Nombre Civil: Humberto Aurelio Benedetti Casagrande.
Fecha de Nacimiento: 12/07/1946.
Lugar de Nacimiento: Gualeguay — Entre Ríos — Argentina.
Fecha de Profesión: 17/12/1966.
Fecha de Defunsión: 15/02/2015.
Estable 1946 – 2015.
Nacimiento: 12/07/1946 — Gualeguay — Entre Ríos — Argentina.
Juniorado: 10/03/1957.
Noviciado: 04/02/1965.
Toma de Hábito: 17/12/1965.
Primera Profesión: 17/12/1966.
Fallecimiento: +15/02/2015 — Rosario — 68 Años de edad y 49 Años de Vida Marista.
Nuestro hermano Humberto Aurelio Benedetti Casagrande nace en Gualeguay, Entre Ríos, el 12 de julio de 1946, en la familia de Aurelio Virgilio y Dina, creciendo junto a sus hermanas Silvia, Juana y Nilda, y a sus hermanos José y Daniel.
Ingresa al Juniorado de Pilar el 10 de marzo de 1957. Luego continúa su formación marista en el Noviciado de Alta Gracia, en Córdoba, ingresando allí el 4 de febrero de 1965. Recibe el Hábito marista el 17 de diciembre de 1965, y el 17 de diciembre de 1966 realiza su Primera Profesión religiosa como hermano marista. En marzo de 1969 se inicia en la tarea docente como maestro de Nivel Primario en el Colegio Macnab Bernal; y unos años después es profesor y preceptor de Nivel Medio en el Instituto Agrotécnico San José Obrero de Darregueira (Pcia. de Buenos Aires). Más tarde, desde marzo a septiembre de 1977, se desempeña como profesor en el Juniorado de Luján.
El 31 de diciembre de 1971 reafirma de modo definitivo su entrega al Señor como Hermanito de María, celebrando y realizando sus votos perpetuos. A partir de 1979 se inicia en tareas de Administración en la Villa San José y, más tarde, en el Colegio Ntra. Señora de Luján (1986) y en el Instituto Agrotécnico San José Obrero (1988).
Desde Darregueira, en febrero de 1992, es trasladado Neuquén (Escuela Domingo Savio), para conformar allí la primera comunidad marista del lugar, junto a los hermanos Augusto Jenneman y Horacio Bustos. Humberto se destacaba por sus buenas ocurrencias para hacer chistes, particularmente para hacerle bromas al Hno. Augusto, favoreciendo el buen humor comunitario. En el 2000 vuelve nuevamente a Darregueira donde se desempeña superior y administrador de la obra. En el 2008 es destinado al Colegio San Miguel de Nogoyá, a cargo de la Preceptoría del Nivel Secundario y la administración de la Comunidad. Al año siguiente se le encomienda además la tarea de animación de la Comunidad. En febrero 2012 regresa a Neuquén por unos pocos años; y, finalmente, en el 2014 es trasladado a Rosario, a la comunidad y Escuela marista del barrio La Boca.
Fue un hombre lleno de dones manuales que entregaba con generosidad. Tenía la particularidad del arte culinario al que se dedicaba con gusto y satisfacción, dejando siempre contentos a los comensales. Se podría decir que era el más famoso y solicitado cocinero de la Provincia Cruz del Sur. También se dedicaba con gran esmero a otros oficios manuales como la carpintería, la herrería y la albañilería. De sus manos salían hermosas producciones que revelaban su gran habilidad y sentido artístico. Se movía desde la construcción de una maquinaria de gran volumen (como aquella máquina de carpintería “sin fin” que construyó en la Villa San José en 1978) hasta bellísimos cuadros de la Virgen realizados en madera y en hierro.
Las capacidades manuales y artísticas, a las que hemos hecho referencia, le brindaron la posibilidad de acompañar a sus jóvenes alumnos tanto en el Agrotécnico de Darregueira como en los Talleres del CEMOE en Neuquén. Realizaba permanentes tareas de mantenimiento en los colegios y obras en los que se desempeñó. Pero, junto con esto, no descuidaba su vida de oración y su misión de catequista, realizando un excelente acompañamiento pastoral de adultos (Fraternidades) y de jóvenes (grupos del Movimiento REMAR).
En Neuquén, en aquellos primeros años de presencia, desplegó una gran obra educativa, especialmente con la creación del CEMOE (Centro educativo de mano de obra especializada) destinado a jóvenes y adultos que buscan una capacitación orientada al mundo del trabajo. Poco a poco fueron surgiendo allí distintas especialidades: carpintería, electricidad, computación, panadería y repostería… Llevó adelante también, junto a otros, la creación del Centro de formación Materno-Infantil y la Escuela para Adultos. Humberto asumió siempre con gran tenacidad y responsabilidad el cometido de la puesta en marcha de estos centros educativos con sus respectivos oficios.
Lamentablemente, a fines de enero 2015, le aparece una seria enfermedad en el hígado. Estando internado en el Sanatorio Parque de Rosario, al dársele a conocer la verdad de su situación, expresa: “Que se haga la voluntad de Dios”. Y agregó: “Estoy en paz, el Señor me puede llevar cuando Él quiera”. Luego rezó lentamente la oración de Charles de Foucould, “Padre me pongo en tus manos”, derramando unas lágrimas al finalizar la misma. Dios le dio la gracia de la aceptación y del abandono a su voluntad. En sus ojos se podía contemplar esa realidad profunda que estaba viviendo en su interior: un abandono amoroso de la propia vida, un sentido vivo de aceptación del querer de Dios, un proceso de desprendimiento de sí mismo, un camino de humildad y de ofrenda total de la vida. A través de la acción de la gracia, se fue abriendo más intensamente al misterio del amor divino. Ese mismo día había recibido el sacramento de la unción de los enfermos.
Me siento profundamente agradecido al Señor por la bella vida de Humberto y el don inmenso que él ha sido para nuestra Provincia Marista en Argentina. En su paso por las distintas comunidades y obras maristas fue dejando profundas huellas de amistad, bondad, cercanía, alegría y humor, hondura de vida, amor al trabajo, disponibilidad al servicio, acompañamiento de los jóvenes, amor a la Virgen y al Padre Marcelino Champagnat.
Querido Hno. Humberto:
Nos duele mucho tu partida. Descansa en paz en ese lugar que Dios te ha preparado desde toda la eternidad. Ahora puedes gozar del rostro radiante de Aquel a quien entregaste tu vida desde muy joven. Que brillen para ti la alegría, la paz y la felicidad que no tendrán nunca fin. Y pídele al P. Marcelino Champagnat por nosotros para que no perdamos la fe, para que seamos fieles hasta el final y transitemos este camino marista con la convicción y perseverancia necesarias para buscar y aceptar en todo el querer de Dios. Sé nuestro intercesor en el Cielo. Descansa en paz, querido hermano, junto a Jesús, María y Champagnat, en la eterna bienaventuranza. Hno. Horacio Bustos, Provincial…
Provincia Marista Cruz del Sur — Palabras en la despedida del Hno. Humberto Benedetti. Hno. Horacio Bustos, Provincial — Rawson, Chubut, lunes 16 de febrero de 2015…
Queridos Hermanos, Querida Familia Marista:
En el día de ayer, domingo 15 de febrero, a las 9:40 hs, en el Sanatorio Parque de la ciudad de Rosario, nuestro querido hermano Humberto, partió hacia la Casa del Padre a los 68 años de edad y 49 años de vida marista. Sintiendo profundamente el hecho de no poder estar presente físicamente en esta despedida final, me uno a ustedes con estas sencillas palabras que brotan de mi corazón.
Me siento profundamente agradecido al Señor por la bella vida de Humberto y el don inmenso que él ha sido para la Congregación marista, particularmente para nuestra Provincia Marista en Argentina. En su paso por las distintas comunidades y obras maristas (especialmente Luján, Darregueira, Neuquén, Nogoyá y Rosario) fue dejando profundas huellas de bondad, amistad, cercanía, alegría y humor, hondura de vida, amor a la oración y al trabajo, disponibilidad al servicio, acompañamiento de los jóvenes, amor a la Virgen y al P. Marcelino Champagnat.
Fue un hombre lleno de dones manuales que entregaba con generosidad. Tenía la particularidad del arte culinario al que se dedicaba con gusto y satisfacción, dejando siempre contentos a los comensales. Se podría decir que era el más famoso y solicitado cocinero de la Provincia Cruz del Sur. También se dedicaba con gran esmero a otros oficios manuales como la carpintería, la herrería y la albañilería. De sus manos salían hermosas producciones que revelaban su gran habilidad y sentido artístico. Se movía desde la construcción de una maquinaria de gran volumen (como aquella máquina de carpintería “sin fin” que construyó en la Villa San José en 1978) hasta bellísimos cuadros de la Virgen realizados en madera y en hierro.
Recuerdo que compartí la vida comunitaria con Humberto en 1992, en el inicio de la obra marista de Neuquén. Nuestra comunidad estaba además integrada por el Hno. Augusto Jenemann. Fue una comunidad muy fraterna y sumamente divertida. Por las mañanas, antes de la oración, mientras tomábamos unos mates, jugábamos a los naipes y conversábamos temas del día. Humberto tenía siempre buenas ocurrencias para hacer chistes, pero particularmente para hacerle bromas a Augusto, como cambiarle el contenido de una botella de licor por otra cosa diferente, o prepararle una empanada con corcho de relleno. Cosas picarescas que favorecían el buen humor comunitario. Siempre teníamos buenos temas de conversación.
En Neuquén, en aquello años, desplegó una gran obra, especialmente con la creación del CEMOE (Centro educativo de mano de obra especializada) destinado a jóvenes y adultos que buscan una capacitación orientada al mundo del trabajo. Poco a poco fueron surgiendo allí distintas especialidades: carpintería, electricidad, computación, panadería y repostería… Humberto asumió con gran fuerza y responsabilidad este cometido de la puesta en marcha de estos oficios.
Nuestro hermano Humberto había nacido en Gualeguay, Entre Ríos, el 12 de julio de 1946. Ingresa al Juniorado de Pilar el 10 de marzo de 1957. Luego continúa su formación marista en el Noviciado de Alta Gracia, en Córdoba, a partir del 4 de febrero de 1965. Recibe el Hábito marista el 17 de diciembre de 1965. El 17 de diciembre de 1966 realiza su Primera Profesión religiosa como hermano marista. Se inicia en la misión marista como maestro de nivel Primario en el Colegio Macnab Bernal; y unos años después es profesor y preceptor de nivel Medio en el Instituto Agrotécnico San José Obrero de Darregueira (Pcia. de Buenos Aires). Más tarde se desempeña como profesor en el Juniorado de Luján.
El 31 de diciembre de 1971 reafirma de modo definitivo su entrega al Señor como Hermanito de María, celebrando y realizando sus votos perpetuos. A partir de 1979 se inicia en tareas de Administración en la Villa San José y, más tarde, en el Colegio Ntra. Sra. de Luján y en el Instituto Agrotécnico San José Obrero.
Las capacidades manuales y artísticas, a las que hemos hecho referencia, le brindaron la posibilidad de acompañar a sus jóvenes alumnos tanto en el Agrotécnico de Darregueria como en los Talleres del CEMOE en Neuquén. Realizaba permanentes tareas de mantenimiento en las obras en las que se desempeñó. Pero junto con esto, no descuidaba su misión de catequista y realizaba un excelente acompañamiento pastoral de los jóvenes, trabajando junto a docentes y referentes de la Pastoral Juvenil.
También le fue encomendada la misión de superior de comunidad. Esta tarea la desempeñó en las comunidades de Neuquén, Darregueira y Nogoyá, siendo siempre fiel y responsable en la animación de sus hermanos en la vivencia comunitaria a la luz de la Palabra y la oración en común.
Lamentablemente, a fines de enero, le aparece una seria enfermedad en el hígado. Hace unos días atrás, en el Sanatorio, al dársele a conocer la verdad de su situación expresa: “Que se haga la voluntad de Dios”. Y agregó: “Estoy en paz. El Señor me puede llevar cuando Él quiera. Estoy preparado”. Yo fui testigo de estas palabras. Finalmente rezó conmigo lentamente la oración “Padre, me pongo en tus manos”, de Charles de Foucauld, derramando unas lágrimas al finalizar la misma. Dios le dio la gracia de la aceptación y del abandono a su voluntad. En sus ojos se podía contemplar esa realidad profunda que estaba viviendo en su interior: un abandono amoroso de la propia vida, un sentido vivo de aceptación del querer de Dios, un proceso de desprendimiento de sí mismo, un camino de humildad, una oración de ofrenda desde la soledad absoluta de su ser. A través de la acción de la gracia divina, se fue abriendo más intensamente al misterio del amor divino. En esta misma ocasión había recibido el sacramento de la unción de los enfermos.
Hoy me siento muy unido a todos ustedes en este momento de oración por el eterno descanso de nuestro hermano Humberto. De modo particular les expreso mis sentidas condolencias a sus familiares, especialmente a sus hermanas Silvia, Juana y Nilda, y a su hermano José; como así también a sus sobrinos y demás miembros de la familia. Que la esperanza en la Resurrección del Señor les fortalezca en estos momentos de dolor.
Agradezco profundamente a los hermanos Fermín y Demetrio el delicado acompañamiento fraterno, permanente y total, que le brindaron a Humberto durante estos días de su enfermedad. Este agradecimiento lo extiendo a tantas personas que brindaron su ayuda, su presencia y cercanía.
Querido Hno. Humberto:
Nos duele mucho tu partida inesperada. Nuestro enorme cariño por vos no encuentra consuelo. Tu ausencia nos deja un vacío nada fácil de llenar. Fuiste un verdadero hijo de Champagnat, un marista de ley, un religioso de calidad. Tu vida fue fiel y coherente hasta el final, sin compromisos con la mediocridad. Descansa en paz en ese lugar que Dios te ha preparado desde toda la eternidad. Ahora puedes gozar del rostro radiante de Aquel a quien entregaste tu vida desde muy joven. Que brillen para ti la alegría, la paz y la felicidad que no tendrán nunca fin. Y pídele al P. Marcelino Champagnat por nosotros para que no perdamos la fe, para que seamos fieles hasta el final y transitemos este camino marista con la convicción y perseverancia necesarias para aceptar en todo la voluntad de Dios. Media ante él por las vocaciones maristas, para que haya jóvenes que quieran arriesgar todo por Cristo.
Que tu vida plena y ejemplar, nos estimule a ser mejores “hermanos” y fieles consagrados en la familia de María. Sé nuestro intercesor en el Cielo, junto a nuestros otros hermanos que nos precedieron, rogando por nuestra Provincia Cruz del Sur.
Descansa en paz, querido hermano, junto a Jesús, María y Champagnat, en la eterna bienaventuranza.
Hno. Horacio Bustos, Superior Provincial…
HUMBERTO
A la distancia quiero compartir con los que acompañan tu despedida algunos sentimientos y recuerdos que hemos vivido. Me he sentido honrado con tu amistad. Tu entrega sin límites me asombró en los años que vivimos en Darregueira. ¿Te acordás los festejos de los 25 años del Agrotécnico? ¡Qué manera de laburar! Te mandaste un asado para más de 2000 personas, así como si nada… Con total sencillez eras capaz de liderar a profesores, padres, alumnos, empleados, hermanos y nadie negaba su aporte ante tus requerimientos.
¿Cuántos miles de empanada habrás hecho en tu vida y siempre PARA AYUDAR? Con qué cariño tratabas a tus pupilos, mimándolos en el Agrotécnico para que se sintieran como en casa. Te habían bautizado “el potrillo”, por lo indomable cuando te proponías hacer cosas para mejorar la vida de los demás. Todavía me parece verte cruzando el patio del Agro con tu rebelde jopo al viento rumbo a la carpintería luego de una corta siesta. ¿Te acordás cuando casi se incendió tu pieza por dejar la pava enchufada, apurado por ir a trabajar?
Luego vendría Neuquén, Nogoyá, La Boca en Rosario. Siempre en las perisferias y CON EL DELANTAL COMO ESTANDARTE. Hoy se habla mucho de la Iglesia del delantal. A vos nunca te escuché hablar de eso, pero que la encarnaste mejor que nadie y desde siempre, ¿quién lo puede dudar?
En tu paso por Nogoyá fuiste muy cercano con mi familia y tené la seguridad que te aman y te lloramos tanto o más como a cualquiera de nuestra casa. Tu vida de servicio, sencillez y humildad nos cautivó a todos. Tu espiritualidad simple y profunda al mismo tiempo, también.
Por último, GRACIAS HUMBERTO, porque hace unos pocos días aceptaste mi invitación y te llegaste hasta Jujuy para conocer la querida Escuela Técnica de Libertador. ¿Sabés una cosa? Soñaba que en algún momento pudiera disfrutar de tu presencia aquí en los talleres de la escuela. Ahora te pido un último favor: NO NOS DEJES, NO ME DEJES de ayudar desde donde estés. Vos sabés que somos pocos y la tarea cada vez es más compleja y a veces me siento cansado y como que mis fuerzas flaquean ante lo mucho que nuestros jóvenes hoy nos necesitan.
Gracias Demetrio y Fermín porque lo mimaron con todo el cariño fraternal en sus últimos días, lo mismo que sus hermanos y demás familiares. Humbertito, descansa en paz.
Nos vemos. Tu hermano, Carmelo…