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HNO. ANTONIO BENIGNO

Nombre Civil: José Manuello Benigno.

Fecha de Nacimiento: 17/02/1895.

Lugar de Nacimiento: Niella Tánaro — Cúneo — Italia.

Fecha de Profesión: 19/03/1911.

Fecha de Defunsión: 27/09/1963.

Profeso Perpetuo 1895 – 1963.
Nacimiento: 17/02/1895 – Italia.
Junior: 01/10/1906, Mondoví.
24/01/1909: Argentina. Junior.
01/09/1909: Postulante.
19/03/1910: Toma de Hábito.
19/03/1911: Primera Profesión.
01/01/1916: Votos Perpetuos.
Actuac.: ….48 años,12 cgios.
Maestro: ……………….30 años.
Profesor:……………… 18 años. Visita a su familia: 1949 Y ’59.
1962 ………………Mdza.,varios.
Internado Htal. Español.
Jul.1963: ……..Villa. Enfermo.
+27/09/1963 — 69 años.

Cuatro Hermanos nos han dejado este año de 1963. Los Hermanos Teodulfo, Alberto, Sebastiani y Antonio Benigno. José Manuello nació en Niella Tánaro, provincia de Cúneo. Su padre, Marcos, era agricultor. Falleció en 1920. Su madre, Juana Restagno (+ 1943). Una hermana suya y luego su respectivo sobrino, Marcos, vivieron en Niza, mientras se supo.
Cultivó con perseverancia y esmero sus notables cualidades artísticas de músico y de dibujante. En el HISTORIAL MARISTA, Luján, pueden admirarse grandes tomos de fotografías que su habilidad y arte ornaron de modo exquisito. Adquirieron fama las carátulas que preparaba para los cuadernos de sus alumnos. Al ponderar la labor ímproba que supone tanta belleza plasmada con pluma, color, pincel e inspiración, se nos hace presente que, también, “El arte es una gran paciencia.” Horas y horas de trabajo silencioso, perseverante y delicado. Nuestro Hermano Antonio Benigno, en ambas artes, ha sido una figura completamente fuera de serie.

Toda su vida se desempeñó como docente. Apenas pronunciados sus primeros votos (19/ 3/1911), fue destinado a Capilla del Señor como maestro, ese mismo mes.

Desde julio de 1963, por su enfermedad, retirado en Villa San José. Fallece el 27 de setiembre de ese año, con 69 años de edad y 53 de vida religiosa marista.
Sus titulaciones: Aptitud Pedagógica, Bs. As., 1956; Título Elemental del Magisterio, Bs. As., 1926; Córdoba, 1955. Secundaria: Dibujo Caligrafía, decreto de 1926, y otro de 1929. En el Historial Marista se pueden ver magníficos álbumes de fotos. Los dibujos que rodean a las imágenes, hechos por él, son una belleza.

Fue un Hermano amante de la música, de la pintura, del arte en general y de la vida ascética y recogida, y también cultor de las ” profecías, ‘ que citaba con frecuencia y en las que creía con la sencillez de un buen samaritano. En 1945 lo tuvimos de profesor de Dibujo y Caligrafía (3er. Año, Juniorado). Recuerdo su convencida recomendación de que guardáramos las velas del día de la Candelaria,2 de febrero. Por sus lecturas sabía que habría en el mundo tres días de densísima obscuridad, durante los cuales lo único que alumbraría serían esos cirios. Aún no hemos asistido al cumplimiento de ese anticipo futurológico. Participaba de una opinión histórica muy peyorativa sobre la revolución francesa. La expresaba cantando alguna vez un pasaje de “La Marsellesa” remplazando cierto acompañamiento tamboril con palabras, así: “Marchons –tas de cochons- marchons –tas de cochons“2 Se lo oímos los juniores de 3er. Año en algún momento de distensión en clase. Eramos 5 ó 6.

Fue un artista del armonio. En Villa San José (1945), destacaban sus piezas en los momentos aptos dentro de las celebraciones litúrgicas. Con el Hno. Samuel Eutimio (Merino) se complementaban muy bien en la dirección del coro de los formandos. La coordinación entre el altar (P. Gerardo Lerena, capellán) y el armonio (H. Antonio Benigno) no siempre circuló por los carriles más aceitados. Alguna
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Rara vez los mismos juniores advertimos discordancia. Lo temperamental también juega alguna mala pasada a los hombres de Dios. De carne somos.
Dicen en buen romance que ” del mismo lado que crece el árbol de ese mismo lado cae.” Así se confirmó en el paso a mejor vida del Hno. Antonio Benigno. Sus últimos meses fueron días de más continuada e intensa oración. En el Hospital Español de Mendoza, donde estuvo internado unas cinco semanas, la Hermana enfermera hubo de reprenderle en ocasiones, porque rezaba tanto a veces que hasta durante las comidas tenía el libro de oraciones en su mano o sobre la mesita de luz.

Durante los dos meses que pasó en la Villa San José fue modelo de piedad. Sus plegarias y lecturas piadosas eran casi continuas. Muy devoto del ángel custodio a él le atribuía todos los alivios que experimentaba en el decurso de su enfermedad. Todas sus dolencias las orientaba hacia algún santo con los que comparaba su estado. Otra cualidad del Hno. Antonio Benigno fue su amor al trabajo. Al morir llevaba cumplido medio siglo de actividad ocente. Fueron, en verdad, cincuenta años vividos en entrega generosa a sus obligaciones de docente y catequista. Cuantos le conocimos sabemos con qué dedicación atendía sus clases, principalmente durante los muchos años que tuvo a su cargo el grado Infantil, cautivando la atención de su menudo auditorio con sus historias, cuentos y anécdotas, pero, sobre todo, cómo se preocupaba porque aprendieran pronto y al pie de la letra el catecismo de Primera Comunión.

Lo que resume esa bella alma fue una frase con que expresaba sus deseos más ardientes, y que pronunció momentos antes de morir:

‘ Sufro mucho, Dios lo quiere. Me va a llevar pronto. Pero yo quisiera morir únicamente por puro amor a Dios y para unirme con El, y no por el interesado deseo de verme libre de los sufrimientos de este mundo.”

PROVINCIA MARISTA ARGENTINA
1 9 0 3 – 1 9 6 4
El Hno. Valero, condecorado por el Gobierno de España.
Cada vez que uno piensa en los homenajes que, afio tras afio, y en todas las latitudes de la tierra , recibe nuestro Beato Padre Fundador, y en este easo uno de los hijos dilectos del mismo, el Rdo. Hno. Valero, como dijera el Sr. Embajador de España, y recuerda el humilde origen de ambos, no puede menos de recordar los cánticos de Ana y de María Santísima, reconociendo la mano de Dios que mira la humildad de los que le temen, y, por eso mismo, y guardando la debida proporción, haciéndoles llamar bienaventurados por todas las- generaciones. Los hechos lo proclaman a gritos. Después de la misa y comunión, y del homenaje a nuestro Beato Padre, iba a tener lugar lo que resultó toda una fiesta familiar, por lo sencilla, espontánea y, sobre todo, por lo emocionante.

Anunciada la presencla del Excmo. Sr. Embajador de España, Dr. José María Alfaro y Polanco, y el objeto de su visita: la entrega de las insignias del Mérito Civil al Rdo. Hno. Valero, con el titulo de Su Excelencia, un estruendoso y cerrado aplauso colmó el engalanado ambiente de nuestro querido colegio. Y saludos. Los himnos argentino y español, terminados los cuales el Sr. Embajador pronunció un discurso simpatiquísimo, en el que recalcó cómo su Gobierno había querido “agradecer la obra del Hno. Valero en esta hermosa tierra argentina, hablando de la cual todo espaiiol piensa al mismo tiempo en la suya”. Y añadió:

“Veo en la obra del Rdo. Hno. Valero, un modesto Hermano que nunca ha querido salir de su querido colegio, a un español con sangre y corazón, que quiso volcar en su amada Argentina todo su ser, veo nada menos que la obra del continuador de aquellas primeras voces evangelizadoras, veo la obra de un hombre que es honra de Dios y orgullo para la Argentina y para España”. Recalcó, con mucha gracia, lo que él llamó una anécdota familiar: “Dos hijos de la amada tierra de Bnrgos, cuna de nuestra común lengua y de tantas otras glorias, y cada uno por su camino, habían venido a encontrarse…”

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