Back to all Post

HNO. ANTONIO CORENTINO GONZALEZ

Nombre Civil: Corentino González Vallejo.

Fecha de Nacimiento: 05/04/1922.

Lugar de Nacimiento: Leonés — Renedo de Valderaduey — España.

Fecha de Profesión: 15/08/1939.

Fecha de Defunsión: 06/01/1981.

Profeso Perpetuo 1922 – 1981.
Nacimiento: 05.04.1922 – España.
10.11.1934: Junior. Carrión de los Condes.
16.02.’36: Idem. Grugliasco.
15.02.1939: Postulante. Sta. María. (San Mauro.)
15.08.1939: Toma de Hábito.
Nombre: Antonio Marcelo.
15.08.1940: 1ª emisión.
02.02.1946: Profesion Perpetua.
Montevideo.
2ªemisión: En Bairo.
3ª emisión: Burgos.
4ª y 5ª: Montevideo.
6ª emisión: Mar del Plata.
02.11.1942: En Montevideo
Actuac. ……..34 a.
Maestro……… 9½ a.
Liceo. ……………21 ?
Director ………..04 a.
Enfermo: infección y meningitis.
Fallecimiento: +06.01.1981 – Montevideo – 59 A.

Espíritu de trabajo. Permanente alegría – no raramente como explosiva–. Gran, lúcida inteligencia, brillante en el campo de la Matemática. Amor dedicado a los jóvenes.

GONZÁLEZ VALLEJO, Corentino, era leonés, del pueblo Renedo de Valderaduey.
Es de las más variadas la geografía de sus renovaciones de votos temporales.
Es así: se anuncia en el Juniorado, que realiza en dos centros de formación: Carrión de los Condes y San Francisco Javier (Grugliasco.) 1ª emisión en Santa María (San Mauro T.) 2ª en Bairo, ambos lugares en Italia. 3ª en Burgos. 4ª y 5ª en Montevideo. 6ª en Mar del Plata. Estas sextas emisiones (cf. H. Enrique Maasen) se explican al considerar que, entre la 3ª y la 4ª, el tiempo transcurrido es de sólo 6 meses. Según las Constituciones, eran 5 años lo mínimo entre los primeros votos y la profesión perpetua.

Su documentación en Uruguay, consta que consistió en Cádula de Identidad, Carta de Ciudadanía (23.11.1949) y Credencial Cívica.
Además de obtener los títulos propios de la Congregación, obtuvo el de Profesor en Ciencias Físico-Químico-Matemáticas por el Profesorado del CONSUDEC, Bs. Aires. bediencias. Tratamos de presentar su sistematización.

La ficha de Secretaría Provincial cierra con la fecha de su perseverancia, indicando “ Infección. Meningitis.”
En los Anales del Cgio. Santa María encontramos las siguientes informaciones: 1942, 2 de noviembre: …viene para este Distrito el tan esperado Hno. Antonio Marcelo (Corentino González) (…) 23: se incorpora a la comunidad de Durazno. 1946, 11 de julio: Antonio suplanta a Albano en 3ro de Primaria. 1949: H. Antonio Marcelo, encargado de 2º año de liceo, de los pupilos mayores. (…) La incorporación con respecto al año anterior en el que no quedó constancia fue la de Antonio.

1950: Antonio, Matemática 1º y 2º, encargado de 2º año de Liceo, da tres horas de clases semanales en 2º año de Primaria y a cargo de la sección de pupilos mayores. 1951, 6 de marzo: Hno. Antonio, 2º año, matemática de 1º y 2º. 1953, enero 13: Titular de 3er. año y encargado de los pupilos mayores. Religión en 3º y Matemáticas en 1º y 2º. (A la fecha, mayo 4 de 1998, hemos recibido los Anales hasta 1956.)

TESTIMONIOS.
HNO. LAUREANO GONZÁLEZ, Entre los hermanos lo llamábamos Corentino, y para los demás era el Hno. Antonio. Su apellido era González Vallejo, mis mismos apellidos, aunque no éramos familiares y ni siquiera de pueblos cercanos.
Este hermano tiene mucha “historia” en Uruguay, especialmente en el Colegio Santa María, donde actuó y vivió unos años.
Poseía características un tanto particulares. Lo conocí siendo junior en Grugliasco, en un grupo que se distinguió en toda la historia del Juniorado San Francisco Javier por ser excelentes matemáticos y excelentes alumnos, destacándose luego en los colegios de los diversos destinos de misiones que les tocaron.

En Montevideo hizo cursos en lo que se llamó Instituto de Estudios Superiores. Después realizó otros estudios en un preuniversitario que estaba ubicado cerca del Hospital Militar.
Fue becado a Chile por sus conocimientos de matemática, física y química, y también viajó becado a EEUU. Poseía un nivel intelectual muy alto, pero lo fue perdiendo con la enseñanza.
Dio clases en los cursos superiores en nuestro Colegio Santa María y en el Zorrilla, y luego en institutos que no eran maristas, como por ejemplo en el Instituto de Estudios Superiores, en el cual estudiaron varios hermanos. funcionó antes de crearse la Universidad Católica, de cuya Comisión Organizadora y de contralor formó parte ( se creó en tiempo de los militares.)

Los que estuvieron en contacto con él, especialmente en la enseñanza y la docencia, dicen que tenía una claridad extraordinaria en la exposición de los temas, siendo sumamente agradable y claro en sus explicaciones. Un inspector de enseñanza secundaria, después de haber asistido a una de sus clases sobre el átomo, dijo que “nunca había oído una explicación tan clara sobre el átomo como la que él había dado”.
era un hombre muy servicial, atento, y muy laborioso. Tenía su geniecito que a veces le saltaba, pero después pedía disculpas y se lamentaba o avergonzaba, pero que alguna vez le hizo una mala jugada. se le perdonaba porque se entendía que tenía un carácter fuerte y no guardaba rencor.

En una oportunidad participó de un curso sobre vida religiosa que se hizo en Azul. Hicimos un paseo a una estancia vecina. Allí comimos todos juntos y después armamos una “truqueada”, formando parte él de uno de estos grupos de truco. Todos recordamos lo alegre que era el hombre, los gritos que pegaba y lo ameno que era. Pasamos una tarde feliz al escuchar sus humoradas.
Estuvo en el Colegio Santa María durante un período corto, posiblemente de 3 años. Dado su carácter recto y un tanto tajante, tuvo algunas dificultades. Siguió como profesor y como ayudante en distintos institutos, hasta que un verano lE sucedió algo similar que al Hno. Enrique Maasen.

Se cuenta que el Hermano Provincial en aquel momento, actualmente en Paraguay, el Hno. Claudio Lozano, fue a la clínica y les dijo que dejaba al hermano para que fuera examinado, porque no estaba bien y se quejaba y “cuando el Hno. Antonio se queja es que hay algo profundo que no puede soportar”. En resumen, el Hno. Antonio estaba en el final de sus días cuando el Superior insistió en la clínica que lo internaran y examinaran a fondo. (H.Ignacio del P. da una explicación muy completa de los males de nuestro Hermano y de su posterior deceso.)
Su velorio fue notable, las familias y las personas que lloraban delante de su féretro. Nunca he visto algo similar, salvo en muy raros servicios, por la expresión de dolor ante la muerte de un hermano.

Era de un valor imponente. Él fue quien organizó el instituto que posteriormente llegó a ser la Universidad Católica. Estaba en Secretaría con una señora. Entre los dos llevaban todo el Instituto, hasta que el hermano se retiró.
La provincia perdió en él un gran valor y nosotros le teníamos un gran cariño, porque se lo merecía.
HNO.PASCUAL GEBBLE. Era muy simpático, muy querido por los alumnos, muy chistoso y muy capaz como profesor. Estaba siempre muy alegre y era muy servicial con los Hermanos. Causaba alegría en la comunidad con sus dichos. Para mí, murió por mala atención por parte de los médicos.

El día que murió, yo estaba con él en el Círculo Católico y ya no tenía conocimiento. Tenía una infección por estafilococo dorado, y los médicos no se dieron cuenta a tiempo.
HNO. FRANCISCO SCHÜLER. Hemos convivido bastante tiempo. Él ha sido profesor de Física en el liceo y yo trabajé siempre en primaria. Se trataba de una persona que era muy activa en todos los aspectos, tanto en manualidades como en su tarea de profesor.
Muy querido por sus alumnos; en el momento de su muerte lo hemos acompañado en los últimos días. Sufrió muchísimo, no sabíamos qué era lo que pasaba y cuando lo llevábamos a controlar, los médicos 3 veces rechazaron su internación, pero la última vez ya decíamos que no solamente estaba enfermo sino que estaba por morir. Y así fue, todo se precipitó en una mañana que lo llevé en ambulancia al sanatorio y allí le hicimos todo tipo de análisis posibles e imposibles, en una mañana, en cuestión de horas, y con los resultados inmediatamente lo llevaron al CTI (Terapia Intensiva) y de allí no salió más.

H.IGNACIO DEL POZO.
Era un hombre al estilo San Pedro: muy primario.Tenía reacciones, a veces, como explosivas. Al minuto ya estaba de nuevo en amistad. Fui mucho tiempo compañero de él en Santa María. Hacíamos equipo jugando al frontón, generalmente de compañeros. Y yo le quiero mucho al Hermano Antonio. Yo era provincial y él era administrador. Antonio siempre ayudaba al H. Alfonso. Para construir y transformar y reparar… eran dos arquitectos fabulosos; arquitectos y albañiles. No hacían planos.Otra cualidad: el Hermano Alfonso hacía de mecánico de autos y el Hermano Antonio le ayudaba. Porque comprábamos esos autobuses viejos (micros, como dicen en Argentina.) Iban a los cementerios de coches y entonces los llevaban al colegio y los componían o desarmaban para componer el otro, y le cambiaban el motor … Eran amigos íntimos.

Como persona era muy cambiante; con los chicos también. Le daban un apodo típico: Veleta …De vez en cuando, enojado, los reprimía con vocabulario fuerte – no de malas palabras -. Pero, como tenía una autoridad didáctica fabulosa, los chicos le perdonaban todo y le querían mucho, era muy querido.
Antonio era de una inteligencia extraordinaria, pero fíjate cómo eran esos altibajos. Nosotros, los que vinimos de Grugliasco, habíamos hecho los estudios correspondientes al bachillerato francés, pero no habíamos dado los exámenes. Oficialmente, no tenían ningún valor. Entonces tuvimos que dar examen por examen: primer año, segundo año, tercer año, cuarto año. Antonio dio siempre los exámenes con Alberto Schertan.

Eran muy amigos y compañeros. Alberto hizo que superara una coyuntura de gran desánimo: ¡pensó renunciar a la docencia!
Muy inteligente, y hombre de una dedicación admirable al trabajo. A veces le decía: “Pero, Antonio, disfruta un poco de la vida, hombre; descansa un poco”. No sé si tendría un voto de no perder tiempo, pero siempre estaba trabajando, siempre tenía que hacer algo: arreglar una canilla o arreglar una luz o poner un ladrillo. Tenía que estar en actividad.

La Comunidad de la Inmaculada lo tuvo como miembro mientras estudiaba en el CONSUDEC. Estaba en el C. La Inmaculada (Bs.As.). Era el tiempo de Perón, cuando la persecución. Contaba que muchas noches las había pasado en la azotea del Colegio, vigilando, a ver si venían a quemarlo. No sé con quién, pero había otro estudiando con él. Terminó brillantemente. Era un gran profesor de Física, Química y Matemática. Y recibió una beca del Instituto de Ciencias de Montevideo, para hacer un curso en Norteamérica. Él fue uno de los pioneros de un sistema nuevo de Química. Data Sistem o algo así: fue uno de los primeros que se graduó en la aplicación y trabajo con ese sistema. Los chicos le apreciaban porque era clarísimo en sus explicaciones y cuando él veía que uno no había comprendido, hasta que no comprendía y se lo aclaraba, no seguía adelante.

Todos los chicos iban formando compacto homogéneo. En testimonio de esto, vaya el presente caso. El inspector de Química de Montevideo, cuando empezaban todos estos movimientos de “aggiornamento” y concomitantes, organizó durante las vacaciones un curso de las tres materias, destinado a los profesores. Antonio se inscribió. Y una vez el inspector estaba explicando un teorema o una fórmula. Empezaba y no terminaba. Y volvía a empezar y no terminaba. Al final se disculpó: “Perdónenme, pero me he perdido. Si alguno de ustedes ve la solución …” Todo el mundo callado.

Volvió a insistir: “Sin ningún reparo ni nada; miren que no me voy a ofender, al contrario se lo voy a agradecer.” Antonio levanta la mano, pasa al pizarrón y lo hace. Le aplaudieron todos, a rabiar. Eran todos profesores de la materia y ninguno había caído en el punto clave de la solución del problema.

Era famosísimo, a Antonio le querían mucho. Fue profesor de esa materia en el Instituto de Ciencias del Profesorado de Montevideo; era privado. Después fue profesor de colegios de los Padres Salesianos. Era muy apreciado, nivel de excelencia. La muerte de Corentino fue “una metida de pata” de los médicos. Corentino sufría de reuma deformante, entonces los dedos se le deformaban. Yo era provincial y él era administrador. La comunidad de la casa provincial estaba formada por Corentino, el Hermano Heriberto, yo. Había, creo, dos postulantes.Residíamos en ese edificio que está al lado del Colegio Santa María, entrando, a la izquierda. Lo que nosotros llamábamos la “casa de Firpo,” porque se la compramos a la familia Firpo. Hay un cuadro grande del Padre Champagnat pintado por el Hermano Eugenio. El 28 de diciembre me dijo: ” Hermano, no aguanto más los dolores. Tengo la rodilla … Durante la noche no puedo descansar. No puedo resistir ya los dolores” – “Bueno, pues, vamos al Círculo”.

Navidad … vacaciones … había muy pocos médicos. Lo recibieron en donde atienden las primeras urgencias. Le dicen: ” Hermano, ¿qué le duele?” – “La rodilla …” – “¿Usted sufre de alguna dolencia, tiene algo?”- “Sí, soy reumático, mire cómo tengo los dedos” – “Entonces tiene que ser reuma.Tome estas pastillas y verá que se le va a calmar”.

A los dos días, estaba peor que antes. Vuelta a la urgencia. El médico me dice:
– “¿Qué le pasa Hermano?” – “Mire, le han recetado esto, pero el Hermano no aguanta el dolor.” – “Bueno, le vamos a aumentar la dosis.”
Le aumenta la dosis y dice:- “Le vamos a poner la lámpara de infrarrojo para que le caliente un poco; si es reuma necesita calor”.

Le compramos la lámpara. La primera noche que se la pusimos, ¡daba cada grito..! – “No aguanto más, Ignacio, ya no puedo, esto es insoportable.”
Yo trataba de animarlo un poco:- “Mira, si el médico te lo ha recetado, puede ser que al principio … anímate.” Al otro día, al médico de vuelta.
– “Mire, doctor, el Hermano debe tener otra cosa, porque los dolores son insoportables. Por qué no le internan ustedes y le observan.”- “No, por un reuma mire si vamos a ocupar una cama, que aquí necesitamos; y ahora hay pocos médicos.”- “Pero, el Hermano sufre muchísimo.”- “No, que tome estos calmantes …”
Al día siguiente, o una cosa así, de nuevo: ya no podía más. Debía ser el 2 ó 3 de enero. Lo envían nuevamente a casa.

Nosotros empezábamos el retiro el 5 ó 6 de enero. Quedó en Santa María al cuidado de otro Hermano. Me fui a hacer el retiro. El 6 de enero, cuando vamos a la oración, el provincial ya era Claudio. Yo era director. Y Claudio comunica a los Hermanos: “Hemos recibido la noticia del fallecimiento del Hermano Antonio”. Ya el último día -el 4 ó el 5- cuando le llevaron a internar, los médicos vieron que el Hermano estaba muy mal, lo internaron y, enseguida, a urgencias. ¿Qué detectaron? Que tenía una infección en la rodilla, no era reuma. Le habían puesto los rayos infrarrojos, así que le había reventado todo aquello, le atacó la cabeza y murió con unos dolores … Pero qué médico, fíjate. Desde el 28 de diciembre hasta el 6 de enero; un hombre de 58 años … Y con una potencia de trabajo…
– Así que el infrarrojo le aumentó la infección …

Claro, imagínate. ¡Aplicar calor a una infección …! Se la calienta, encima… Se le expandió por todo el cuerpo y le llegó a atacar las meninges. Antonio murió, yo creo, como un mártir. Fue una verdadera pasión.

VALIOSO TESTIMONIO. Entresacamos de una fotocopia, sin firma: …inteligente y bien formado, llegó al Uruguay como primer refuerzo desde España durante la guerra en un viaje largo, pues desviaron los barcos de sus rutas habituales por los peligros, y con estrictos controles y revisaciones, por miedo a pasajeros clandestinos y enemigos de los aliados. (…) al recibir por su destacada actuación en estudios del átomo en U.S.A. un halagador ofrecimiento en Investigaciones, no lo aceptó. Regresó como humilde religioso a su Provincia. Su entrega y entereza fueron ejemplares.

Con valentía y, a veces, con enojo, defendía las causas justas, no sólo en cuestiones religiosas, sino por sus alumnos, en los cuales veía buena voluntad. Así como resaltaba en él el sentido de justicia, pululaba en él una grande alegría, mucha risa contagiosa, que atraía hasta a los más alejados de la Iglesia, y que llamaba la atención en muchos padres de familia, no creyentes, que imaginaban a la Vida Religiosa como una vida triste, encarcelada y severa, casi insoportable. (…) provocando en muchos de ellos (padres)un cambio de vida y una estima por la Iglesia y los Maristas. Su elocuencia y disciplina fueron siempre ejemplares y envidiables, gran aliciente para muchos Hermanos que no lograron mayores éxitos en su actuación. Ante todo fue para él la vida comunitaria de suma importancia, como la vida de oración y cumplimiento de las Reglas.

(…) Dejó una estela de recuerdos y el testimonio de una vida recta, simpática, ordenada y santa.
EL HNO. ANTONIO Y LOS JÓVENES. Respuestas obtenidas por el H. Salvador Martínez. De un exalumno suyo. “Encargado del curso de 4to. año en 1954, fue siempre un compañero más que hacía respetar su autoridad sin que se notara.” (Refiere que arrancó una hoja del boletín por las bajas notas. Sanción disciplinaria. Al entregar la hoja cortada al H. A., éste le mostró su error y que debía responsabilizarse del mismo. En lugar de una nueva sanción… dejó sin efecto la anterior.)

Washington A. Bello, de Montevideo, ha firmado su testimonio: Con él se construyó la cantina para los exalumnos, inaugurándose c. julio 1961. Se organizaron competencias de juegos de salón con exalumnos locales y de otros colegios. También se participó en la Fiesta de la Cerveza, siendo el H. Antonio el ideólogo. Siempre tuvo la inquietud de reunir a los jóvenes, humanizando su vida y adelantando modalidades. En las Olimpíadas de Exalumnos organizadas en octubre de 1959, fue uno de los pioneros.

DESARROLLADO POR ENERGICA CREATIVOS