EL SUEÑO DE CHAMPAGNAT EN ARGENTINA

El 25 de septiembre celebramos un nuevo aniversario de la llegada de los primeros Hermanos Maristas a la Argentina y evocamos su consagración honrando con gratitud y entrega nuestra historia.

Más de 100 años de Presencia Marista en Argentina nos piden hacer memoria para agradecer. Agradecer a tantos Hermanos, laicosy laicas que, a lo largo de todos estos años, construyeron, y continúan construyendo, el sueño de Marcelino Champagnat. Iniciado en su Francia natal en 1817  su  sueño, que incluía a todas las diócesis del mundo, es hoy una fecunda y providente realidad.
Los Maristas de Argentina somos hijos de la provincia marista de Saint-Paul-Trois-Chateaux. Gracias a esta provincia del sureste francés, el carisma de Marcelino se hizo presente en España, Chile, Perú, Uruguay, Italia, México, Colombia, Islas Seychelles y Argentina. Aquellos catorce jóvenes Hermanos que, con su gran espíritu, pusieron sólidos cimientos a la obra Marista en las tierras de la Virgen de Luján, se ganaron un lugar privilegiado en esta historia…
Porque somos una familia, y porque cada Hermano es un don del Señor, aproximarnos a la vida y las obras de aquellos que nos precedieron nos permite constatar la presencia de Dios en nuestra Argentina marista. Y contemplar en cada Hermano, en su “forma de ser”, las claves de nuestra espiritualidad, de nuestro carisma.

Motivados por estos años de Presencia Marista, nos preguntamos: ¿Cómo eran los Hermanos que fundaron nuestra Provincia? ¿Qué hacía palpitar sus corazones?

Las biografías de estos pioneros,  y su devenir histórico en estas tierras, nos ayudarán a encontrar respuestas iluminadoras, ejemplares.

 «¡Vamos a ser misioneros!»

El sueño que compartieron aquellos catorce jóvenes Hermanos empezaría a hacer realidad el propio sueño de Marcelino en estas tierras un 3 de septiembre de 1903 cuando, embarcados en el buque Reina María Cristina, dejaron atrás Barcelona rumbo a América del Sur.

La travesía de esta «comunidad a bordo» duró 22 días impregnados de profunda fraternidad y devoción a la Buena Madre y a la Eucaristía. Los relatos que se conservan dan cuenta de cómo apreciaban contemplar la inmensidad del mar, el cielo estrellado y los delfines… Y no faltan anécdotas sobre la cacería de una rata que interrumpió abruptamente el descanso nocturno en el camarote, sobre tormentas, descomposturas y hasta la alegre noticia del nacimiento de un niño…

Sus días transcurrían entre “las aventuras” del viaje emprendido y  la nostalgia de todo lo que en España había quedado atrás. Especialmente su  tan querida comunidad de San Andrés del Palomar.

Pero el deseo profundo que habitaba sus corazones–ser misioneros de la Buena Noticia al estilo de Marcelino– era más fuerte que todo lo demás.

Fundación en las  tierras del Plata

Por fin, el 25 de septiembre,los Hermanos Frédien, Junion, Paulius, Sixto, Veremundo, Adolphus y Leopoldo José (los primeros del grupo en llegar por razones de seguridad –a causa de la situación religiosa que imperaba en Francia y a su proyección en el exterior–divisaron el puerto de su destino–Buenos Aires– y ese día pisaron las tierras del Plata.
El ambiente que los esperaba en la capital argentina no era el mejor. La prensa había anunciado que a bordo de aquel buque arribaba al país un grupo de religiosos expulsados de Francia. Una multitud preparó para ellos una recepción hostil. Pero la lluvia torrencial impidió que se concentraran. Aun así, por prudencia, sólo dos Hermanos descendieron del buque vistiendo su sotana; el resto lo haría de civil.

Para darles la bienvenida, estaba el Hermano José (coadjutor de los Lazaristas) quien los condujo hasta la residencia de los sacerdotes.

Un mes más tarde, con la llegada de los restantes Hermanos Agritius, Bajulus, Simeón, Arège, Loger, Donaciano y Olegario se completó la “comunidad marista fundadora de la Argentina”.

¡Manos al arado!
A la semana de la llegada del primer grupo, los Hermanos se hicieron cargo de la escuela gratuita de San Vicente de Paul. Ésta será la primera escuela marista que los Hermanos llevarán adelante durante doce años en el país.

En ella tuvieron que lidiar contra la indisciplina de los alumnos de aquellas aulas que contaban con más de 60 niños cada una. También allí funcionó un internado en el que trabajaban tres Hermanos. Al inicio del ciclo escolar del siguiente año, abriría sus puertas la escuela de los Hermanos en Luján.

 

HERMANOS FUNDADORES

Los siete primeros

  1. Frédien:Francés, de familia muy cristiana. Fue el Superior del primer grupo de misioneros. A la semana de su llegada (2 de octubre) cumplía 25 años. Fue el primer Director escolar marista en la Argentina. Atrajo muchas vocaciones desde su tarea de reclutador, sobre todo en las provincias del litoral. Colaboró con la fundación marista en Uruguay. Murió en 1960, a los 81 años, en Luján.
  2. Junión: Muy poco sabemos de este francés. Fue docente en la escuela de Luján, que se inicia en 1904. Murió en Saint-Paul-Trois-Chateaux a los 72 años de edad.
  3. Paulius:(1903-1981) Conservó la antorcha marista fundadora en nuestro país, que gozó de su presencia, durante 63 años. Este hermano francés, trece días antes de embarcarse rumbo a la Argentina, había hecho su profesión perpetua contando con 21 años. Fue maestro de grado; el 2º Maestro de Novicios de la Provincia durante 8 años; Director 25 años y Enfermero 19 años, entre otras misiones. Falleció en Luján a los 99 años, 7 meses y 6 días con 83 años de profesión religiosa.
  4. Sixto:A menos de un mes de haber hecho su Primera Profesión, este hermano español se embarcó para la Argentina. A los cuatro días de llegar a nuestro país, cumplía sus 17 años, siendo el más joven del grupo. Con 39 años, sería el segundo Provincial de la Provincia Marista de Argentina erigida canónicamente en 1920. El patio andaluz del Colegio Champagnat fue dedicado a él por sus exalumnos, en ocasión de sus bodas de oro como religioso marista. Fue elegido Asistente General en 1941. A la edad de 68 años, falleció en Lyon.
  5. Veremundo: Nacido en el pueblo español de Estella (Navarra), de una familia de agricultores, llegó a nuestro país con 18 años. Tenía una debilidad especial por la Virgen de Luján. Le gustaba orientarse con la Basílica porque “María debe ser la brújula de todo Marista argentino”, decía. Pidió que, al morir, sus restos fueran depositados en un nicho del panteón ya que “desde allí se puede ver a la Virgen en su Templo”. Falleció en Luján a los 74 años. Su deseo de estar en aquel lugar del panteón fue cumplido.
  6. Adolphus: Casi nada sabemos de este hermano francés que llegó a nuestro país con 17 años. Murió en Marsella a los 65 años.
  7. Leopoldo José: Llegó a nuestro país con 18 años. Estuvo 12 años en la Argentina. Trabajó en las ciudades de Luján, Mar del Plata y en el Colegio de La Inmaculada. Confesando aCristo Rey, fue fusilado con otros 45 hermanos en España, lo que le valió la palma del martirio a los 51 años.

Los que llegaron después

 

  1. Agritius (Agricio): Con 21 años, y a los 6 de haber hecho sus primeros votos, fue llamado al servicio militar francés para servir a su patria como infante de marina. Cuando le concedían licencia, aprovechaba para estar con las comunidades cercanas. Luego de estar 3 años como marinero, reingresó en la Congregación. Llegó a la Argentina a los 33 años. Fue fundador del colegio de Luján y Mendoza. Murió a los 55 años en el Hospital Español de Buenos Aires.
  2. Olegario: De este otro hermano español también sabemos muy poco. Junto a losHermanos Agritius y Leopoldo José formaron en 1904 la comunidad fundadora del Colegio de Luján. A fin de este último año, regresó a Europa.
  3. Bajulus (Basilio):Era francés y misionó en nuestro país durante 64 años. Tenía 23 cuando llegó con el segundo grupo de hermanos. No le resultaba grato que se refirieran con cierta preferencia la llegada del primer grupo un mes antes. En 1907 fundó la Escuela de Artes y Oficios San Vicente de Paul, en La Plata, donde montó una imprenta que era considerada una de las más importantes de la capital bonaerense. Murió a los 87 años en la Villa San José de Luján.
  4. Arège: Fue el único fundador que no era francés ni español sino suizo (el el único hermano suizo que trabajó en nuestro país). Llegó a los 26 años a la Argentina, donde vivió hasta 1916. Murió a los 82 años en Saint-Paul-Trois-Chateaux. 
  5. Loger: Era francés y desembarcó en el país a los 21 años. Estuvo misionando en Chile y Perú. Se lo recuerda por su gran bondad, gran piedad para con la Virgen María y su pasión por la filatelia. Murió a los 90 años en Saint-Paul-Trois-Chateaux. 
  6. Donaciano: Nació en Tahull (Lérida, España). Con 19 años llegó a la Argentina. En el primer retiro marista argentino (del 6 al 13 de enero de 1905) hizo sus votos perpetuos, que serían los primeros en este distrito. Debutó como maestro en una clase de 103 alumnos de Primer grado, obteniendo una disciplina admirable. En 1938 fue Director fundador del Colegio San Rafael. Falleció en la Villa San José de Luján a los 75 años.
  7. Simeón: Era francés y llegó a nuestro país a los 21 años. Se encargó de los inicios del Colegio Champagnat, de Capital, en 1914. En abril de 1943, como Maestro de Novicios, le tocó el traslado del Postulantado y el Noviciado, que se encontraba en Luján. Con un grupo de postulantes y novicios, dio origen a la Villa Champagnat, en La Bolsa (Córdoba). Falleció allí en 1972,} a los 93 años.

 

¡Gracias!
A estas vidas sencillas, hoy, le rendimos un homenaje de gratitud por hacer presente, y empezar a construir en nuestras tierras, el sueño de Marcelino.

Gracias, Hermanos, por su fraternidad, su sencillez, su devoción mariana y su celo por la educación de la niñez y juventud argentinas.

Gracias a todos los Hermanos que han dejado sus tierras para seguir haciendo realidad la presencia marista en Argentina.

Gracias, Hermanos mayores que, con su fidelidad, nos muestran y nos impulsan a las jóvenes generaciones de Hermanos a vivir nuestra consagración con fidelidad y alegría.

Gracias a todos los laicos y las laicas que comparten con nosotros el sueño de Marcelino.

 

Que los futuros pasos de la Argentina Marista sigan siendo fecundos en fidelidad, vocaciones y misión compartida en aquellos lugares que el Señor nos pida que los maristas estemos presentes.

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