1920. 2 de noviembre: los HH. Paulius y Castorien se embarcan rumbo a Francia, para reabrir el Juniorado de Saint Paul, que compartirán Francia y Argentina.” El H. Simeón lo remplaza en su misión de Maestro de Novicios. En 1929, el 13 de enero, asume la dirección de la Casa Provincial, en tanto que el H. Fredien se hace cargo del Juniorado.
Octubre 1957, pág. 142. En el relevamiento del estado de nuestros enfermos, se nos indica que el Hno. Víctor Florentino sigue sin mayores variantes, “tan exquisitamente atendido por el abnegado H. Paulius.”
Revista LUJÁN, año 1968, nº 213, pág. 66 – 76. Son 10 páginas dedicadas a Historia de la Provincia. Solamente entresacamos elementos propiamente de nuestro biografiado que no hayan sido entregados ya. En pág. 74 encontramos sobre el Colegio San Luis Gonzaga, de la localidad de San Martín, de efímera duración. Fue fundado por iniciativa del Padre Rodolfo Torti, cura párroco. A fines de diciembre de 1905 fue a Luján, solicitando Hermanos para radicar una fundación escolar. Ofrecía excelentes condiciones. La autorización llegó a mediados de febrero de 1906. El 20 de marzo se iniciaba, siendo muy duros los comienzos. Posteriormente, en circunstancias en que el Padre Torti trataba de encontrar local con mayor capacidad de alumnado, fue trasladado. Su sucesor no mostró interés en la obra. Dadas las grandes dificultades, el H. Constancien dispuso su clausura en enero de 1909. El H. Paulius estaba en el cargo de Director estos dos años, 1907 – 1908. Al dejar nosotros la escuela, él fue nombrado Director del Juniorado en remplazo del Hno. Honoratus, designado Maestro de Novicios. Fue el primer Maestro de Novicios del Distrito.
Agosto 1973, pág. 32. Nuestros veteranos, HH. Paulius, Benitius y Norbertus, han sufrido un poco el rigor del invierno, más frío y húmedo que de costumbre.
Reportaje A Un Veterano
Un delantal muy blanco, casi coqueto y en la mano una bandeja: “Dar de comer al hambriento”. Así lo he conocido siempre. Camina lentamente, demasiado lentamente tal vez. Se acerca. Adivino que me observa con curiosidad. Me siento un poco confundido de mi corte de pelo raor, de mis anteojos pop y hasta de mi poderosa canonflex.
Saluda con una distinción encantadoramente sencilla.
—Hermano Paulius, tengo que conversar con usted.
—¿Ahora?
—No, tenemos para un rato largo, mejor después.
Aprovecho para explorar este mundo de los Hermanos ancianos al que falsamente creemos conocer. Tengo que invocar a la Obediencia, pequeños recursos del oficio, para que la cámara pueda entrar en función sin resistencia.
Llega el elegido y nos vamos a su pieza. Seria y austera como su dueño. Perfectamente frailuna en su simplicidad marista.
Se excusa por su oído, por su vista, por su mala memoria y se pone en mis manos para lo que sea.
Comenzamos “suavemente”. Hay que procurar que no se produzca en el entrevistado la impresión de interrogatorio… Su pueblo, su infancia son buenos motivos para lo que nos hemos propuesto.
¿La familia?… Como tantas otras de esos pequeños pueblitos de Francia. El padre, labrador. El nació un 18 de noviembre de 1881. De chico era “un buen chico”… “Todos los chicos eran buenos en mi pueblo”. A los seis años muere la madre. (Hay una inmensa pena en los ojos muy claros del Hno. Paulius cuando me cuenta esto.) La Primera Comunión la recibió en 1893… Sigue contando cosas, muchas cosas de su vida y de su pueblo. “Es lindo… pequeño… gente trabajadora… muy buenos”… Se adivina un cariño grandote por ese pedazo chiquito de la bella Francia. Está entusiasmado. Ahora es el momento.
—¿Por qué se hizo Hermano?
—No lo sé. Yo no conocía a los Hermanos, nunca los había oído nombrar. Un día llegó a mi pueblo, Saint-Maurice-en-Trieves, el Hermano reclutador de Ancello. Nos vio a mi hermano y a mí. Sólo iba a buscar uno, pero se llevó a los dos.
En Ancelle estuve poco tiempo como pupilo. Luego fui a Serres en los Altos Alpes. El 25 de mayo de 1896 ingresé como postulante. El 15 de agosto de 1896 tomé el hábito. Tuve como maestro de novicios al Hermano Bonius Joseph. El 20 de setiembre de 1898 hice mi voto de obediencia en Bourg-de-Péage. Mi hermano no perseveró, salió luego de haber tomado el hábito.
—¡Siempre se sintió a gusto como Hermano o pensó seriamente alguna vez en abandonar su vida marista?
—Sí, siempre estuve a gusto. ¿Cómo?… No, nunca, y eso que he tenido oportunidad. Cuando la secularización, el Hermano Constancien nos envió a casa para que viéramos a la familia y nos decidiéramos. Cuando yo llegué a la mía, mi papá, que conocía de leyes y sabía lo que venía, me había buscado un puesto de maestro de escuela. Yo le dije que mi puesto estaba en otro lugar.
—¿Qué es lo que más le gusta de la vida marista?
—La separación del mundo, para mí personalmente, porque siempre o casi siempre estuve en casas de formación.
—¿Cuáles son las pruebas más duras a las cuales se encontró expuesto durante su vida marista?
—Y… La secularización. Eso de andar sin sotana entre la gente. Usted no conoce lo que es eso.
—¿La vida religiosa era más “religiosa” antes que ahora?
—Antes era muy religiosa, en todo caso. Eran pequeñas casas, de pocos Hermanos, muy observantes. Éramos más ignorantes, pero éramos religiosos… Había muy buenos Hermanos.
—¿Cómo ve a los jóvenes?
—Son muy buenos aquí; en los colegios no los conozco.
—¿Qué es más fácil, ser director o dar clase?
—Y… No sé; pero si es un buen director, eso, porque tiene que ocuparse de los otros.
—¿Siempre creyó que la obediencia es una gran cosa?
—¿Eh?… ¡Es la base!… Si no hubiera obediencia, no habría Hermanos Maristas.
—¿En qué colegio se sintió más cómodo y con qué director?
—En todos. Pergamino era una pequeña familia, Mar del Plata, San Vicente…
—¿Qué sería lo primero que modificaría en las casas de formación?
—No cambiaría nada, con tal que cumplan con la entrevista. Para mí esto es la primera rueda para la formación de los Hermanos.
—¿Qué opina de los cambios últimos en la Iglesia de Dios?
—¿Qué cambios?
—Y… la misa, por ejemplo.
—Estoy contento de eso. Sólo que no oigo la lectura de la epístola y el evangelio, y entones tengo que seguir en mi libro. Creo que ahora se puede aprovechar más.
—Ha habido ciertas órdenes en la Iglesia que se han extinguido posiblemente por no adaptarse a su época. ¿Cree que los Maristas corren ese riesgo?
—Nosotros estamos adaptados y nos estamos adaptando. Pero, cuidado, que no se descuide la vida espiritual.
—¿Qué opina de la nueva manera de encarar el apostolado entre nosotros en lo que se refiere a trabajar más en extensión que en profundidad?
—Va en contra de mi criterio, pero puesto que los superiores lo quieren, bendito sea Dios. Me gustaba más lo otro porque estaba acostumbrado, pero los superiores dan la pauta.
—¿Qué piensa del personal seglar en nuestros colegios, especialmente de las mujeres que dan clase?
—Nunca lo he visto. Si los Hermanos se conservan Hermanos, no hay inconveniente mayor, si no ¡adiós! De parte de esas personas no hay peligro. El peligro viene de nuestro lado si nosotros vamos a ellos.
—Si estuviera en su mano el poder prolongar su vida, ¿lo haría?
—No. Si es para gloria de Dios, sí; si no, no.
—¿Le tiene miedo a la muerte?
—No.
—¿Nunca tuvo dudas de la existencia de otra vida?
—¿Dudas contra la fe?… Sí, de vez en cuando, sí; pero hay que atajarlas, se reza el Credo y ya está.
—¿Qué cambiaría en su vida, si pudiera?
—Yo creo que no cambiaría nada. Somos como Dios nos ha hecho; tenemos lo que El nos ha dado. Según lo que tenemos sabemos, si según lo que sabemos obramos.
—¿Se siente un ser inútil, si trabajamos?
—¿Qué le gustaría tener, para que su vida fuera en el momento presente más humanamente llevadera?
—Nada. Uno se resigna a la voluntad de Dios. Un ejemplo, no tengo oído. ¿Me darán audífonos?… Mejor. Si no sigo gritando igual. Ah, mon Dieu, mon Dieu.
—¿Le interesa la política en la actualidad?
—Me hace mucho daño, porque sueño con ella y no me deja dormir. Me corta el sueño. Leo cada día algo, y algo me cuenta el Hermano Víctor Florentino. Rezo mucho para que acierten.
—¿De qué cuadro es hincha, fue alguna vez a una cancha?
—De ninguno. Nunca tuve preferencias y nunca fui a una cancha. De joven no jugué porque el fútbol no existía; jugábamos a otras cosas, y como no empecé de joven… De todos modos, me parece mejor que los jóvenes estén en una cancha antes que en el cine.
—¿Le gusta el cine?
—No.
—¿Qué opina del cigarrillo entre los Hermanos?
—Dios nos libre de eso. Opino que tiene que seguir el antiguo sistema por muchos motivos, por amor a la mortificación, por amor a la pobreza… Ya ve, ahora casi no se hace ayuno. Hay que mortificarse.
—Entre los Hermanos hay quienes verían con agrado, por razones muy variadas, que se suprimiera la sotana. ¿Cuál es su opinión sobre este asunto?
—Yo siempre querré la sotana. La he querido, la quiero y la querré.
—¿Sabe quiénes son los Beatles?
—Sí.
—¿Le gustan?
—No.
—¿Qué novela le ha gustado más?
—Ninguna, porque no he leído una sola en mi vida. No lo he neesitado.
—¿Qué le paree la televisión?
—Me parece necesaria. Por algo los superiores la han obsequiado. Todos van, pero yo no, porque no oigo y me cansa la vista.
—¿Se considera progresista?
—¿Qué entiende por progresista?
—Los que ven las cosas nuevas en su justo valor, tratando de adaptarse a su época…
—Me gusta lo moderno, pero siempre que sea para bien. No soy de esos que invocan al Concilio para echar al obispo abajo. Hoy, el que quisiera ser conservador en este sentido y mantenerse como hace 10 o 15 años, no seguiría el espíritu del Concilio.
—¿Cómo le paree que va nuestra provincia?
—Para mí, va bien. Pero si yo tuviera que decir algo, insistiría en la entrevista. Eso mismo es lo que le he dicho al Hermano Asistente y eso le digo también al Hermano Provincial.
—¿Le gustaría viajar a Europa?
—Desde 1928 no he vuelto a ir. Casi cuarenta años… Tengo muchas razones para no ir… y eso que tengo dos hermanas que aún viven y un sobrino sacerdote.
—¿Y cuáles son esas razones?
He querido ser indiscreto, deliberadamente indiscreto. Me mira con sus grandes ojos de asombro y me dice muy, muy bajo, casi en un susurro:
—No voy, para atraer las bendiciones de Dios sobre ellos. Un pequeño sacrificio… Lo confieso: la vida me ha parecido que no es una inmundicia; pienso que aún no está todo perdido, que hay gente que vale, y pienso muchas cosas. Pienso, por ejemplo, que si esto lo hubiera sabido hace unos días, no habría publicado un artículo cuyo título decía “El mundo está loco, loco, loco”.
H. PABLO AGUSTÍN CAMPILLO
En el número de la revista LUJÁN correspondiente a diciembre 1980, pág. 18 – 19, encontramos una nota titulada Jornada de Acción de Gracias. El articulista, Hno. Eugenio Magdaleno, se refiere a la celebración habida el sábado 22 de noviembre. En ella se unieron las dos provincias maristas argentinas para clausurar el Año Mariano Nacional y agradecer al Señor los dones espirituales derramados sobre nuestra patria por medio de María. Y también para bendecir al Señor por los 99 años cumplidos por el Hno. Paulius, “fundador de nuestras provincias y verdadero prototipo de marista.”
A las 10, el Hno. Provincial dio por inaugurada la Residencia Champagnat. Sus palabras estuvieron llenas de espíritu de familia y de agradecimiento a nuestros mayores. Enseguida el Hno. Esteban Suárez, Administrador Provincial, explicó el proyecto de la obra. Lo cual fue seguido por una visita. … recorrimos la obra y apreciamos el buen gusto, la comodidad, la alegría, etc., de la Residencia Champagnat. No se ha escatimado nada para que nuestros Hermanos, que han dado su vida por la Congregación y por la provincia, tengan una atención y un descanso digno y cómodo.”
El H. E. M. destaca luego el haber hecho coincidir el feliz cumpleaños de nuestro fundador con la inauguración dicha.
En la marcha hacia la Basílica para la Eucaristía, debióse interrumpir el rezo del Rosario, dada la persistente lluvia.
Hermanos y Juniores de Pilar y de Luján, compusieron digno marco. En el presbiterio, escoltado por dos HH. Escolásticos, el H. Paulius. “Hermoso símbolo que resume 77 años de vida marista argentina.”
Después de la comunión, ambos HH. Provinciales leyeron una consagración a la Virgen, hermosa y profunda. Al término de la consagración, el H. Paulius, acompañado por sus dos “edecanes”, hizo una ofrenda floral a nuestra Reina y Madre.
El Padre Domeño, en nombre de la comunidad Vicentina de Luján, agradeció la presencia marista en la Argentina y en Luján, donde “Vicentinos y Maristas, estamos hermanados en el mismo ideal: servir, amar y hacer amar a María.”
La reunión familiar, asadito mediante, se tuvo en el gimnasio del colegio.
El articulista, si bien había hecho notar que la participación de los Hermanos podía y debía haber sido más numerosa, al finalizar menciona las 14 comunidades que estuvieron representadas. También participó de la jornada el Sr. Ronald Raimundo, presidente de la Asociación Marista de Padres de Familia.
Pocos meses después se cerró el largo período fundacional marista argentino. Nuestro prototipo marista, el Hno. PAULIUS, pasó a la Provincia Marista triunfante. Siguen los testimonios de la revista LUJÁN.
El 24 de Junio próximo pasado, al filo de los cien años, voló a la Casa del Padre el último de los integrantes del equipo de fundadores de la Obra Marista en la Argentina. Al despedirlo, la revista LUJAN rinde su emocionado homenaje de gratitud y cariño a esta venerable reliquia, y se honra con su egregia y señera figura.
Hno. PAULIUS. Su Mensaje.
El señor nos lo dio, bendito sea el nombre del Señor
Si no hubieran mediado las caídas que alteraron su vejez calma, con su secuela de deterioro del organismo, seguramente habría cumplido sus cien años el próximo 18 de noviembre. Esta consideración de su longevidad, a medida de un siglo, es accidental a la luz de una reflexión sobre el mensaje que, con su perseverancia, el Hno. Paulius ha firmado para nosotros. Con estas líneas, pretendo tratar de desentrañarlo. Ante todo porque lo necesito yo mismo. Y con el deseo de ser útil a nuestra propia congregación al Señor en la vocación marista.
Sus cien años han penetrado ampliamente en el transcurrir histórico de la Congregación Marista en Argentina. Cumpliremos ochenta en 1983. Su ubicación en el desarrollo temporal de la congregación, junto con su origen y el lugar del desarrollo primero de su vocación, lo han hecho para nosotros una persona portadora de una transmisión privilegiada. Nacido en 1881, el mismo año del fallecimiento del Hno. Francisco, sus formadores han sido interlocutores muy cercanos a la primera generación marista. Esto solo, sería un dato cronológico, una cuestión de almanaque. A lo más, una brillante coincidencia. Vayamos más hondo.
Entre los títulos que hacen aún más destacable para nosotros al Hermano Paulius, todos tenemos presente su condición de cofundador marista en Argentina. El Señor lo ha elegido para esa obra, junto con otros trece Hermanos, ya desaparecidos, De paso, digamos que con su partida, la etapa fundacional marista en estas tierras en cuanto a las personas, ha quedado cerrada el 24 de junio de 1981. Constantemente ha crecido entre nosotros el aprecio, la veneración, el afecto. Una especie de respeto acrecentado y profundo hacia su persona, que era, desde años, una figura de comparación para sus Hermanos. En términos maristas. Creo que todos nos sentimos “hermanos menores” del Hno. Paulius. Era palpable la expectativa frente a la esperanza, cada vez más acercada, de celebrar en espíritu de familia su siglo de vida. Ya era un pregusto filial de una muy expresiva acción de gracias a Dios Padre por nuestro Decano centenario.
Sin embargo, todavía no he hecho presente lo que considero más central, haciendo una lectura marista de su vida entre nosotros. ¿Una lectura con un título?: El espíritu marista ha vivido en plenitud en la existencia de nuestro Hermano Paulius. No ha sido para nosotros solamente un testigo de una época anterior. Ni tan sólo testigo de la plataforma original marista desde la que se efectuó el sembradío mundial a comienzos de siglo. Mucho más que esto, su vida religiosa nos lo ofrece como un prototipo, un hito luminoso válido. Válido para mirar, confrontarnos con él y dinamizar nuestra propia superación personal y comunitaria en términos de espíritu del Instituto. Nos ha dejado el legado de ese espíritu, más que por una presencia de época, por una encarnación, en su persona y carácter, de la humildad, la sencillez, la modestia, el espíritu de familia, la devoción a Nuestra Señora.
Si sobrepasamos el nivel folklórico de “las tres violetas”, y las miramos en el contexto de la vida personal, de nuestra vida personal y comunitaria, hallaremos un trípode de apoyo, un esquema de proyecto de vida humana y religiosa total, plenificante. Un objetivo lleno de atractivo para una existencia válida. Además, es un esquema objetivamente testimonial de la voluntad de Dios sobre una persona.
La humildad, referencia total de nuestro ser a Dios, en y por quien somos, nos movemos y existimos. Nada nos viene de nosotros mismos. Somos todo de El. Pero no como objetos, ni como esclavos. Ni más ni menos que hijos, y al modo de la revelación de su Hijo, Jesucristo. Sus hijos. ¡Qué grande es nuestro valor y valer! Y qué descamisados cuando nos valorizamos fuera de esos límites sin límite. Por ahí anda una farsa oposición entre lo humano y lo religioso. El Hno. Paulius unificó su existir en una jerarquía de valores armada desde Dios. Y en él fue algo como innato, una manera de ser constitutiva y sin excepciones.
La sencillez, basada en ese reconocimiento supremo del poder y la bondad de Dios, busca sólo agradarle, procurar su gloria, hacer de nosotros un acto permanente de benevolencia para con los hijos de Dios. Basados en Dios (humildad), sólo buscamos lo que le agrada y lo hacemos (sencillez). Una base de personalidad así, es una fuente de paz y de libertad únicas. Es la concordancia con lo real, a partir del dominio de dinamismos provenientes del egoísmo, de la competitividad, de la búsqueda de prestigio, o de descanso, de la docilidad a la prescindencia cómoda… y tantas otras distorsiones que conforman nuestro modo de ser, que nos anulan o limitan como evangelizadores. Por la ecuanimidad del Hno. Paulius, por su mansedumbre, por su respeto de la persona, por su entrega a los demás, por su espíritu de oración, por su temple recto, no complicado, adherido sin distorsiones a lo que Dios prefiere, por su concreción de todo ello frente al amor e incremento de lo marista, se infiere que era un religioso sencillo, en línea recta de comunicación con el Señor, enamorado de su vocación religiosa. Humildad y sencillez de nuestro Decano: una nómina de notas en el Noviciado. El Hno. Paulius, Maestro, hace una observación al Hermano que nombra, del equipo a cargo de los novicios. Dicho Hermano no advierte nada en particular. Más tarde, en privado, el Hno. Maestro, de rodillas, pide perdón al Hermano por haberle llamado la atención delante de los formandos. El relator e interesado es el Hermano Cesidio.
La persona fundamentada en Dios (humildad), y que, por lo mismo, sólo busca agradarle y cumplir su voluntad (sencillez), desarrolla en sí un estilo de sentimientos, palabras y actitudes que la hacen trascender en naturalidad, moderación, dignidad, dominio de sí. La instalan, por así decir, en la caridad. Este equilibrio interno y externo, este actuar ordenadamente de las potencias, sentimientos y sentidos, que no produce estridencias de egolatría, de amor de predominio, ni de achicamientos postizos ni falsa humildad, que crea personalidades integradas en sí y en la constitución de la comunidad., es lo que llamamos modestia. El Hno. Paulius fue, en esto, un verdadero caso. Hablando de lo más visible, digamos que era una medida suave, cronometrada por la cortesía, la que presidía sus movimientos. No cabe duda de que, sobre su base temperamental, las lecciones de urbanidad y cortesía propias de nuestros antiguos jueves maristas, trabajaron fino su sistema expresivo. Pero, indudablemente, la razón del asunto la encontró mucho mejor el gran artista Ballester Peña. Lo conoció en un curso de verano que nos dictó en Luján. Para él, los gestos suaves, medidos; la amabilidad y modo respetuoso y cálido en el trato del Hermano Paulius, brotaban de su estado interior de oblación a Dios y al prójimo. Era un hombre pacificado, dominador de todos los considerados que nos atormentan cuando optamos por actitudes ocasionales o habituales de servicio. Lo hemos respetado y amado, con justicia, como a un espíritu importante y superior. La superioridad espiritual siempre nos conmueve. Más cuando forma parte del carácter de una persona, cuando integra de modo no divisible su modo de ser. Me gusta decirlo así: El Hno. Paulius no tenía, el Hno. Paulius era espíritu marista. Era su respiración, su ethos, su hábitat. El lugar de su existir. Humildad, sencillez, modestia. Su Mensaje.
Mensaje que se encuadra en su espíritu de familia. Nosotros, los Hermanos, la Congregación en Argentina, éramos SU familia. Volvió de Francia, al dejar el cargo de Director del Juniorado franco-argentino (Saint-Paul-Trois-Chateaux) en 1928. Considerándose un misionero, optó por no volver nunca más a su Patria. Así fue. Un espíritu de familia universal, a la medida del Espíritu de Dios.
Qué fraternales sus diálogos con el Hno. Víctor Florentino, “su enfermo”, a quien atendió, inmovilizado en su lecho, desde 1953 hasta 1971. Centrados en las novedades de cada día, hacían particular hincapié en las noticias de familia. Me maravilla la conjunción de estos dos Hermanos, tan distintos por origen y temperamento, tan afines y compenetrados por ser, sentirse y vivir a pleno el espíritu de su familia Marista.
Y lleguemos ya a la base de la base, al fundamento fundante. El Hno. Paulius era población mariana, era, ni más ni menos, un verdadero “Petit Frere de Marie”. Tuvo en Nuestra Señora el modelo y la fortaleza para ser un verdadero marista. Amó a la “Buena Madre” ilustradamente, hondamente, familiarmente. De ahí su vibración profunda y vivaz por la Eucaristía por todo lo que se refería a la Iglesia y al Papa. Y su notable obediencia. Todos recordamos: amaneció y se puso el nuevo cuello, llamado romano. El Rabat, tan francés y tan característico, fue dejado por él sin ningún tipo de comentario. Qué testimonio para nosotros su fidelidad litúrgica. Su primera gran caída, en el presbiterio de la capilla, fue al buscar los textos de la Misa del día. Por la gran sordera que le sobrevino en su ancianidad, seguía los textos en su libro invariablemente.
La devoción mariana nos orienta hacia lo esencial y hacia lo sensato. La alimentan el Rosario y la meditación mariana. Frére Paulius fue un fidelísimo cultor del estudio religioso y de la lectura espiritual. Y un orante del Rosario.
Llegó a nuestras tierras en 1903, principio de siglo y del fin de una época para la Iglesia y para el mundo. Nos deja al filo de un fin de siglo y en el inicio de otra. La Providencia de Dios nos ha dejado a un hombre así hasta ahora. Parece claro que no ha sido para que celebremos sus cien años… Fue, es para algo diferente. Recojamos la antorcha de este Hermano, Marista neto. Que las variaciones de lo variable no nos confundan. Que no nos hagan perder de vista lo permanente que nos distingue: humildad, sencillez, modestia, espíritu de familia, entrañable devoción a la Santísima Virgen. Y recojamos, de su mano, las violetas.
Pensamos que nuestro Hermano Paulius está formando parte de la Familia Marista triunfante. Que no deje de recordarnos a los Maristas del Plata ante el Señor Resucitado.
Descanse en Paz. Hno. José Luis Soler, Provincial. Buenos Aires, junio 28 de 1981…
En páginas siguientes encontramos el artículo del Hno. José María Mazuelas, de la Provincia de Córdoba. Muy conocido entre nosotros por su estro de familia, especialmente para ayudarnos a recordar vívidamente a los Hermanos que
NOS PRECEDIERON. Se nos fue la reliquia venerada: HERMANO PAULIUS. “A mí me falta en todo y para todo la paciencia de vivir”. KIERKEGAARD.
Se nos fue el mayor de los mayores: Joseph Louis Paul Pavier (18/11/1881). Si Des (como cariñosamente le despidió el Hno. Provincial) era el puente entre Unamuno y Guillermo Vilas, el Hno. Paulius era el puente entre el P. Champagnat y cualquiera de nosotros los Hermanos. Conoció, precisamente, al Hno. Alban, conocedor, a su vez, del Padre Fundador.
Se nos ha muerto el abuelo, el padre. Se nos ha muerto el Hno. más joven por su alma jóven adaptable, optimista, porque aceptaba la realidad, adaptándose a ella. Un cuerpo robusto que se desmoronaba, conteniendo un alma de niño, asequible, cortés, consoladoramente simple. Psicológicamente ya hemos dejado de ser niños, como cuando se nos mueren los padres. Y pasamos a ser jóvenes, maduros. Ya no le podremos tocar, saludar, ver observar desde lejos —siempre con el ansia de relacionarnos con nuestro Fundador—, oír su voz aguda de niño, gustar de su inteligencia clara, sutil, sus formas delicadas, respetuosas; su ascesis en el comer, en el beber, su mirada pura, celestial, habituada a tratar con lo divino. ¡Oh el “estarse amando al Amado” de San Juan de la Cruz!
Tuvo el coraje de vivir 99 años, casi 100 años. La paciencia salvó su alma. Vivir a lo marista: humilde, sencilla, modestamente. En silencio. En una aparente inutilidad. ¡Ojo con las apariencias! (Que yo y tú podemos estar viviendo aparentando algo, mucho, no siendo en realidad más que poquita cosa.) ¿Qué cosas hizo el Hno. Paulius? Siempre oculto en las casas de formación, al abrigo de los honores propios y ajenos: superior en Saint Paul, Director y fundador del Escolasticado argentino en 1911, superior, superior. Superior permanente y, en ascenso de sí mismo, al lado de los demás.
Fue el hombre que creyó. Obedeció. El hombre consecuente. Holocaustamente consecuente. Un día dejó a su patria y a los suyos y los dejó para siempre: pour toujours, á jamais, hubiera dicho él. Desde el año 1928 no volvía a Francia, en donde tenía a sus seres queridos.
Se nos ha ido uno de los fundadores de nuestra provincia. De los HH. Que levantaron la provincia a fuerza de oración, de trabajo, de sacrificio, de aceptación de los momentos buenos y no tan buenos (aprendizaje de una lengua extranjera que nunca llegamos a dominar, burlas, buenos y no tan buenos superiores, a veces antipáticos, etcétera).
Parece que no hay otros medios para levantar las obras, educar a las personas, elevar a las naciones: oración, sacrificio, trabajo hecho amor. Vivimos ansiosos, a veces, por levantar a las personas, por educarlas, y parece que olvidamos en muchas ocasiones esos medios. Sin una revolución, conversión a fondo, de orden sobrenatural, no “pasa nada”, no trasciende nada. San Agustín, hace ya unos cuantos años, nos llamaba la atención al respecto: “En lugar de muchos métodos, ten a Dios.”
Siempre tuve cierta inclinación por el Hno. Paulius. Me recordaron que le hice dos reportajes. Sólo recordaba de uno. Después averigüé que fue con ocasión de sus 95 años. No guardo nada. Lo que escribo lo regalo. ¿No será acaso una virtud aprendida de nuestros mayores? Pienso en el Hno. Valero, en el Hno. Miguel Angelino, en el Hno. Paulius, en Hnos. más cercanos que aún viven. Pienso en mi poeta cuando escribía:
“Y cuando llegue el día del último viaje y esté a partir la nave que nunca ha de tornar, me encontrareis a bordo ligero de equipaje casi desnudo como los hijos de la mar.”
Quise ir al entierro. No pudo ser. Me vencieron las circunstancias. También él quiso llegar a los 100, festejarlos, en familia, a lo grande. Le vencieron las circunstancias. En mi caso tal vez, tuvieron ellos la culpa al repetirnos con tanta insistencia: “Ante el deber no se vacila.”
“Dios espera donde están las raíces”, escribía Rainer Ma. Rilke. Hacia ahí debemos tender. “¡No tiene más notas la guitarra mía!”, digo con Don Manuel. La última nota, en rima. Comprensible, Hno. Paulius. Tú que no entendías mis artículos. Y se me escapan unas cuantas lágrimas. Simplemente. Te hablo de tu querida Francia, de lo marista. Te agradece. Te pide luz. Da recuerdos al Hno. Luigi, nuestro maestro de novicios, también él francés universal. Ilumina nuestro camino. Ruega por nosotros, caminantes. No te canses de esperarnos. Descansa en paz.
“Hijo noble de su Francia grande y fundador de estas nuestras provincias; un estilo de vida sencillo y humilde es la antorcha que guía Su vida y nos muestra el camino a seguir por las rutas del ser de MARISTAS.”
Hno. José Ma. Mazuelas, Junio, 1981…