Nombre Civil: Ernesto Saúl Yustón.
Fecha de Nacimiento: 03/05/1913.
Lugar de Nacimiento: La Plata — Buenos Aires — Argentina.
Fecha de Profesión: 01/01/1930.
Fecha de Defunsión: 15/09/1990.
Profeso Perpetuo 1913 – 1990.
Nacimiento: La Plata 03.05.1913.
16.12.1925: Junior en Luján.
18.02.1928: Postulante.
01.01.1929: Toma de Hábito.
01.01.1930: Primera Profesión.
13.01.1935: Profesión Perpetua.
Actuación … 56 Años.
Escolástico … 2 Años.
Maestro … 8 Años.
Celador … 9 Años.
Profesor … 20½ Años.
Director de Estudios … 7 Años.
Secretario y Profesor … 10 Años.
Fallece en Luján: +15.09.1990 — 77 Años — 60 Años de Vida Religiosa.
Yustón, Ernesto Saúl, es platense de pura estirpe, bien de La Plata. Y, para más datos, Ex Alumno del Colegio San Vicente de Paúl. Copiamos de un escrito que nos ha alcanzado el H. Roberto González, “Un manojo de recuerdos”: “… en la Escuela San Vicente se respiraba, se vivía un clima muy espiritual similar al de un seminario fervoroso. Por algo fue que en ese año de 1925 surgieron cuatro vocaciones maristas: Tomás Fernández, Luis Colombo, Ernesto Yustón y el que esto escribe.” (Penúltimo párrafo.) En la biografía del Hno. Bajulus podemos encontrar otros datos al caso.
Más Información Provista Por La Ficha Provincial:
Familia: Su padre, Agustín, de quehacer empleado, ya había fallecido al hacerse la ficha. Su madre, Jacoba Darrigrán, fallecida en 1963. El domicilio “actual” de los padres: calle 7 nº 1727. La ficha ofrece información sobre 6 familiares próximos: Inés de Yuston (65 nº 139, tel. 3-8316), Julia Darrigrán de Tacchi, diag. 75 nº 966, tel. 51-9592. Jorge Yuston, tel. 24-8600; Saúl Yuston, 56 nº 726, piso 15, dto. 0, sector B, tel.21-8194, todos en La Plata. Y Beatriz Tacchi de Núñez P., c. 19 nº 799, Balcarce, tel. 23-3229; Oscar S. Yuston, 36 nº 276½, dto. 2 Ensenada.
Habilitación docente: APTITUD PEDAGÓGICA, capital, 1956; TÍTULO ELEMENTAL DEL MAGISTERIO, 1937; TÍTULO SUPERIOR DEL MAGISTERIO, 1936; PROFESOR EN DIBUJO Y PINTURA, 1958.
Datos Que Aporta La Ficha de Secretaría General:
Voto de Estabilidad: 16.02.1979. Reciclage marista/3ª edad: Roma, mayo-junio de 1984.
Retirado en Residencia Champagnat: desde marzo de 1989. Dato erróneo que aporta: indica que ejerció de Director de Primaria en el I.P.R., de 1971 a 1977. Lo fue en Enseñanza Secundaria.
Testimonios: Es por demás llamativo que en nuestra revista de familia no se encuentra una sola nota necrológica proveniente de la pluma de un Hermano, ni una. Sí se nos brinda notícula de exalumno suyo y, de gran firma, la homilía que pronunciara en su funeral de despedida en la Capilla San José, Luján, el padre Mamerto Menapace, de Los Toldos, quien se encontraba en esos días acompañando un grupo importante de jóvenes (400), reunidos en Villa San José. Al final se trasladan ambas contribuciones.
¿Algún recuerdo personal? # Por 1945, siendo yo junior, nos llamaba la atención la gran peinada de nuestro Hermano, profesor en el colegio. Dado el clima peinadil de los Hermanos, tanto en Villa como colegio, tenía algo de espectacular. (Ver foto de ficha.)Un compañero mío, también del San José de Mendoza, se expresaba con harta crítica frente a dicha pinta. Gomina (¿Brancato… Fixina?), brillantina y ondulaciones, en una conjunción digna de alguno de los actores argentinos de la época, llámese Pedrito Quartucci, o Tito Lusiardo, o Hugo del Carril… Con los años, todos pudimos observar que se trataba de alguna inmadurez de juventud. Fue abandonado ese atildamiento, sin dejar de estar siempre muy bien presentado. Aquel gamulán de Mar del Plata…
# Figura “à l’allure militaire de haute hiérarchie”, alto como casi un metro con ochenta, el mentón un tanto elevado, la voz seca y potente. Siempre elegante y bien vestido. De paso largo y medianamente apresurado. Conviví en el Inst. Peralta Ramos. Era Director de Estudios. Nos entendimos bien, salvo rara excepción. Ocupaba con exactitud su lugar, sin más ni menos. Tratando de implementar el Centro de Estudiantes, nos faltó mayor comunicación, siendo Rector quien firma. Así y todo, se llegó al trance de votar por uno de dos grupos, que debían elegir los alumnos de Secundaria. El grupo más maduro, tal vez crítico, estaba dirigido por un alumno peruano. El otro, estaba conformado por un grupo de simpáticos vagos, sin mayores ideas ni argumentos válidos. Pues bien, habiendo circulado ambos grupos por las aulas, presentando sus planes y previsiones, la elección dio un amplio triunfo al segundo grupo. Con simpatía y humor, se metieron en el bolsillo a la Secundaria. Fueron proclamados: ¡eran la primera comisión directiva estudiantil! Jamás presentaron iniciativa alguna, fuera de algún campeonato deportivo y alguna cosita más. En vez del film “Desaparecido en acción”, se podía haber titulado “Desaparecidos sin acción.” Eran años de alta política en todos los órdenes. Con el H. Ernesto no nos parecía que la cosa había sido nefasta. Sí fue altamente inocua. El chico peruano era muy inteligente y reflexivo. Pero iba solo adelante, su grupo a distancia, y, lejísimos, los alumnos. Le faltaba la sintonización con “la masa”. No prosperó la candidatura de su grupo.
Su amor a los jóvenes, es preciso hacerlo notar. Siempre se mostró muy interesado en ellos, de seguirlos de cerca. Fue relevante el aprecio que le profesó el campeón tenista argentino Guillermo Vilas, a quien tuvo como alumno en el I.P.R. Estando Tito ya en la Residencia Champagnat, Vilas lo hizo llevar a Buenos Aires, internarlo en una institución de su preferencia, con encargo de diagnosticar, y luego retornarlo a Luján. Todo a sus expensas. Me lo encontré y lo pude saludar en su sepelio, al cual asistió con su novia. Siempre le guardó un gran recuerdo y afecto. Le hicimos un homenaje en el I.P. R., con los alumnos. Ernesto, orondísimo, sobre todo al entregarle una plaqueta o algo así a su triunfante exalumno. En un aparte, Vilas se reía de “cómo los Hermanos lo hicieron ‘entrar’, con el asunto de que, cuando los alumnos habían dado $5 a la Obra de la Santa Infancia, un negrito de África era bautizado con el nombre del alumno.” En esa ocasión, Vilas me invitó al próximo campeonato de Madrid, en el que participaría. En efecto, a los pocos días de mi llegada a Madrid (setiembre u octubre de 1973), fui. No vino a encontrarme: faltaba poco para su match, pero me envió una tarjeta con la cual ingresé al field como invitado especial. Espero no haberle dado yeta, dado que le fue muy mal aquella tarde.
No insisto en este tema, porque está muy destacado en los testimonios que se trasladan al lector. En esta página, el de un exalumno suyo de Morón, que firma Nano. (LUJÁN, noviembre de 1990, pág.20). Sigue parte de la homilía de M. Menapace en el funeral. (Ver idem, págs. 53 – 54).
Algo más. # Era muy buen conocedor de las leyes y reglamentaciones que regían la tarea escolar, lo cual se notó más en sus años de Director de Estudios y de Secretario. Era exigente. De buena fuente recuerdo que tenía una preferencia sobre este estilo de pensamiento. Él fue parte de un pequeño grupo de Hermanos que inició la carrera de abogacía. El emprendimiento no tuvo continuidad. Pudo incidir la dificultad de los cambios de destino de los Hermanos. El intento creo que nunca se repitió.
# Una mala noche. Estaba en su último tiempo de vida. Bien afirma Menapace que se debía tener cuidado y cerrar las puertas. En cuanto Ernesto oía bullicio de juventud, atraído como por un imán, allá iba. Su desmemoria no le permitía volver, y se perdía. Un buen domingo quedó un micro de peregrinos en la calle Champagnat. En el horario de retorno, los promesantes subieron. Héte aquí que nuestro buen Hermano, no se sabe cómo nadie se dio cuenta, se incorporó al contingente. Y con él, partió hacia Morón. Ya vacío el vehículo, también se bajó. Se sentó en un banco de plaza, donde quedó. No era la plaza central de Morón. Horas más tarde, ya en las primeras de la noche avanzada, policías lo recogieron. Alcanzó a dar algunos datos, fragmentarios, que les permitió ponerlo en contacto con nuestra comunidad de Morón, a Dios gracias. En la foto lo vemos poco antes de su perseverancia, muy deteriorado física y síquicamente. (LUJÁN, núm especial, agosto de 1991, pág. 15). Con M. Menapace, lo despedimos así:
“Te felicito, TITO, ganaste, campeón…
El primer fallecido de la Provincia de Luján ha sido el Hno. VITAL ASTIER. El postrero es el Hno. ERNESTO YUSTON, cerca de cuatro meses antes de la fusión que originó la nueva PROVINCIA DEL RÍO DE LA PLATA.