Nombre Civil: Francisco BEATO.
Fecha de Nacimiento: 06/04/1930.
Lugar de Nacimiento: Sannicandro — Provincia de Bari — Italia.
Fecha de Profesión: 15/08/1948.
Fecha de Defunsión: 26/02/1985.
Profeso Perpetuo 1930 – 1985.
Nacimiento: 06.04.1930 — Sannicandro — Provincia de Bari — Italia.
06.10.1941: Junior, Gassino.
21.10.1941: Junior, Grugliasco.
28.10.1946: Postulante, Bairo.
15.08.1947: Toma de Hábito.
15.08.1948: Primera Profesión.
06.11.1948: Llega al País (Luján).
08.01.1954: Profesión Perpetua.
Febrero 1962: 2º Noviciado, St. Quentin.
Visitas de Familia: Diciembre/1970; Diciembre/1977; Marzo/1980.
Fallecimiento: +26.02.1985 — Buenos Aires — 55 Años y 37 Años de Vida Religiosa.
Francisco BEATO es un cohermano con quien compartí algún año de Escolasticado. Con el Hno. Osvado Elio Succo, son los dos únicos compañeros de casa de formación que ya han fallecido. En 1944, se nos fue al cielo el cojunior Raúl Dardo Aguilera.
Sus padres: Don Nicolás, fallecido en 1980, ejerció el oficio de agricultor. Su madre, Doña Dominga Vesia. Fallecida en 1957. No consta ningún otro familiar, y también carecemos de las informaciones de la ficha complementaria. No la hemos recibido.
Documentos. Libreta de Enrolamiento 4114430, Distrito Militar B. A. C. de Identidad, Policía Federal, 3746095. A continuación, algunas referencias sobre su pueblo de origen.
Títulos Habilitantes:
Primaria: MAESTRO NORMAL NACIONAL (Escuela Normal Champagnat) 1952 y 1961. Prov. de Buenos Aires, 1952. Secundaria: TÍTULO SUPERIOR DEL MAGISTERIO, 1956. Pienso que su capacidad para la música atentó para que no terminara el profesorado pertinente. Se manejaba muy bien acompañando o dirigiendo coros. Hizo cursos de materias religiosas en el JESU MAGÍSTER de Roma los años 1962 y 1963.
Sus Obediencias:
—Luján Escolast. – Noviembre/1948 – Estudiante.
—La Plata M. Rasore – Febrero/1952 – Maestro.
—Champagnat – Febrero/1955 – Maestro.
—St. Quentin – Febrero/1961 – Maestro.
—Fallavier – Febrero/1962 – Gran Novicio.
—Jesu Magister – Octubre/1962 – Estudiante.
—Marcos Juárez – Octubre/1964 – Maestro.
—Juniorado Pilar – Enero/1965 – Maestro.
—Champagnat Secundaria – Febrero/1967 – Profesor.
—Pilar – Marzo/1978 – Profesor.
—Marcos Juárez – Marzo/1981 – Director Primaria y Profesor.
Abril 1975, pág. 51. Un pasaje de la crónica de la VIDA EN PILAR, Villa Marista. “AGRADECIMIENTO AL Hno. FRANCO BEATO. El plantel de profesores más o menos cubierto, agradecemos profundamente el favor y la ayuda que nos prestara el año pasado y la renuncia que gentilmente nos presentara. Los Hermanos sabrán que se venía de Buenos Aires todos los sábados a dar música. Lo tendremos presente en nuestras oraciones”.
Su deceso en Elevación. “Nuevamente nos inclinamos ante el ‘momento de Dios’. El 26 de febrero se nos fue el HNO. FRANCO BEATO. En la solitariedad de una pieza de San Camilo libró su última batalla. Manos hermanas y piadosas cerraron sus ojos cuando eran las 0.15hs. Velatorio y Misa de cuerpo presente en la capilla; luego, sepultura en Luján. Sus restos mortales fueron despedidos por el Hno. Demetrio Espinosa, Viceprovincial”. Abril 1985, pág. 49.
En las páginas 21 – 24 del mismo ejemplar, encontramos las palabras mencionadas recién, pronunciadas por el Hno. Demetrio. Siguen aquí mismo:
“Hno. FRANCISCO: Es cierto que quedamos doloridos por tu ausencia física entre nosotros, pero quienes te queremos y te conocemos sabemos que delante de Dios y de María y al lado del Beato Marcelino y de tantos buenos Hermanos que te han precedido, serás nuestro abogado e intercesor.
Por otro lado, tu vida sencilla y fraternal, sufrida y abnegada, totalmente entregada a Dios, a tus Hermanos y a los niños y jóvenes, iluminará nuestro caminar mientras esperamos el momento de reencontrarnos contigo en el cielo.
Por ello, iluminados por la fe, y animados por la esperanza, cantamos que la muerte no es el final del camino.
Antes de depositarte en el lugar de tu descanso, quiero decirte, querido Hno. Francisco, unas sencillas palabras de despedida en nombre de tu Hermano Provincial, de tus Hermanos de la Argentina y de tus familiares y amigos.
Querido Hermano y amigo: a pesar de tus ganas de vivir, a pesar del enorme esfuerzo del excelente equipo médico que te atendió en la última y decisiva etapa de tu enfermedad y no obstante la oración continua de quienes te queremos, Dios, en sus inescrutables designios de amor, te ha querido llevar para sí. Lo más seguro es que ya te ha encontrado maduro para el cielo.
Tú mismo, querido Hermano, en carta fechada el 18 de febrero escribes: ‘Mientras por un lado los males no dejan de aparecer, yo sigo aceptándolos, ofreciéndoselos al Señor, agradeciéndoselos y rezando, día tras día, para que en todo se cumpla su voluntad’. Buenos Aires, 19-11-84
Ayer aceptaba, agradecía y rezaba para que yo fuera, en las manos del Señor, un instrumento útil y dúctil. Hoy, acepto, agradezco y le rezo, de la misma manera y por la misma cosa, estando enfermo. Pienso y estoy convencido de que ‘la cosa’ es así y así tiene que ser. Todo fue gracias a mi AYER, estando sano, como todo es gracia en mi PRESENTE, hoy que estoy enfermo. Acepto todo como que es don de Dios, se lo agradezco como que es su gracia y le rezo como que soy aún un instrumento suyo en sus manos, hoy de muy distinta manera que ayer.
Queridos Hermanos:
Sois mis hermanos y mis amigos. Los siento a todos muy cercanos a mí y palpo, realmente, vuestra y mi comunión con Uds.; vuestra y mi hermandad con Uds.; vuestro y mi cariño y mi amistad. Soy de la familia y me siento muy presente. Sois mis hermanos y los llevo muy adentro.
Escribo estas líneas mientras estoy pendiente de una llamada de los médicos, de la oncóloga particularmente, quien debe confirmar el lugar (la clínica) donde internarme para la segunda aplicación de quimioterapia.
Estoy bien y siento que mi mejoría es un hecho real y que puedo constatar día a día. Como con apetito, puedo caminar y estar sentado, tengo buen color y duermo bien. Dolor, casi nada. Si bien la quimioterapia por un lado es algo que a uno lo tiene en constantes altibajos (depresiones y euforias), por el otro, es una medicina que cura, aunque demande su tiempo. Mi cabello va raleando (es poco lo que me queda) y pronto tendré necesidad no digo de una peluca, pero sí de algo con que pueda disimular mi calvicie (si bien esto me tiene sin mayor cuidados). El tumor en el brazo, con las aplicaciones ha disminuido más de un 50% y todo indica que la curación está bien encaminada. ¡A Dios gracias!
Los médicos son una maravilla de profesionales y de personas. No transcurre un día sin que pregunten por mí y se interesan por mi estado. Uno de Ellos, Juan Pedro Zampieri es de esa categoría de profesionales que hacen de medicina un verdadero servicio al enfermo. Yo no me explico cómo puede haber caído en sus manos. Sólo lo entiendo por el lado de la Providencia.
Con respecto a mi persona (no entreveo, por el momento, otra explicación) al haber llegado a vivir este momento, sólo me resulta concebible y evidente que por el único y solo lado de la GRACIA y por el de una gran MADUREZ de la FE. Siempre me valoré (y nunca más que eso) como un simple instrumento del Señor y hoy constato que no soy más que un instrumento suyo y para su obra. Ayer traté de serlo con mis fuerzas plenas, hoy trato de serlo con mis fuerzas debilitadas y enfermas. Voluntad no me falta y ayuda, tampoco. Tengo y cuento con la oración personal y la de tantas personas amigas: niños, familias, parientes, compañeros y hermanos.
Sé que rezan y mucho por eso palpo en mi cuerpo como que mejora y sana. Sé que rezan y con devoción y por eso constato que mi espíritu y mi alma aceptan y dan gracias. Sé que rezan y sin cesar y por eso en mí todo es silencio y resignación.
Sé que rezan y convencidos por eso no faltan momentos en que una lágrima, de tanto en tanto, cala en lo más profundo de mi ser y allí se transforma en una gran emoción hecha alegría, de paz y de tranquilidad. Sé y me siento querido por el Señor y por mis hermanos. ¡Gracias!
Gracias, queridos hermanos, porque sé que sois mis hermanos. Gracias, queridos niños, porque sé que sois mis amigos. Gracias, queridas familias, porque sé que me apreciáis. Gracias, Señor, por este momento. Gracias por todo, ¡Gracias! ¡Sólo gracias y nada más que gracias! Hno. Francisco.
Primera P.D. Querido Hermano y Amigo Héctor:
Con esta carta dirigida a los hermanos de mi Comunidad, he querido, entre otras cosas, contestar a la tuya que me escribiste tiempo ha y que recibiera por gentileza del Hno. Demetrio. Entonces, mi estado de salud no me permitía ningún tipo de respuesta: las depresiones eran frecuentes, el estar sentado me resultaba bastante molesto y la mano, difícilmente hubiera consentido tiempo. Si hoy lo estoy haciendo es porque puedo. Hasta he vuelto a poder atarme los zapatos por mi cuenta, sentarme en la cama y lavarme la cara con las dos manos.
Cumplo, al escribirte, con el deber de agradecimiento porque tu mensaje, siempre típico, original y válido, llegó a mí en un momento de verdadera necesidad y penetró profundo en mi alma. Me hizo sentir feliz. Me dio mucha calma y restauró mis fuerzas. ¡Gracias, amigo!
Te pediría, ahora que estás sentado en tu verdadero sitio y cumpliendo tus funciones que transmitas saludos y muchos cariños a Marta, tu ‘ad latere’, a los maestros, a los alumnos, a los padres, a Nelly, a los profesores, a los empleados, a la carabela Crisma, a todo el mundo.
Diles que nunca sentí tanto en mí la ausencia y la lejanía de un lugar, de unas personas, de una actividad y de todo lo que hace a la vida del Colegio Sagrado Corazón. Añoro, deseo y siento profunda nostalgia de todo y de todos. ¡Gracias!, por el recuerdo, por las oraciones y por el cariño.
Pronto, si Dios quiere, los podré saludar, abrazar y manifestarles personalmente todo mi agradecimiento y toda mi simpatía. ¡Gracias, amigo!
Segunda P.D. Querido Demetrio:
Más que un Superior, un cohermano y más que un colega o compañero, un amigo. Te agradezco mucho y todo. ¿Qué?, tu preocupación y tu presencia, tu acompañamiento y todos tus afanes, en ésta mi enfermedad que me permiten vivirla con mucha paz y alegría.
En vísperas de tu cumpleaños deseo que el Señor te colme de mucha luz y de mucha fuerza; te llene de su sabiduría y de felicidad y te otorgue toda la salud que necesitas para que tu presencia en medio de los Hermanos, los alumnos y la gran familia marista de Marcos Juárez sea un servicio lleno de carisma juvenil y marista. ¡Gracias!, ¡Felicidad!, ¡Entusiasmo!, ¡Éxito!, te desea: Tu amigo: Hno. Francisco.