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HNO. FRANCISCO SCHÜLER

Nombre Civil: Francisco José Schüler.

Fecha de Nacimiento: 27/01/1920.

Lugar de Nacimiento: Flieden Kr. Fulda — Alemania.

Fecha de Profesión: 29/08/1937.

Fecha de Defunsión: 28/12/2000.

Estable 1920 – 2000.
Nacimiento: 27.01.1920 — Flieden Kr. Fulda — Alemania.
Junior: 24.03.1932, Munich.
Postulante: 31.08.1935, Furth b. Landshut.
Toma de Hábito: 29.08.1936.
Primera Profesión: 29.08.1937.
En Argentina: 24.10.1938.
En Uruguay: 1939.
Profesión Perpetua: 02.02.1943.
Votos de Estabilidad: 14.01.1958, (otro documento dice 1957).
Trabajo manual ….. 4 Años.
Maestro ….. 37 Años.
Director de Primaria ….. 3 Años.
Adm. Provincial ….. 2 Años.
Id. y Dir. Primaria ….. 5 Años.
Administr. Colegio ….. 6 Años.
Id. y Direct. rimaria ….. 2 Años.
Total Dir. 1ria: son ….. 10 Años.
Adm. Comunidad Apoyo en Primaria ….. 2 Años.
Adm.Comun. y La Tuca ….. 1 Año.
Fallecimiento: +28.12.2000 — Mar Del Plata.

SCHÜLER, Francisco José, nació en Flieden Kr. Fulda, en la provincia alemana de Hessen. Su padre, Emilio, era empleado. Su madre, Josefine Wingenfeld. Ambos fallecidos en la fecha de confección de la ficha provincial. Aunque se nos han alcanzado numerosas fotos con familiares, en su ficha solamente consta una familia más allegada cuando hace su visita, sin figurar el grado de parentesco. A saber: Karl Schüler AmRosergarten 10 – 6404 Neuhoe Kr. Fulda. De una postal suya, hemos obtenido la imagen de su pueblo.

No poseemos referencia alguna en torno a su familia y a su niñez. Su ingreso en la congregación y su progresiva integración canónica, consta en el acápite. Podemos aquí completar fechas y lugares de sus profesiones, obtenidos de la ficha recibida de Uruguay: Luego de la 1ª profesión en Furth el 29.08.1937, la siguiente fue en Innsbruck (Austria), el 1º de julio de 1938. La tercera, cuarta y quinta tuvieron lugar en los primeros días, ya de enero ya de febrero, de los años 1940 – 1941 y 1942, en Montevideo. Asimismo, la profesión perpetua y el voto de estabilidad, en Montevideo, respectivamente, el 02.02.1943 y el 14.01. 1958.

Otras informaciones: Mantuvo la nacionalidad alemana, así como también su pasaporte. Cédula de identidad uruguaya 564.208/5. Segundo Noviciado: no consta. Titulaciones: Enfermero profesional y Conductor profesional de automotores. Cursos: “Mundo Mejor”, Rocca di Papa, Italia,3 meses, 1970.
Curso catequístico, Buenos Aires, un mes, 1971. Visitas a su familia: Están asentadas las dos últimas: Año 1976 y agosto de 1988 (sic).

Después de la grilla de sus obediencias, lugares y misiones con sus fechas, tendremos la oportunidad de ponernos en contacto con dos testimonios. Uno nos ha sido entregado por el Hno. Laureano González. El otro lo hemos tomado de Maristas Río de la Plata, en su primer número del 2001, recibido en la Asamblea Provincial de julio.

Pequeña Semblanza Del Hno. Francisco Schüler.
“A mi llegada al Uruguay (año 1946), ya estaba el Hno. Francisco en plena actividad en el incipiente Distrito Alemán de este país. Sólo los Hermanos Antonio (Corentino González) y el Hno. Luis (Macario Roba), eran de otro origen, de España.
Sabemos que huyendo de la guerra que se presagiaba en Europa, para salvar sus vocaciones de religiosos maristas, desde Alemania habían llegado en varias tandas grupos de Hermanos jóvenes a la Argentina. Luján los acogió generosamente y allí entraron a conocer el idioma castellano, que usarían en el país donde habrían de vivir y en el que ejercerían su vocación apostólica, el Uruguay.

El Hno. José Verius, “joven de 60 años”, vino de Europa (Alemania, Bélgica) y pleno de entusiasmo los agrupó y formó las nuevas comunidades, que en Uruguay se unirían a la del colegio Santa María, fundada por los Hermanos españoles de la Provincia de León.
Era por el año 1941. El Hno. Francisco formó parte de ese grupo de jóvenes Hermanos que, llenos de entusiasmo, dedicarían su vida a la educación de la niñez y juventud.
Los colegios Santa María y Zorrilla de San Martín serían los dos centros principales donde él desarrollaría su larga labor apostólica, interrumpidos por un lapso de seis años como Director del colegio de Rocha, al este del país.
En ese trajín de sesenta años transcurrió su vida apostólico – educativa, sin ruido, con dedicación, fuerza y perseverancia.
La muerte le llegó cuando, con 80 años cumplidos, planificaba un campamento de verano para alumnos de su colegio.

Del Hno. Francisco no creo poder presentar obras muy destacadas, sino las de un Hermano laborioso que con buen espíritu y dedicación realiza las tareas que sus Superiores le encomiendan. Se lo ve siempre rodeado de niños a los cuales trata con verdadero cariño. No le llegó la hora de hacer estudios relevantes que le hubieran servido muy bien en su tarea de Director y de Superior. Creo que lo suplió con una gran dosis de sencillez, reflexión y prudencia. Se le daban mejor las tareas manuales, a las que dedicaba muchas horas con tesón y eficacia.
Cuando, por orden de los Superiores dejó la dirección de su Colegio Santa María (Primaria), con sencillez y humildad aceptó acompañar y apoyar en todo lo que de él dependiera, la labor de su sucesora, sin inmiscuirse y dejando totalmente sus ideas personales, para que se realizara lo que otros proponían. Realmente, los Hermanos quedamos todos admirados de su obrar tan honesto y ejemplar.
La muerte le llegó en el mejor momento, el retiro anual de Mar del Plata. Ciertamente se habrá ido al cielo con el pensamiento de la última meditación que oyó:

“Sólo Dios basta.” Hno. Francisco, desde el cielo ruega por nosotros y ayúdanos a ser fieles como vos a nuestra vocación.
Sigue la nota del Hno. Maximiliano Meyer, aparecida en el número de julio 2001, pág.24.

Hno. Francisco Shüler, el último Kaiser.
Muchos de los testimonios que se escuchan sobre nuestro Hno. Francisco, destacan su sentido del deber, su ascética y su fidelidad en el cumplimiento de los reglamentos. Algo de eso se refleja también en el sobrenombre que recibió: “El Kaiser” (emperador). Pero debajo de este caparazón, aparentemente duro e impenetrable, latía un corazón muy tierno que muchas veces se manifestaba solamente al observador atento. Tanto es así que los niños pequeños le manifestaban un cariño especial, porque percibían su corazón de papá y abuelito.
Me tocó convivir en varias oportunidades con el Hno. Francisco. Me quedaron grabados los días que pasé con él en la comunidad de Santa María antes de ir al retiro de Mar del Plata, donde falleció. Estuvimos prácticamente solos en la comunidad, y así dedicamos largas sobre mesas a recordar y a conversar sobre lo que vivió cada uno de los meses pasados.

El día antes de su muerte, el tema del retiro giraba en torno a la amistad con Dios y cómo volver al primer amor, cómo hacer para que Dios realmente sea el centro de nuestra vida. El día siguiente, en la oración de la mañana el tema era “Ojos abiertos”. Mientras nosotros penosamente tratamos de comprender y de experimentar todo eso, Francisco ya lo había vivido y contemplado plenamente. El Señor le dijo en sueños: “¡Ven amigo y verás mi rostro!” Y así lo encontramos, cuando fuimos a verlo a su pieza, porque no había aparecido durante el desayuno: se encontraba como dormido, con un brazo debajo de la cabeza y con una expresión de descanso en el rostro.
Francisco fue el último de sus hermanos. En su última visita a Alemania pasó casi todo su tiempo en casa de su sobrina María, que en varias oportunidades lo había visitado en Uruguay y lo había acompañado en varios campamentos que durante años había organizado para alumnos del Colegio Santa María en las costas atlánticas del noreste uruguayo.

Muchas cosas se pueden contar del Hno. Francisco. Su vida, de más de 80 años fue rica en acontecimientos y actividades. Me limitaré a detallar algunos rasgos de su personalidad que me llamaron la atención. Me imagino que otras personas que lo conocieron más tiempo que yo, pueden agregar más datos.
Lo recuerdo como un hombre que no conocía el aburrimiento y la desocupación. Siempre hacía algo útil, además de su trabajo como maestro y director. Tenía muchas habilidades manuales que ponía al servicio de la comunidad y del colegio. Quién no conoce su cariño para con el mejor amigo del hombre: el perro, que de ninguna manera le hacía olvidarse de sus hermanos, ya que hasta el final se ocupó de la administración de la comunidad y del mantenimiento de la TUCA, una casa de retiros y encuentros cerca de Montevideo. Sus cualidades de enfermero han sacado de un apuro a más de un hermano y alumno en cuestiones de salud. En fin, un hombre con múltiples cualidades.

Durante muchos años fue maestro. Después recorrió varios colegios como directivo, con acción destacada en el Colegio de Rocha y hasta su jubilación como Director de la primaria del Cgio. de Santa María de Montevideo. Cuando se retiró de la dirección, supo estar presente con discreción, acompañando a los alumnos y a los maestros sin inmiscuirse en la marcha del colegio, dejando a los nuevos directivos libertad de acción y sin intervenir con su peso de ex director. Esta actitud revela un equilibrio y una serenidad de espíritu que nos indica que para Francisco la actividad fue importante, pero no la única razón se su vida. Ésa la tuvo en otro nivel, el corazón de Dios. Esa actitud fue sin duda la razón de su fidelidad a la oración comunitaria. Si alguna vez faltaba a ella, era señal de que algo grave le había sucedido y era urgente mirar por él.
Como hermano de comunidad fue sumamente leal y sincero. En lugar de exigirle a la comunidad tuvo la actitud de aportar todas sus cualidades. No era pesimista ni quejumbroso. Tenía un sano optimismo, más que optimismo, una esperanza en Dios, el Señor de la Historia, más allá de las cosas que puedan estar pasando.

Para saber cómo andaba de salud, era necesario preguntarle directamente. No acostumbraba aburrir a sus hermanos con interminables historias sobre sus enfermedades y achaques, y eso que nos consta que sufrió del corazón, de la diabetes y que la sordera le dificultaba la comunicación con los demás.

Personalidades como Francisco son únicas e irrepetibles. Él fue un regalo para todos nosotros y tenemos que darle gracias al Señor porque lo tuvimos entre nosotros tantos años. Sin duda el Señor, que es el campeón en fidelidad, lo tendrá muy cerca de él, con los “ojos abiertos” mirando las maravillas de Dios.
Estará rodeado de todos sus familiares y de todos los hermanos maristas, encabezados por San Marcelino y La Buena Madre. Que el testimonio de vida del Hno. Francisco entusiasme a volver siempre al primer amor, a vivir en la fe y en la esperanza de encontrarse un día con Él, cara a cara. Que su repentino viaje a la casa del Padre nos haga tomar conciencia de no malgastar el tiempo en cuestiones secundarias sino que busquemos lo esencial realmente importante. Hno. Max.

“Maristas Río de la Plata, junio 2001”.
El Hno. Emilio Rubiolo nos envía este fraternal testimonio… ¡siempre tan gran colaborador!

Hno. Francisco.
Podemos incorporar a la horma Marista al Hno. Francisco, ya que su vida religiosa se fraguó en el espíritu y el carisma que nos legó San Marcelino.
Vivió conforme se lo visualizaba en el fiel cumplimiento votal, en entrega incondicional a Dios como fruto de cimentadas virtudes teologales, acrecentadas por sólidas devociones a San Marcelino, a la Virgen, coronadas en el amor a Dios.
Proyectó el carisma marista educativo atendiendo tanto a personas mayores como a los párvulos, con interés, con bondad, afecto y simpatía. Así una familia que por razones económicas debió retirar a sus dos hijas del colegio, se lo comunicaron a ellas. Lo primero que dijeron fue: “¡Entonces no vamos a ver cada día al Hermano Francisco!” Para ellas era lo más importante…

La estatua de San Marcelino que se encuentra a la entrada de la Casa San José la restauró en dos oportunidades y la pintó totalmente. Manifestaba su dolor por la acción de pedradas debidas a botijas resentidos sociales. También pintó el busto de San Marcelino que se halla detrás de la casa de la Comunidad.
Por las referencias que tengo se las arreglaba muy bien de mecánico, tanto de autos como de motos. Sabía solucionar toda clase de problemas eléctricos. Arreglaba circuitos rotos y aparatos domésticos. En suma, un hombre práctico, trabajador. Siempre suspirando por ser útil para todo. Se ingeniaba para solucionar desperfectos en utensilios y muebles de madera. Aplicaba sus conocimientos de carpintería. Fabricaba imágenes de yeso con verdadero acierto.
Participó en los campamentos siempre que pudo. Costó disuadirlo para que no organizara campamento dos meses antes de su muerte.

Sufrió enfermedades y achaques. Pero evitó acceder a los facultativos si no era realmente necesario. Un año antes de su deceso sufrió un infarto. Le ocurrió durante la noche. Él mismo manifestó que se despertó con un terrible dolor. Se dio cuenta que podía ser del corazón. Comenzó a frotarse y a hacerse masajes. Poco a poco sintió alivio. Fue recuperando la normalidad. Pero le costó recuperar el sueño. A la mañana siguiente comunicó lo que le había sucedido a los Hermanos y éstos le insistieron que fuera al Círculo Católico. Fue por sus propios medios. Se presentó y una vez que el médico escuchó su relato, decidió hacerle un electro. Terminado el cual, el médico enfatizó: “Usted ha tenido un infarto… pudo haberse quedado… de aquí va a la cama. Queda internado. Imposible regresar en esas condiciones.” Pronto le dieron el alta. Así volvió a sus tareas ordinarias.
Quince días antes de su fallecimiento yo llevé niños de catequesis a la Tuca, casa que estaba encargado de administrar. Días después me dijo: “Al día siguiente del regreso de Ustedes encontré prendidas las luces del baño y dos canillas perdiendo agua. Hay que tener más cuidado.” Todo me lo dijo con seriedad pero sin mostrar enojo o resentimiento.

A los 79 años deja de ser director de primaria del Cgio. Santa María. No sólo aceptó deshacerse del cargo sino que actuó como un simple Hermano estando presente en los patios y colaborando en todo lo que podía y estaba a su alcance. ¿Esto es sano criterio o humildad? Infaltablemente acudía al campo de deportes todos los jueves acompañando alumnos de primaria. Aprovechaba para dar una vuelta por la Casa San José informándose de las variantes o nuevas realizaciones en ella. A todas sabía valorar.”

Exalumnos suyos de Primaria nos ofrecieron su testimonio en la Misa de cuerpo presente celebrada en la Villa San José. Desde Montevideo, una de ellos, nos hizo llegar el presente escrito, la Srta. Cecilia Laborde.

“Antes que nada perdón por la demora en contestar a su carta, a mí, en lo personal, me llena de orgullo tener que contar mi experiencia con el Hno. Francisco, ya que como lo exprese en la misa, allá en Luján, fue un gran referente en toda mi primaria, ya sea como educador, compañero, y también, creo que es el mayor referente que tanto como yo, muchos otros deben tener de lo que es un Hermano Marista.
Muchas cosas además de lo que dije en la misa tengo para decir de él, comenzando por su espíritu joven que lo demostraba en todo momento (campamentos, jornadas, y también como Director), un recuerdo que tengo que refleja esto, es cuando íbamos a los campamentos safari, en los que él parecía ser más joven que todos nosotros juntos, si hacíamos alguna actividad y nosotros estábamos súper cansados, el no, siempre iba adelante, parecía como si nunca estuviese cansado!… Además, algo que lo hace muy importante, y es, que a muchos de nosotros nos enseñó a rezar, nos preparó para la primera comunión y estuvo siempre junto a nosotros en el proceso y en el camino hacia el encuentro con Jesús.

Algo que para mí lo hacía aún más grande y noble, era su sencillez, demostrada claramente cuando dejo la dirección de la Primaria, pero igual el seguía con sus actividades, siempre rodeado de chicos, porque eso creo yo, era lo que más le gustaba.
Era de ese tipo de personas que se hacían respetar, pero no con eso ponía distancia, sino que era algo que se daba junto, se lo respetaba mucho pero se lo sentía muy de cerca a la vez! Por todo esto se me hace difícil imaginarme el Colegio sin él, sin verlo trabajar, sin verlo hacer todas aquellas cosas, que vos sabias que al ir al Colegio él iba a estar haciendo.
Yo por lo menos, me quedo con todos estos recuerdos y muchos más, y con la alegría de haber reconocido esa gran persona que fue, el muy querido Hermano Francisco.
Como ya lo dije, en la misa, me sentí privilegiada por estar allí, despidiéndolo más de cerca, ahora nuevamente por este pedido, por eso me despido llena de agradecimientos por el pedido, y espero que les sean útiles, en lo personal se me hace difícil expresar los sentimientos así por escrito, pero sepan que son muy sinceros.
Saludos cordiales, Cecilia Laborde. Montevideo, 10 de febrero de 2001.”

De los Anales Del Colegio Santa María, Montevideo.
Mencionamos los pasajes referidos a nuestro biografiado.

1953, marzo 6. Leemos que son cinco los Hermanos nombrados al Colegio Zorrilla de San Martín, de quienes él y el Hno. Pablo Eligio están a cargo de diversos menesteres. Francisco se aboca al cultivo de la huerta y a otros menesteres.
1954. Son 13 Hermanos en la comunidad, entre los cuales el mismo Hno. Alfonso, Visitador. Se desempeña con horas de clase y otras tareas. Nuestro Francisco es maestro, encargado de la librería y de la dirección de deportes en las secciones de Primaria. Además, chofer, mecánico, fotógrafo.
1955. 13 Hermanos, siéndoles confiadas a él el curso de 4º año, que es Primaria, las tareas de chofer y mecánico, y la venta de útiles escolares.
17 de marzo, citamos: “… se adquirió un ómnibus de los viejos O.N.D.A. Con asientos nuevos y largos días de trabajo de los Hnos. Francisco y Jorge Antonio, días que sonarán a chapas y a madera y olerán a pintura, el viejo ONDA quedará nuevo.”
1956. Maestro de 5º año, es encargado de la venta de libros, de los deportes de Primaria, siendo además chofer, mecánico, fotógrafo. Para mayores aclaraciones, el cronista agrega etc.
En 1957 integra el plantel de Primaria, sin más aclaraciones. Para 1958, figura como maestro de 6º año (siempre se trata de Primaria) y responsable de la venta de útiles. 1959. Estando los Hermanos nombrados en orden creciente de curso, él está colocado en séptimo lugar. Sin otro dato.

1960, enero. Todos los Hermanos, más 3 del Zorrilla, más 6 juniores con su Director, intervienen al lado de albañiles, para diversas tareas de reformas edilicias. ¡Finalizan el 12 de abril!
1961. Tres Hermanos cambian de casa, y dos nuevos se incorporan. Sin reseña de tareas.
1962. De 14 Hermanos, la comunidad queda en 11. No hay más información.
1963. Entre los 11 de comunidad, aparece el H. Francisco, así como también en 1964.
1965. En esto difieren la ficha de Secretaría Provincial respecto de los Anales. Está a cargo de 5º año de Primaria, pero su comunidad de pertenencia es la de la Casa San José. Es la misma figura que rige para otros cuatro Hermanos, entre los cuales el Visitador, Hno. Gandolfo. Casa en la que funciona el Juniorado.
1966. Integra la comunidad del colegio y es maestro de 6º año. Es miembro del Consejo de la casa.
1967. Hay algún cambio, pero prácticamente son los mismos Hermanos.
1968. Revista en las tareas de profesor de 6º año Primaria y Consejero local. 14 Hermanos más 3 de Casa San José como colaboradores.
1969. Por primera vez están duplicados todos los cursos de Primaria. Él en uno de los sextos, estando el otro a cargo del Hno. Ricardo Kress. Se aclara que, después de varias votaciones y aplicando por primera vez norma capitular, Francisco es elegido Subdirector. En 1970, 6º B y Consejero. Primer año en el que hay tres divisiones en primero de Liceo. 960 alumnos en total.

1971. Se informa que la Dirección General del colegio corresponde al Director de Primaria. Francisco es el Sub-director y maestro de 6º A. Por primera vez el colegio pasa de 1000 alumnos
1972. Sin información de Primaria. Año muy duro por el tema de la guerrilla y la re-presión del gobierno.

Hasta 1980 solamente se ofrece información en torno al Liceo. Este año se menciona al Hno. Francisco como encargado de Religión de los Segundos Años liceales.
De 1981 a 1983, no se ofrece información sobre Enseñanza Primaria.

1994. Se hace una conexión entre el 60º aniversario del colegio y la reanudación de los Anales.

Enero. Son cinco Hermanos de Comunidad, entre ellos nuestro biografiado. Hacen el retiro en Mar del Plata. Director de Primaria, a su regreso a Montevideo parte con el Hno. Roque Farneda y un grupo de alumnos y alumnas. El campamento tendrá su lugar en La Paloma, y playa La Aguada. El regreso es el quince del mes. Pocos días después, se reintegra a su trabajo Doña Fermina, quien tuvo a su cargo la cocina en el campamento y desempeña tal función también en el colegio.

Día 25. Reunidos en La Floresta (balneario situado en la costa este del Uruguay), con el cometido de establecer el Proyecto de Vida Comunitaria, nuestro “Kaiser” prepara el almuerzo.
Marzo 11. Es el primer fin de semana desde el inicio del curso escolar. Francisco padece algún quebranto en su salud, ocasionado por una afección renal.
Día 13. Acompañado del Hno. Roque Farneda, asiste al bautizo del niño de una maestra de la casa.
Día 25. Debe renunciar al viaje a Luján, donde se desarrollaría Asamblea Provincial. Nuevamente por su salud.
Abril 2, Sábado Santo. Un cuidado piscolabis que prepara permite a sus Hermanos celebrar el saludo pascual tras la ceremonia litúrgica del día.
Día 10. Sin advertir la coincidencia de día y hora, debe dejar oración comunitaria especial de hoy, para atender a una reunión de padres de alumnos.
Día 18. Preside una reunión de padres del segundo año (recordamos que en Uruguay es Primaria).
Día 23. Con ayuda conveniente, personalmente se encarga de preparar todas las piezas necesarias, a la vista de la presencia anunciada del Hno. Agustín Martínez, Provincial, con su Consejo.
Junio 6. Se destaca el Administrador de la Comunidad, Hno. Francisco, con alguna vitualla especial, ofrecida a los Hermanos en el día del Beato Champagnat.
Julio 8. Convocados por un cursillo en la ciudad de Pilar, provincia de Bs. Aires, salen de viaje los Hermanos de su comunidad. Permanece solo en la casa esos días. El evento es presidido por nuestro Hermano Gabriel Michel.

1996. En el período más apto en cuanto al clima, como ya es norma entre nosotros, lleva a cabo su postrer visita de familia.
1997. 15 de enero. Del campamento con alumnos, realizado en La Paloma, regresa con su fiel compañero, el Hno. Roque.
Julio. Cuestiones de salud alteran su ritmo habitual.
1998 – En 1998 se menciona dificultad para efectivizar el P.V.C. debido a las ausencias de los HH. Francisco y Luis, causadas por sus respectivos problemas de salud.
Agosto 11. El Dr. Meerloff lo interviene quirúrgicamente y la extirpación de una catarata es exitosa. Realmente es como un milagro, dice el cronista. Dentro de un tiempo será el turno de la otra.
Diciembre. Su sobrina María viene de Alemania a visitarlo. En varias ocasiones lo ha hecho. (El Hno. Max Meier interpreta que seguramente es sobrina nieta. Afirma que en varios campamentos lo ha acompañado.) Se hospeda varios días en la comunidad.

1999. Los años mandan: su tarea consiste en ser apoyo en el ámbito de la Enseñanza Primaria. En el orden comunitario, es su Administrador.
Enero 27. Inveterado campamentero, pasa el día de su cumpleaños con sus gurises en Santa Teresa. Hacemos nuestras estas palabras del cronista: “Sigue dando muestras de un gran espíritu, está en la huella y sin aflojar. ¡Felicidades, Hermanos!, gracias por tu testimonio de presencia inquebrantable con una gran naturalidad y sencillez marista. ¡Estamos contigo!”

Completamos fechas a las que aún no han llegado los Anales. 2000. Continúa su quehacer de Administrador de la Comunidad, a la vez que se hace cargo de la atención de la casa La Tuca.
2000, diciembre 28. Participando del retiro anual en Villa Marista de Mar del Plata, fallece durante la noche. A los 79 años y faltando tres semanas para integrar sus ochenta.

Carta del Hno. Augusto Jenemann que remite desde Alemania, nos trae copia de una de su exalumno Julio N. Fernández Leal. En ella, el firmante aporta varios recuerdos – testimonio de los Hermanos que tuvo como maestros y amigos. Trasladamos el pasaje referido al Hno. Francisco Schüler.

“(…) Creo no equivocarme al decir que de la gente de nuestro tiempo, —y ten en cuenta que son tres generaciones, yo alumno, mis tres hijos y el nieto mayor—, recordamos con mucho afecto y cariño, al también inolvidable Hno. Visitador, como dijo nuestro hijo mayor, el Hno. Gandolfo… (…) También nosotros lamentamos, egoístamente, porque querríamos teneros para siempre y poder mirarnos en Vds. como maestros nuestros que han sido, la ida hacia el Señor de Pascual y Francisco. Este último, si no estoy mal, fue en “Santa María” nuestro Asesor de los Exalumnos, cuando recién empezamos a ir todos los meses, nos reuníamos con los de los otros Colegios, delgado ya, con algunas canas, usaba lentes para leer, muy jovial y dicharachero. Estando en una reunión de ésas, nos comentó que ese día llegaba de Estados Unidos el Hno. Antonio González, que también estuvo con nosotros aquí varios años, había estado becado allá, y volvía; fuimos todos a esperarlo, se alegró y sorprendió mucho, nosotros eufóricos de alegría, dado que hacía tiempo no lo veíamos. Hermosos recuerdos imborrables, que siempre están presentes en mí.”
En su carta de él, Augusto nos puntualiza: “… una carta de un exalumno, curado por San Marcelino, como él insiste, llevando la reliquia que le puse en el Intensivo, en Durazno. Él tiene sus recuerdos y aprecia a los Hermanos fallecidos, ya la mayoría.”

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