Back to all Post

HNO. ARSENIO BENITO

Nombre Civil: Luis Manuel Cian.

Fecha de Nacimiento: 21/11/1920.

Lugar de Nacimiento: Líbaros — Entre Ríos — Argentina.

Fecha de Profesión: 02/02/1940.

Fecha de Defunsión: 08/01/1944.

Profeso Temporal 1921 – 1944.
Nacimiento: Entre Rios 21/11/1920.
04/05/1935: Ingresa al Juniorado.
25/01/1939: Toma de Hábito.
02/02/1940: Primera Profesión.
A fines de 1942: primeros síntomas.
Es internado en el Hospital San Juan de Dios (La Plata).
+08/01/1944 – 23 Años.

Luis Manuel Cian nació en Líbaros, colonia casi exclusivamente israelita, Entre Ríos, el 21 de noviembre de 1920. Sus padres, José y Susana González, agricultores.

Habiéndose radicado con su familia en Rosario de Tala, el Hno. Promotor Vocacional pasó a fines de abril de 1935. El Padre José Ribagliatti, Cura Párroco, conocedor de la excelente vida cristiana de la familia y del niño, se lo recomendó. (Este sacerdote solicitó a los Hermanos tomar a su cargo una escuela de Artes y Oficios, lo cual no nos fue posible.) Dadas las modestas condiciones económicas, él mismo asumió los costos del material y ajuar necesarios para que Manuel pudiera ingresar en la casa de formación. Empezó como junior el 4 de mayo/1935, iniciando el Noviciado el 25 de enero de 1939. Primera profesión: 2 de febrero de 1940. En su ficha leemos que hizo Escolasticado hasta diciembre de 1942.

Próximo a finalizar su tercer año como profeso temporal, sobrevinieron los síntomas que, agravados, exigieron su internación en La Plata, Hospital San Juan de Dios. Como en el caso del Hno. José Joaquín, también con él han sido verdaderos ángeles custodios las Hermanas de la Misericordia, a cargo de atender a los pacientes, al mismo tiempo que fieles testimoniantes de las características altamente religiosas y sobrenaturales del Hno. Arsenio Benito, en las alternativas y progreso de su mal. Insistía en que no se le ocultara la gravedad de su enfermedad. Pedía que se le manifestara sinceramente que Dios lo quería a su lado, lo que no lo apenaba en modo alguno.

Apreciaba hondamente a su familia religiosa, gustaba oír hablar de ella. Soñaba con trabajar en la misión: soñaba que se la confiaría la Congregación.

Su gran fuerza para no quejarse y aceptar los agudos dolores que lo asediaban progresivamente, era la recepción diaria de la Eucaristía. Fue un limpio de corazón que volvió a las manos de su Padre Dios. Su agonía fue prolongada. Estuvo rodeado por sus Hermanos de Congregación, de sus familiares y de otras personas que lo apreciaban y querían.
Su deceso se produjo en la madrugada del 8 de enero de 1944, fecha de clausura del primer retiro anual de la Provincia. Pocas horas antes de su tránsito, el Hno. Provincial lo había encomendado especialmente a las plegarias de los ejercitantes.

De un informe al Hno. Provincial hecho por el Hno. Julio Federico, Director del Cgio. San Vicente, podemos extraer la fraternal información que sigue. “ Los Hermanos Humberto y Narciso Vicente presenciaron sus momentos finales y lo despidieron de este mundo. La cualidad sobresaliente durante su larga enfermedad ha sido la resignación a la voluntad de Dios, virtud que demostró en todo tiempo con una sonrisa y calma que irradiaban de su rostro aun en medio de los más agudos sufrimientos. (…) Sólo tenía para las Hermanas y enfermeros palabras de agradecimiento, lamentando siempre se tomaran tantos cuidados por él. (…) Otra cosa que en nuestro difunto impresionaba agradablemente era ver la satisfacción con que escuchaba las conversaciones sobre nuestra familia religiosa (Superiores, Cohermanos, Villa San José, etc.) “

Del muy bello testimonio de la Madre María Natalia, Superiora del Hospital, algunas afirmaciones: “ Miraba el porvenir con mirada tranquila y serena, pareciéndole ver en lontananza grupos interminables de niños a quienes daría instrucción, a la par que su fe y su fervor…(…) No tenía otro afán que el de hacer en todo la voluntad de Dios…Sufrió con indecible paciencia su larga y penosa enfermedad, de casi un año continuo en el lecho, el que sólo dejó para trasladarse a un lugar mejor…Nunca de sus labios se escapó una queja, ni en las horas en que más fuerte era su mal, cuando la fiebre alcanzaba gran altura y se mantenía constante días y más días…en que no podía valerse de sus miembros, ansiando tan solo le fuese llevada la Santa Eucaristía, lo más frecuentemente posible…No sólo desconocía la queja y el fastidio tan propio de dicha enfermedad, sino que tenía siempre la sonrisa en sus labios y una palabra graciosa para quien estaba a su lado o lo visitaba.

(…) Rodeado de sus hermanos en religión, que le llenaron en todo momento de gran solicitud, de sus familiares y otras personas, después de prolongada pero tranquila agonía, expiró… se alejó, mejor dicho, de esta tierra sembrada de penurias, para ir a recibir la recompensa (…) dejando en su benemérita Congregación Marista una estela luminosa de grandes pero ocultas virtudes, dándose paso entre ellas, la humildad con que siempre se distinguió, el desapego de las cosas terrenas, que hábilmente cubrió con un velo de santa y cordial alegría.”

DESARROLLADO POR ENERGICA CREATIVOS