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HNO. BENITO RAMON

Nombre Civil: Mario Duque Fernández.

Fecha de Nacimiento: 19/01/1905.

Lugar de Nacimiento: Payo de Ojeda — España.

Fecha de Profesión: 05/01/1921.

Fecha de Defunsión: 03/12/1978.

Abril 1934, pág. 255: “RUMBO A EUROPA. Reclamados por su provincia salieron para Anzuola los queridos Hermanos Arsenio José y Fidel Felipe, tras cinco años de permanencia con nosotros y de acertado desempeño en los distintos colegios por donde pasaron. Con obediencia del Rmo. Hno. Superior General fue llamado a Grugliasco el bondadoso Hermano Benito Ramón para colaborar en el escolasticado San Francisco Javier. Los tres dejan grato recuerdo en la provincia.”

2.- Julio 1945, pág. 67: “De Colombia. Uno de los seis Hermanos designados para asistir como representantes oficiales de la Provincia de Colombia al Congreso Pedagógico Interamericano celebrado recientemente en Bogotá, fue el Hno. Benito Ramón, bien conocido por los ‘antiguos’ de Grugliasco y que actuara entre nosotros en los años 1932 y 1933.”

“NOS PRECEDIERON EN LA FE”, tomo III, págs. 161 – 165… ¡Ánimo, que vale la pena!
Hermano BENITO RAMON
Mario Duque Fernández
Nació: Payo de Ojeda, España
Enero 19 de 1905
Murió: Palmira, Colombia
Diciembre 3 de 1978
Mario Duque Fernández (Hno. Benito Ramón) nació en Payo de Ojeda, Provincia de Palencia, España, el 19 de Enero de 1905.

Falleció en Palmira, Colombia, el 3 de Diciembre de 1978, a la edad de 73 años.

“Con los alumnos nos comportamos como hermanos y como educadores. Ayudamos a los jóvenes a convertirse en artífices de su propia formación, creando en la escuela una atmósfera de cordialidad y participación”. Constituciones 88.

Datos biográficos sobre el
Hermano Duque (Benito Ramón)
1905-1978

(emisión de los votos, por vez primera), en 1921; y regresó a Turín para hacer allí el escolasticado. Terminada esta etapa de su formación, los Superiores le asignaron como campo de apostolado el mismo Escolasticado Internacional, en donde continuó su formación con el estudio y la práctica docente en varias ramas del saber.

Su apostolado en la República Argentina
En 1931, en cumplimiento de las leyes de la recién establecida República Española, debía presentarse a prestar el servicio militar; a menos de pasar a algún país de las antiguas colonias, a trabajar, allí en la enseñanza. Los supervisores consulares le asignaron la República Argentina.
Ejerció su ministerio apostólico en los colegios maristas de Buenos Aires durante tres años; y en Marzo de 1934 regresó al Escolasticado de Grugliasco. Después de poco tiempo, el 20 de Septiembre de 1935, llegaba a Colombia, donde le habían precedido sus tres hermanos, a trabajar en la instrucción y educación de la juventud, de la que sería desde entonces, su segunda patria.

Su labor apostólica en Colombia
1935 – 1978

Se lo destinó primeramente al Colegio San Luis Gonzaga de Cali, como profesor titular de Quinto Año de Bachillerato, cuando este centro acababa de iniciar una era de progreso, en su nuevo edificio de la Carrera 8ª. Con Calle 9ª. bajo la dirección del Hno. Urbano José, y la colaboración académica del Hno. Augusto.
A principios de 1938 fue destinado a Manizales, al Colegio de Cristo, del que había sido nombrado Rector el Hermano Benito María (Hermógenes). Allí laboró durante seis años consecutivos, como profesor de varias asignaturas de los años Quinto y Sexto de Bachillerato, juntamente con otros Hermanos de gran competencia, tales como Pedro María, Jaime Norberto, Miguel García y otros, en una época en la que las visitas de los inspectores de Educación Nacional ponían en serios aprietos a más de un inexperto o impreparado; y cuando los exámenes de Sexto Año; concentrados todos los aspirantes en el Instituto Universitario, exigían un trabajo intenso y una dedicación a toda prueba por parte de los profesores.

Las cátedras dictadas por el Hermano Benito Ramón, en esa época, fueron las de Física, Química, Francés, Latín. Y, además, la filosofía. En ésta ponía empeño, lo mismo que en la Religión con intensidad horaria semanal de 3 o 4 horas, además del catecismo del Sábado. Las clases de Religión eran entonces de carácter apologético en los cursos superiores, y exigían buena preparación filosófica; al mismo tiempo que se debatían las “ideologías” de tipo socio-político, con base en las grandes Encíclicas de León XIII, Pio XI y los radio mensajes de Pio XII. En todo esto, el Hermano Benito ponía gran empeño por estar, como él solía decir en tono festivo “a la page”, al día. Señalemos, de paso, la gran dedicación que le ponía a la formación cristiana de los alumnos; y siempre se mostros ameno y alegre en la conversación; y que varios de sus dichos; -en francés o en español- han sido repetidos con frecuencia en momentos de sano esparcimiento familiar, lo mismo que sus chispeantes anécdotas.

Rector del Colegio de Cristo
Y de otros Centros de educación

En 1945, los Superiores le confiaron la dirección del renombrado plantel donde llevaba seis años de labores pedagógicos, por entonces en reñida competencia con otros centros educativos de la ciudad. Pero al Hermano Benito Ramón no le halagaba el mando; y aunque reiteradamente fue nombrado Director, ya del Escolasticado, ya del Colegio de Bogotá, ya del Colegio Champagnat de Popayán, pronto volvía, a veces sin completar el trienio, a sus labores preferidas de profesor. Confiados en su excelente preparación académica y en sus buenas dotes pedagógicas, los Superiores lo llamaron una y otra vez al Escolasticado. La primera, en 1948, en calidad de Director, cuando esta etapa de la formación acababa de organizarse con bases estables y programas exigentes, en Yanaconas, Cali. Después de pasar por la experiencia del Rectorado en Bogotá, volvió al Escolasticado, en 1954, cuando éste regreso a Popayán, una vez terminada la construcción de Villa Marista, edificación que reemplazo a los viejos claustros de San Camilo, de grata recordación, pero impropios para el desarrollo alcanzado por las casas de formación de la Provincia.

Otros Campos de Apostolado
De 1956 a 1966, el Hermano Mario Duque pasa por varios establecimientos del calendario B, especialmente Cali, donde participa en la organización del Centro Preuniversitario San Luis, a partir de 1963. En todas partes dejo ejemplos de laboriosidad, piedad, espíritu de familia y merecida fama de excelente profesor y educador.
En 1966 se le confió nuevamente la dirección del Escolasticado. Al año siguiente renuncio a todo cargo; y paso al Colegio de Palmira en donde permaneció hasta su muerte.
Permaneció, pues, en Palmira la última etapa de su vida, como titular del Sexto Año de Bachillerato y Subdirector de la comunidad, mientras estuvo en capacidad de desempeñar estas funciones; siempre modelo de buen religioso, amable cohermano y buen educador.
En 1972m tuvo el dolor de presenciar la muerte repentina de su hermano Ignacio, quien era Rector desde 1970.

El Hermano Mario siempre iba a la clase con toda la puntualidad y la debía preparación inmediata de las asignaturas que tenía que dictar. Cuantas horas dedico a preparar las experiencias de física y química; y a mantener los laboratorios en perfecto estado de orden y limpieza. Una de sus preocupaciones y causa de inquietud era el pensar que algún día eso quedaría bajo la responsabilidad de profesores seglares, que tal vez no atenderían debidamente los laboratorios. Y qué decir de tanto trabajo que continuamente “editaba en la pasta”, trabajos con los cuales presto eficaz ayuda a sus alumnos en el estudio de las materias que estaban bajo su responsabilidad!
Aunque posteriormente tuvo que abandonar las clases, no lo hizo de manera definitiva: ayudaba a los alumnos que deseaban acudir a él, sobre todo en la enseñanza de “cálculo” a los de Sexto de Bto.

Llegado a estas alturas de la vida, respiraba un aire de serenidad envidiable; a más de uno le hacía pensar que era el caso del religioso y educador plenamente realizado. Así lo expreso alguien después de la muerte del Hermano Mario.
En Julio en 1977, algo repuesto de sus dolencias, viajó a España en compañía del Hno. Félix Pastor. Pudo visitar a sus familiares y pasar unos días en su compañía.
Ala distintas dolencias que le aquejaban, se unieron las penas internas causadas por la muerte del sus hermanos y por las deserciones de algunos religiosos que parecían ser las columnas del Instituto.

Desde Octubre de 1978, su estado de salud empeoró; los dolores de cabeza se le hicieron más fuertes y frecuentes; ni médicos ni medicinas lograron mejorar su estado. El 26 de Noviembre le comenzó una especie de hemorragia intestinal, que nos alarmó mucho. El Doctor que lo examinó ordenó su traslado a la clínica. Muy a pesar del enfermo, se cumplió la orden del médico. Sin embargo, no lo dejamos solo ni un instante. Estuvo todo el tiempo acompañado de los Hermano y de la enfermera de la comunidad.

Lo Hermano Abdón y Alipio, acompañados de algunos profesores, hicieron las diligencias para el traslado del cadáver al Colegio. A las 10:30 fue colocado en el Salón Mayor, preparado con toda diligencia por el Hno. Félix Pastor, quien se encargó de dar la noticia a las comunidades maristas y a los amigos de los Hermanos. Alumnos, exalumnos, padres de familia, amigos, y profesores hicieron acto de presencia y testimoniaron su pesar por la muerte del Hermano. El Hno. Rodrigo Rodríguez llego de Cali, con uno de los vehículos del Colegio, a prestar sus servicios, los que agradecemos sinceramente, lo mismo que a todos los Hermanos que nos acompañaron en esas horas luctuosas.

En la Clínica, a las 9 de la noche le aplicaron suero; y al día siguiente, sangre; pues estaba sumamente débil. La delicadeza y la bondad que siempre tuvo en su vida, resaltaron en esta circunstancia: a toda atención, por pequeña que fuera, respondía con un sentido “Muchas gracias; Dios se lo pague”.
El domingo 3 de diciembre, en las primeras horas se agravó. La enfermera llamo al colegio para decir: “El Hermano Mario está muy mal; le han tenido que poner oxígeno”. A las 9:45 de la mañana, entregó su alma al Creador!

El Lunes, 4 de Diciembre, amaneció lluvioso, manifestando así su tristeza por la desaparición del Hermano Benito Ramón. Los alumnos llegaron como de costumbre a sus clases. Muchos se sorprendieron, pues antes de llegar al Colegio no habían recibido la infausta noticia. A las 8 am se celebró una Misa por el eterno descanso del alma del difunto, a la que asistió el alumnado, en pleno, devoto y fervoroso.
A las 3:30 de la tarde, seguía lloviendo. Ya habían llegado los Hermanos de Cali, y una buena representación de los de Popayán. El desfile fúnebre hacia la Catedral no pudo realizarse en la forma prevista. Los buses de San Luis de Cali colaboraron en la movilización de la comitiva. Las niñas, alumnas del Colegio, con ramos de flores, hicieron calle de honor en la nave central de la Catedra.

La Misa funebral fue concelebrada por cinco sacerdotes, presididos por el Señor Cura Párroco de la Catedral, quien rehusó todo honorario. El desfile hacia el Cementerio, también fue impedido por la lluvia. Se diría que el Hermano Mario Duque no quiso pompa y que prefirió la sencillez marista de la que en su vida dio continuo ejemplo.
En el cementerio, los Hermanos despidieron a su compañero con el tradicional canto de la SALVE. Los alumnos, con el Himno del Colegio, dijeron adiós a su maestro!
Hermanos Félix Pastor y Ángel de Fuentes, Ecos de Familia, Enero de 1979.

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