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HNO. ALICIO

Nombre Civil: Clovis Auguste Teston.

Fecha de Nacimiento: 01/12/1885.

Lugar de Nacimiento: Montpezat — Francia.

Fecha de Profesión: 15/08/1902.

Fecha de Defunsión: 23/06/1953.

Estable 1885 – 1953.
Nacimiento: Francia.
01/12/1885
05/10/1898: Junior en S. Paul.
16/09/1900: Postulante.
19/03/1901: Toma de Hábito.
15/08/1902: 1ra. Profesión.
06/02/1909: Votos perpetuos.
02/02/1946: Estable.
24/01/1909: Llega a n/país.
Actuac.: Francia :1902 – 1908.
Argentina: 1909 – 1945, en nueve establecimientos.
Celador o tareas manuales.
1945 – 1953: Enfermo, progresiva parálisis.
+23/6/1953 68 años.

Clovis Auguste Teston era ardechois, nacido en Montpezat. Su padre, Clovis, era agricultor. Su madre, Mélanie Ollier. Completando la ficha cronológica que encabeza, sepamos que, ya profeso, fue destinado como cocinero en la escuela de Peynier. Aunque ignoramos la duración de su Escolasticado, revista en él en mayo de 1903. Nuevamente cocinero en Ventimiglia y jardinero en Marsella. Tras breve estadía en Manresa, se embarca hacia nuestro país.
Próxima la primera quincena desde su arribo, profesa a perpetuidad en el colegio de calle Lorea. Por la ficha, se sigue sin duda que estuvo como Celador en Capilla del Señor/1909; San Vicente de La Plata/1910 – ‘11; Luján/1912; de nuevo en Inst. Fahy/1913; Sgdo. Corazón de M. Juárez/1914 -1916. Luego son seis años en Villa San José en tareas manuales/1917 – 1922. El Hno. Alicio destacó siempre como notable maestro de carpintería.

Acude a los ejercicios propios del Noviciado Mayor en Grugliasco, primera sesión de 1924 (febrero – julio). Nuevamente lo tenemos en tareas manuales: Villa San José/desde su regreso de Europa hasta 1927. En el Inst. Alvear/1928, a cargo de la ropería.
Retorna a la tarea formativa como Celador, durante 8 años, que detallamos: Marcos Juárez/1929 – 1930; Mar del Plata/1931 – 1935; Jáuregui/ 1936. Cumple así 50 años de vida, a partir de los cuales no brindará servicios en centros educativos. Desde 1937 a septiembre de 1945, es su notable servicio el de los trabajos manuales en Casa de la Sgda. Familia. Fue un modelo de artesano.

Era famosa entre los Hermanos su habilidad y competencia en relojería, en las tareas de albañilería. Especialmente en carpintería y ebanistería. Como brillo suplementario a su capacidad, agreguemos su amor al orden y limpieza en su tarea y persona. Pero un comienzo de parálisis obligó a su traslado a Villa San José en 1946. En la enfermería pasará en tranquila espera 7 años. El mal fue ganando terreno sobre su organismo, que prometía más robustez. Pero no fue así. Siendo yo Escolástico (1948 – 1950), lo recuerdo caminando muy penosamente con la ayuda de sus dos bastones. Colaborábamos alegremente en trasladarlo mediante la famosa “sillita de oro”, que trenzábamos entre dos con nuestras manos. Sentábase él encima, sosteniéndose con sus manos sobre nuestros hombros. Un tercero transportaba sus bastones. Lo recuerdo muy risueño. A tal punto, que rogaba suplicante al Hno. Alberto Tessadri que no se acercara: decíale bromas y chistes. Solía ser en la galería, luego del almuerzo. Alberto, que además de ser humorista y ocurrente, tenía una forma de decir como que ya explotaba de risa (hinchaba los carrillos, pareciendo estar al borde de la carcajada). Y al Hno. Alicio no le resultaba bueno para su mejor estar de salud, según parece. En efecto, lo he llegado a ver llorando de risa con el Hno. Alberto. Tal vez demasiado rojo, conmocionado.

Nos daba gusto, creo que a todos, acercarnos a él y decirle chistes y simpatías: las disfrutaba realmente. A veces saltábanle las lágrimas bajo la presión de su risa franca, enmarcada en un subido rojo del rostro.
Vaya una anécdota: en la finalización de un acto patrio al pie del mástil, estaba nuestro H. Alicio, de pie y con ambos bastones en las manos, en la galería de la enredadera santarita, sin hojas aún por la altura del año. Dominaba desde arriba el acto y sus participantes. Al finalizarlo, el Padre Gerardo Lerena, capellán, nos convocó a quienes estábamos cerca suyo, y señalando con discreción hacia la figura del Hermano – que era figura de dolores-, no hizo más que decir: “Eze homo” (así pronunciado.) Confieso que nos hizo mucha gracia y gozamos con la ocurrencia.

El H. Alicio, a pesar de real mal estado de salud, siempre nos hizo la impresión, creo que a todos, de ser persona feliz en su vida y en el modo como lo trataban. Desgranaba casi continuamente su rosario. Aceptó con humildad y paciencia su forzada quietud, en un gran acatamiento de fe al querer divino. Era sumamente asiduo a visitar al Señor Sacramentado. Llegaba, aun arrastrándose muchas veces. Participaba de la Eucaristía desde la tribuna construida hacia el altar, en la enfermería.

Su salud tuvo un quebranto que provocó, en dos días, su fin. Sorpresivamente, el domingo 21 de junio de 1953, una insospechada deficiencia cardíaca vino a sumarse a su parálisis. Muy realista, pidió al Padre Lerena, capellán, que lo administrara. El sacerdote consideró que no era tan grave la situación (se llamaba sacramento de la Extremaunción, y la normativa era muy distinta a la actual) . Pero, ante su insistencia, lo administró la noche del lunes 22. Quedó después tranquilo hasta las 21:30 del martes, hora en que se llamó con toda urgencia al Padre Policarpo. Atendido por él, expiraba suavemente, sin agonía visible. Murió a los 68 años y 52 de vida religiosa.

La Famille, nº 3, pág. 63. Vertimos al castellano. “CHALET SAN JOSÉ. Bajo el hábil mano del Hno. Alicio ayudado por el Hno. Plácido, el chalet, que ha quedado momentáneamente desocupado por la permanencia de los Juniores en el Descanso de Peregrinos, ofrece un aspecto de fiesta de primera clase: ha sido completamente restaurado, embellecido, interior y exteriormente, paredes, y salones, puertas y ventanas.
Nuestro chalet, así rejuvenecido, será verdaderamente digno de abrigar a la valiente y piadosa Juventud que le da vida y reputación.

Los Juniores, en número de 64, se sienten felices de habitar esta gozosa morada, y produce placer ver en los momentos de recreo con todo su empuje y alegría a estos privilegiados del buen Dios, así como también poder ver su ardor en el estudio, que se manifiesta sobre todo por el número siempre creciente del máximo de puntaje en las recapitulaciones semanales y mensuales de las lecciones.
Ecos de Familia, noviembre 1923, pág. 19: “De Grugliasco. Los queridos Hermanos Conrado, amy y Alicio, participan las más gratas nuevas de su permanencia en el 2° noviciado y mandan saludos y afectuosos recuerdos a todos sus cohermanos. El contacto diario con los venerables primeros Superiores y la convivencia con Hermanos piadosos y fervientes, que representan en aquel cenáculo a todo el Instituto, eleva el alma y tonifica el espíritu. ¡Qué delicia sería vivir entre Hermanos fervorosos, regulares y animados del espíritu de familia! En sus cartas hacen resaltar el alto ejemplo que les da el venerado Hno. Estratónico constituido en jardinero y celoso HNO. ESTRATÓNICO, 5° Superior General guardián del parque por cuya limpieza vela él mismo sin desdeñar la escoba y el escardillo. El espíritu del V. P. Champagnat, para dicha nuestra, no ha muerto aún en su Instituto.

Ecos de Familia, abril 1924, pág. 4: “¡Bienvenidos! También los queridos Hermanos Conrado, Amy, Alicio y Giacinto, llegados felizmente a nuestras playas a bordo del Reina Victoria Eugenia, a pesar del grave accidente acaecido al hermoso transatlántico a su salida de Montevideo. El abrazo de la recepción no ha sido sino más efusivo. El peligro corrido ha redoblado su amor y gratitud a María a la que se ha invocado diriamente durante su travesía con el hermoso himno del “Ave Maris Stella”. Vienen los tres primeros, como las abejas simbólicas, cargados con el polen de todas las flores maristas que germinan como en tierra propicia en el suelo de Grugliasco. Puedan todos los Hermanos gustar de la miel de sus virtudes y ejemplos.” En la nómina de destinos para 1924, inserta en página 12, el Hno. Alicio integra la comunidad del Cgio. Sagrado Corazón de Marcos Juárez.

Abril 1926, pág. 3: “Bodas de Plata. El querido H. Alicio celebró el día de San José los 25 años de toma de Hábito. Con tal motivo, y por coincidir con la solemnidad del glorioso titular y protector, la Villa San José se vistió de fiesta. Lleguen al abnegado H. Alicio los saludos y augurios de todos sus cohermanos de la Provincia, y… hasta el jubileo de las bodas de oro.” Con otros 8 Hermanos completa la comunidad de Villa San José (cf. Pág. 16).
Mayo 1927, pág. 3. Luego de los diversos arreglos y trabajos que se van llevando a cabo en Villa San José, el cronista remata el conjunto así: “Y a todo esto habría que agregar que el Hno. Elías proyecta siempre, que el Hno. Alicio arregla y ordena y que es el Hno. Economo quien… paga.”

Año después se le practica una intervención quirúrgica (diciembre 1938, pág. 400).
Diciembre 1941, pág. 15: Luego de diversas indicaciones referentes a estadísticas, archivo y memoria que deberán ir cumpliendo los HH. Directores, leemos: “Por lo que se refiere a la Provincia, hay en la Editorial una pieza destinada exclusivamente para el archivo: el mueble amplio, cómodo y delicadamente terminado es obra de la reconocida habilidad del Hno. Alicio.” En efecto, nuestro Hermano ya lleva varios años formando parte de la Comunidad de la Editorial. Se insiste en su pericia de carpintero en setiembre de 1943, pág. 9: “Sagrada Familia. A) El día 16 de agosto se envían a la estación de ferrocarril los 14 bancos destinados a la capilla de Villa Champagnat. Es un fino trabajo del Hno. Alicio.”

Por la HISTORIA DE LA PROVINCIA, 1908: JUNIORATO, somos informados de que leemos en el Bulletin de l´Institut, n°2, marzo de 1909: “El Rdo. Hno. Constancien, Provincial de Saint-Paul-Trois-Chateaux, se embarcó el 3 de enero rumbo a la Argentina, en la que visitará el Distrito, en calidad de Delegado del Rvdmo. Hno. Superior General. Lleva consigo a los Hermanitos Alicius, Bénitius, Carlo, Conrado, Giustino. Ildefonso, Marziale, además de 22 juniores.” En octubre 1944, pág. 123. A modo de continuación de estos primeros pasos argentinos del H. Alicio, sabemos que poco después se fundó el Instituto Fahy, y “La obra comenzó de inmediato, siendo su primer Director el H. Veremundo, a quien acompañaron en los primeros pasos los HH. Adolphus y Alicius.” Mayo 1945, pág. 38. Todo lo cual se refiere al mismo año de 1909.

Diciembre 1945, pág. 19: “Enfermos. (…) El estimado Hno. Alicio ha sufrido bastante de fatiga y de una parálisis invasora de sus extremidades. Debió guardar cama durante un tiempo. Ahora, gracias a Dios, se halla mejor.” Al año de esta novedad, Ecos de Familia (diciembre 1946, pág 181) nos pone al día: “El querido Hno. Alicio ha experimentado una franca mejoría en el mal que desde hace meses le aqueja. Ya puede moverse, caminar, bajar escaleras, etc. Deseamos que esa insinuada reacción se trueque en franca curación.”

Situación de salud de la que se nos dice en página 6 de abril 1947: “El 31 de marzo fue trasladado a la Villa San José e internado en la nueva enfermería el Hno. Alicio. La mejoría experimentada en su mal a fines del año pasado se mantiene por ahora estacionaria.” Se dio luego una sensible mejoría (julio 1947, pág. 62). Sin mayores alternativas en su estado (abril 1948, pág. 7). Una irrupción algo extraña de gripe acometió a crecido número de moradores de Villa San José. Entre los peor tratados lo encontramos a él. “Ya parece que todo ha pasado, cosa de que nos alegramos íntimamente”, en página 85 de diciembre 1948. En cuanto a su mal no ocasional, se encuentra sin novedad en su estado (mayo 1950, 15.)

Se recuerda su Vestición Marista en sus Bodas de Oro (agosto 1951, pág. 8). Y sin mayores altibajos en su salud (set. 1951, 22). Lo cual se ratifica en abril 1952, 96: “Sin variantes sigue en su estado de salud el querido Hno. Alicio, ocupando sus largas horas de enfermo en pedir al Cielo por los Hermanos, obras y, principalmente, por las vocaciones de la Provincia.” Manifestación que se reitera (abril 1953, 177).
Agosto 1953, pág. 213 – 214, Ecos de Familia entrega la nota necrológica de nuestro tan sufrido Hno. Alicio.

+ Hermano ALICIO
Casi sorpresivamente, el 23 de junio pasaba a mejor vida el querido Hno. Alicio, q. e. p. d.
Nacido en la Ardéche, Francia, el 1 de diciembre de 1885, Clovis Augusto Teston – que tales eran sus nombres de familia – ingresaba en el Noviciado de Saint Paul a la edad de quince años. Vestido el santo hábito marista en la fiesta de San José de 1901, y cumplido el tiempo regular de noviciado, el H. Alicio era destinado a Peynier, para hacerse cargo de la cocina en la escuela que allí dirigían los Hermanos.
En mayo de 1903 lo encontramos en el Escolasticado de Saint Paul, para seguir después a Marsella y Ventimiglia, donde ejerce los oficios de cocinero y jardinero, respectivamente. Pasa a Manresa en 1908, embarcándose meses más tarde rumbo a la Argentina, adonde llega el 24 de enero de 1909. A los ocho días del desembarco, formulaba su profesión perpetua en el colegio de la calle Lorea.

Desde 1909 el H. Alicio fue, sucesivamente, celador de Capilla del Señor, Luján y Marcos Juárez, y carpintero en la Villa San José, en 1923. Al año siguiente, 1924, trasladóse a Grugliasco para hacer el Segundo Noviciado. A su regreso actuó de celador en Capilla del Señor, carpintero en la Villa San José, encargado de ropería en el Instituto Alvear, celador en Mar del Plata y, a partir de 1937, carpintero en la Casa de la Sagrada Familia.
Un comienzo de parálisis obligó su traslado a la Villa San José, en 1946, en cuya enfermería pasaría siete año de tranquila espera.
Aunque lentamente, el mal fue ganando terreno en su organismo al parecer con reservas para muchos años, cuando sorpresivamente, el domingo 21 de junio último, una insospechada deficiencia cardíaca vino a sumarse a la parálisis progresiva de todos sus miembros.

No se hizo ilusiones el querido enfermo sobre la gravedad culminante de su estado, y así, espontáneamente, pidió varias veces los últimos sacramentos. Aunque el Padre Capellán, Don Gerardo Lerena, no creyera llegado el momento, por juzgar que no había gravedad inmediata, sin embargo, ante las instancias anhelantes del enfermo, optó por administrarle la Extremaunción en la noche del lunes 22. Quedó después tranquilo el paciente, hasta que a eso de las 21.30 del martes, atendido por el Padre Policarpo, llamado con toda urgencia, y ayudado por el H. Mariano José y otros cuatro Hermanos, expiraba suavemente, al parecer sin agonía.

Dueño de singulares dotes manuales, el H. Alicio fue un modelo de artesano: todos recordarpán su habilidad y competencia en relojería, en los trabajos de albañileria y, principalmente, en los de carpintería y ebanistería.
Eran notables, además, su amor al orden y limpieza, que cuidaba con escrúpulo en su persona y en los objetos de su uso.
Resignado enteramente al querer divino, el H. Alicio aceptó con humildad y paciencia la quietud gorzosa de su enfermedad. Eran extraordinariamente frecuentes sus visitas al Señor Sacramentado, hasta el que llegaba, a despecho de su parálisis, arrastrándose muchísimas veces. Y tenía que estar muy mal para dejar de concurrir a la tribuna de la capilla, desde donde oía la misa, comulgaba y seguía los oficios religiosos de la Comunidad.

El desgranar casi continuo de las cuentas del rosario, fue, puede decirse, la ocupación favorita de sus últimos años. El Evangelio, el Kempis y varios ejemplares de Meditaciones, fueron sus libros de cabecera, que leía y releía una y otra vez.
Ha muerto el Hno. Alicio a los 67 años de edad y 52 de vida religiosa. ¡Paz en su tumba!
Diciembre 1962, pág. 169. Se presenta la crónica de la celebración de las Bodas de Plata y la Casa de la Sagrada Familia, recordación que tuvo su lugar el 25 de noviembre. Entresacamos de las palabras que, en tal circunstancia, pronunciara el Hno. Vital, primer Director. “El 14 de abril de 1937, Mons. Fortunato J. Devoto bendijo el nuevo local y celebró la primera misa en su recogida capilla.
Cuando la comunidad fundadora abría sus puertas, el 23 de abril, se componía en los HH. Vital, Victorino, Pedro Gabriel, Alicio y Pablo Bajo García.”

Primer n° de la revista Luján de 1971, pág. 60. Nuevamente una serie de artículos con el tema Historia de la Provincia, siendo éste el número 9, con firma del H. Samuel Eutimio, Es una amplia reseña histórica del Instituto Fahy. Extraemos: “El Instituto de Beneficencia fue confiado al principio a religiosas de San José, que le dieron nombre, y así, cuando los Hermanos se encargaron de él, se llamaba Asilo San José.
Posteriormente fue condiado a personal civil, y en sus manos estaba cuando, las Damas que conocían la labor de los Hermanos en la Capilta, quisieron dar más seriedad a los estudios y más formación a los alumnos y trataron con el Hno. Visitador como hemos visto, pidiéndole 5 Hermanos que en lo posible dominaran al inglés.

El 15 de julio de 1909, fiesta de San Enrique, tres Hermanos y no cinco, se hicieron cargo de la obra que desde entonces llevó el nombre de Instituto Fahy. El Hno. Veremundo iba como Director y le secundaban los Hermanos Adulfo y Alicio, el primero como adjunto y como prefecto de disciplina el segundo.
Sólo tres se habían ejercitado en la lengua del Albión, pero se podía naturalmente decri que dominaban el inglés y que por tanto pudieran dictar las clases en ese idioma.
Por esta razón, en primer lugar, y porque eran pocos frente al numeroso alumnado, debieron incorporar al equipo a dos maestros antiguos del establecimiento, los cuales se encargaban de la enseñanza inglesa y los Hermanos corrían con el resto.

Casi 21 años estuvimos los Hermanos a cargo del I. Fahy en C. del Señor. En 1930, la Comisión de Damas decidió trasladarlo cerca de la ciudad de Moreno. Tres años después –en 1932- exigieron que todos los Hermanos a cargo dominaran inglés. Tras 24 años, la dejamos. Quedaron muy agradecidas de nuestra presencia y labor.

Desde el primer momento se observó el cambio favorable en la marcha del Establecimiento. Una revista de la época lo pone de manifiesto y hace resaltar la acción benéfica de los Hermanos, abundando en conceptos elogiosos.”

Las presentes páginas dedicadas a nuestro biografiado ofrecen todo lo que hemos encontrado referente a él. Y damos gracias a Dios por la figura del Hno. Alicio, verdadero abanderado de la fidelidad y el amor al Señor en nuestra Congregación, especialmente en las tareas que hemos dicho y, ¡cuánto!, en su postrer enfermedad.

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